6.- Ángeles en fuga



En la Iglesia de San Sebastián todo era silencio... dentro de una de sus habitaciones estaba Gabriel Santos, el joven sacristán que tenía poco tiempo de haber llegado, pero ahora sólo un pensamiento ocupaba su mente: tengo que irme de este pueblo, no puedo seguir aquí, no puedo...
En la Iglesia de San Sebastián todo era silencio, dentro de una de sus habitaciones estaba Gabriel Santos, el joven sacristán que tenía poco tiempo de haber llegado, pero ahora solo un pensamiento ocupaba su mente: tengo que irme de este pueblo, n...
Esa noche, Gabriel había sufrido el ataque de Lucio Montenegro, uno de los hombres más ricos de Tierra Caliente... ¿qué podía hacer un simple sacristán contra un hombre tan poderoso?...
El joven estaba decidido, al día siguiente se iría para siempre de ese lugar, él había llegado para reafirmar su fe mientras esperaba a profesar como sacerdote, pero temía que si seguía más tiempo en este pueblo, su sueño no se cumpliría... Gabriel tenía que irse.
**********
Entre tanto en la Hacienda Montenegro, Juan terminaba sus actividades laborales y aunque sentía su cuerpo cansado, el calor lo invadía por lo que decidió bañarse antes de irse a dormir.
El chico entró al cuarto de baño que compartía con otros sirvientes, ahí sólo había una vieja regadera que servía para refrescar el cuerpo de quienes diariamente trabajaban arduamente... normalmente se tenía que esperar turno para bañarse, pero era tan noche que ya todos dormían.
Juan entró y rápidamente se despojó de su ropa y abrió la regadera. Al sentir el chorro de agua fría sintió que su cuerpo se relajaba después de un duro día de trabajo.
Cerca del lugar, caminaba Bruno, el capataz, quien tomándose una botella de tequila se dirigía a su habitación cuando escuchó que alguien se estaba bañando. El rudo hombre decidió averiguar quién se bañaba a esas horas y por una rendija que sólo él conocía, pues acostumbraba a espiar a las sirvientas mientras se bañaban, pudo ver al joven sirviente dándose una ducha.
Los ojos de Bruno brillaron con lujuria al ver a aquel inocente chico completamente desnudo.



El capataz se relamió los labios al posar su ojos en las nalgas de Juan, las cuales ganarían el primer lugar de cualquier concurso, al estar carnosas y firmes. Bruno no pudo evitar llevar la mano a su entrepierna, donde ya tenía una firme erección.
Así mientras que Juan tocaba su cuerpo limpiándolo del sudor, Bruno tocaba su verga tratando de tranquilizar a esa boa que quería salir de su pantalón para introducirse en alguna cueva del placer.
Cuando el capataz vio que Juan estaba por terminar de bañarse se apresuró a quitarse la ropa y quedó completamente desnudo. El joven sirviente cerró la regadera aunque su cuerpo aún escurría agua... grande fue su sorpresa al ver que la frágil puerta se abría de golpe dando paso a Bruno, quien sin el menor pudor entraba al cuarto de baño exhibiendo su bien formada anatomía.
Juan se sonrojó al verlo desnudo e intentado cubrir su cuerpo con sus manos dijo: ¿qué hace aquí? me estoy bañando...
Con mirada cínica, el capataz contestó: pos sí, pero es que yo también tengo calor y quiero bañarme...
Avergonzado, Juan respondió: pues espere a que yo salga, por favor aún no he terminado...
Bruno caminó devorando con los ojos al chico y dijo: ¿por qué no nos bañamos juntos Juanito?
Asustado, Juan contestó: ¿cómo se le ocurre? será mejor que me vaya...
Juan intentó tomar su ropa para salir corriendo, pero el capataz lo tomó fuertemente del brazo y lo arrinconó en una de las paredes de ese baño.
Aterrado, el chico comenzó a llorar: ¿qué hace? por favor suélteme...

Juan se sonrojó al verlo desnudo e intentado cubrir su cuerpo con sus manos dijo: ¿qué hace aquí? me estoy bañandoCon mirada cínica, el capataz contestó: pos sí, pero es que yo también tengo calor y quiero bañarmeAvergonzado Juan respondió: pues ...

Con mirada amenazadora, Bruno dijo: no te hagas Juanito, bien sabes lo que quiero... ando bien caliente y tu culo me va servir para desfogarme...
J: no, por favor señor Bruno, no me haga daño...
B: cómo de que no... desde que te vi te tengo ganas, por eso acepté que tu padre pagara su deuda contigo, porque sabía que tarde o temprano iba a tenerte así, desnudo y con el culo listo para recibir mi verga...
Llorando, Juan no podía creer lo que escuchaba: ¿por qué? ¿por qué me quiere hacer daño?
B: acaso eres tonto, es obvio, porque tiene unas nalgas deliciosas, tan ricas que hasta al patrón se le antojó, por eso te violó y por eso tuve que esperar, porque sé que al patrón le gusta estrenar a los sirvientes, pero ahora que ya estás desflorado, pos me toca a mí gozarte...
El perverso hombre acercó su rostro a Juan y este intentó separarse de él sin poder hacerlo: no te resistas o al que le va doler más es a ti, será mejor que te dejes, después de todo ya no eres virgen, no tienes nada que perder...
Juan sollozando: no, yo no quiero esto, no lo haga...
B: pero serás menso, no te das cuenta que conmigo puedes sacar ventajas, si me satisfaces puedo hacer que no trabajes tanto, pero de ti depende complacerme como mi puta...
J: ya le dije que no quiero, usted me da asco...
Esas palabras hicieron enfurecer a Bruno: muy bien muchachito, tú te lo buscaste, iba hacerte gozar, pero ahora voy hacer que te duela para que no puedas olvidarme nunca...
Y el capataz le dio una bofetada Juan, que cayó de rodillas llorando...
Bruno le levantó la cabeza y le dijo: vamos, quiero que me chupes la verga, hazlo...
Aterrado, Juan intentó levantarse, pero el capataz se lo impidió: Ni madres, quiero que me chupes la verga hasta sacarme la leche...



Juan se asustó más al ver de cerca el miembro de Bruno, era una verga de gran tamaño que lucía erecta y con dos huevos grandes que se veían hinchados... cínicamente, el capataz dijo: mírala bien, que todo esto te va entrar, jajajaja... ahora abre la boca y ordéñame la verga. 

Primero Juan se resistió, pero Bruno ejerció presión y comenzó a introducir su miembro venudo al interior de la boca del joven.




La verga de Bruno se detuvo cuando las arcadas comenzaron a llegar y Juan tenía ganas de vomitar. El capataz le dejó que tomara aire y se la volvió a meter diciéndole: chúpala como solo los putos saben y ay de ti si la muerdes porque ahorita mismo te hago pedazos el culo. Juan asintió con la cabeza y empezó a chupar el miembro con suavidad.


Bruno aumentó el ritmo a uno más salvaje y la felación se hizo intensa

Bruno aumentó el ritmo a uno más salvaje y la felación se hizo intensa. Por momentos Juan sentía ganas de vomitar pero se contenía. 


De repente, sin querer mordió un poco el miembro y el capataz furioso sacó su verga y le dio una bofetada: pendejo te dije que con cuidado. 
Volvió a introducir su pene en la ex virginal boca y Juan siguió chupando. Bruno tomó de los cabellos a Juan y él comenzó a controlar la felación. 





El placer que sentía era indescriptible. La boca del chico lo transportaba al cielo y le dijo: yo sabía que te encanta la verga, mira cómo chupas de rico, te voy a convertir en una puta profesional. Juan sólo chupaba y lloraba completamente sometido por el capataz, hasta que éste anunció su venida. Ah, me vengo, ya no aguanto más, hay te va mi leche puto, te la tragas toda. Juan sintió dentro de su boca una serie de lechazos que le desagradaron pero que se vio obligado a tragar. 




Resoplando, Bruno sacó su enorme verga y se la restregó en la cara a Juan batiéndolo de semen, es bueno para el cutis le dijo riendo. 





El rostro de Juan estaba cubierto de llanto y semen.

El inocente chico creyó que todo había terminado cuando sintió como el macho lo tomaba de los brazos y lo ponía de pie arrinconándolo nuevamente

El inocente chico creyó que todo había terminado cuando sintió como el macho lo tomaba de los brazos y lo ponía de pie arrinconándolo nuevamente.
B: ni creas que ya he terminado, esto fue solo la primera parte, ahora va el segundo round
Y los ojos de Juan se abrieron aún más cuando sintió como el capataz se acomodaba entre sus piernas al tiempo que el miembro del hombre ya estaba nuevamente erecto
J: no, por favor, ya no
B: deja de llorar, me molesta que seas tan mustio cuando te encanta la verga
Y sin esperar más, Bruno elevó a Juan para introducir su verga en el culo recién desflorado del chico que se abrió ante la intrusión del macho que gozó adentrándose en ese apretado agujero.
J: ahghhghhhhhhhhhhhhhhhh
Solo un grito salió de la garganta del chico que sentía nuevamente la tortura de ser sometido por un violento semental.

J: ahghhghhhhhhhhhhhhhhhhSolo un grito salió de la garganta del chico que sentía nuevamente la tortura de ser sometido por un violento semental

B: no mames, estás bien apretado y eso que ya no eres virgen... me imagino cuánto disfrutó el patrón rompiéndote el culo por primera vez
El capataz continuó metiendo su boa hasta que sus huevos chocaron con las nalgas del joven que en ese baño estaba completamente empalado por un macho que solo lo usaba para desfogarse
B: a huevo, ya te clavé completito... ahora sí vas a saber lo que es un macho
Sin dar tiempo a que el chico se acostumbrara a la invasión, Bruno sacó su verga y comenzó con el mete y saca en esa posición que era muy dolorosa para el chico, que comenzó a gemir por el dolor que sentía: ah ah ah ah ah
B: eso, gime para mí putita, gime más... que rico me la estoy pasando



Juan sentía que la verga del capataz llegaba aún más profundo de lo que Lucio había llegado... el chico se sentía como una prostituta al pensar que dos hombres lo habían penetrado... él alguna vez soñó en entregarse por amor, pero ahora era usado como una vil puta, un objeto solo para dar placer... quién lo iba a querer ahora
Bruno disfrutaba al ver la cara de dolor del joven chico, él no buscaba hacerlo disfrutar, lo único que quería era satisfacer sus instintos, para él los maricones solo servían para dar placer, por lo que no tenía por qué hacerlo gozar, sólo importaba su propia satisfacción...
B: ah que rico, ningún culo me había apretado tanto

Y sacando su verga, Bruno arrojó a Juan al suelo y le abrió las piernas para seguir follándolo mientras él se mantenía de pie

Y sacando su verga, Bruno arrojó a Juan al suelo y le abrió las piernas para seguir follándolo mientras él se mantenía de pie... en esa posición, el chico podía ver al capataz como un gigante que sin piedad introducía su miembro en su interior demostrándole su fuerza y superioridad...
J: ah ah ah ah ah ah
B: estoy seguro que estás gozando más que con el patrón, yo soy más macho que Lucio Montenegro, soy mucho más macho
Y Bruno aceleró sus embestidas haciendo que el chico gritara de dolor... las embestidas eran tan fuertes, que el culo de Juan comenzó a sangrar, aunque su virginidad ya la había perdido, esta vez sangraba por la fricción del enorme miembro metiéndose violentamente en esa pequeña entrada.
Juan sentía que se iba a desmayar por el dolor, pues no sentía ninguna satisfacción en ese acto, solo dolor... las lágrimas ya no le salían y sentía una enorme impotencia al ver la cara de placer de su violador... en ese momento, sintió la verga de Bruno engrosarse en su interior...
B: ah me vengo... te voy a dejar mi leche dentro del culo, para que nunca te puedas sacar mi firma


Juan ya no tenía fuerzas para nada por lo que solo sintió como el hombre dio tres estocadas más y su miembro empezó a escupir leche caliente, fluído, cuyos rastros quedarían en su interior para siempre...
B: sííííííí... puta madre que rica deslechada ah ah ah
El macho jadeaba lleno de placer y por fin sacó su verga del culo de Juan y al ver que estaba manchada de sangre dijo: por lo que veo el patrón no te estrenó bien... bueno ahora sí ya estás bien abierto.
Acto seguido, el capataz abrió la regadera y se bañó frente a Juan que yacía tirado en el suelo sin poder moverse por el dolor que sentía... solo veía a ese hombre bañándose gustosamente luego de desfogarse con su cuerpo...

Bruno cerró la regadera y desnudo como estaba salió del baño no sin antes decir: te advierto que me la pase tan bien, que esto se va repetir, que descanses Juanito

Bruno cerró la regadera y desnudo como estaba salió del baño no sin antes decir: te advierto que me la pase tan bien, que esto se va repetir, que descanses Juanito...
Y el perverso capataz salió del lugar, mientras que en ese piso mojado quedaba Juan, quien saliendo del shock, intentó levantarse, pero no pudo por lo que arrastrándose llegó hasta la regadera y la abrió para que el agua limpiará los restos de semen que había en su rostro.
Mientras el agua caía, Juan lloraba desconsoladamente, el agua se llevaba lo sucio de su cuerpo, pero el semen depositado en su interior seguiría ahí para siempre, así como el recuerdo de esa noche en la que por segunda vez había sido violado.


mientras el agua caía, Juan lloraba desconsoladamente, el agua se llevaba lo sucio de su cuerpo, pero el semen depositado en su interior seguiría ahí para siempre así como el recuerdo de esa noche en la que por segunda vez había sido violado

**********
Al día siguiente en la iglesia de San Sebastián, el padre Abraham no le veía muy buena cara a Gabriel: parece que no dormiste bien ¿verdad?
G: así es padre, estuve pensando casi toda la noche...
A: y qué decidiste...
G: que voy a irme... no puedo seguir aquí...
A: creo que es lo más razonable... aunque ya te había tomado aprecio, creo que es lo mejor para ti...
G: gracias padre... hoy mismo iré a comprar los boletos del autobús para marcharme de Tierra Caliente para siempre...
**********
En la Hacienda Montenegro, Damián y Lucio desayunaban aunque este último no estaba de muy buen humor.
L: maldita sea, claramente he dicho que el café me gusta bien cargado, es que no pueden hacer nada bien...
Con una sonrisa burlona, Damián dijo: parece que hoy amaneciste de muy mal humor hermano, pues qué te pasó ayer...
L: y eso a ti ¿qué te importa?
D: tranquilo hermano mayor, sea lo que te haya pasado no es razón para que te vaya a dar un infarto...
L: y ¿por qué piensas que me pasó algo?
D: porque te conozco y sé que cuando no consigues algo te pones así, por qué no me cuentas igual y puedo ayudarte a conseguir eso que deseas...
Lucio miró lleno de furia a su hermano menor y dijo: no digas tonterías, tú no puedes ni con tu vida y quieres ayudarme a mí, por favor...
El comentario de Lucio desagradó a Damián, por lo que decidió levantarse de la mesa para no iniciar una pelea sin sentido.
D: será mejor que me vaya a otra parte, la verdad es que no me gustaría iniciar el día rompiéndole la cara a alguien de mi familia...
Lucio sólo sonrió ante el comentario de su hermano y continuó desayunando.
**********
Mientras tanto, Gabriel se encontraba en la central de autobuses comprando su boleto para irse de Tierra Caliente.
G: pero ¿está seguro que no tiene un boleto para hoy?
Vendedor: no joven, sólo queda para la primer corrida de mañana temprano, lo siento...
G: está bien, deme el boleto...
Y Gabriel salió de la central camionera con la convicción de que al día siguiente partiría de ese pueblo, hubiera deseado irse esa misma noche, pero parece que el destino tenía otros planes para él.
Damián: pero miren nada más a quién vuelvo a encontrarme, pensé que no te vería más "curita"...

El cuerpo de Gabriel se erizó al escuchar la voz del menor de los hermanos Montenegro y sintió como su estómago revoloteaba cuando este se acercóD: ¿no vas a decirme nada? ¿sigues enojado conmigo?G: no tengo nada que decirte, tú y yo no tenemos na...

El cuerpo de Gabriel se erizó al escuchar la voz del menor de los hermanos Montenegro y sintió que su estómago revoloteaba cuando este se acercó.
D: ¿no vas a decirme nada? ¿sigues enojado conmigo?
G: no tengo nada que decirte, tú y yo no tenemos nada de que hablar...
Con tono cínico y burlón, Damián dijo: pues no sé por qué pero a mí sí me da gusto verte, de hecho creo que lo único que voy extrañar de este pueblo es a ti...
Gabriel se detuvo al escuchar esas palabras y contestó: ¿y por qué me vas a extrañar?
D: porque no creo encontrarme en ningún otro lugar con un sacristán tan amargado como tú jajajajajajaja...
La risa de Damián hizo enfurecer a Gabriel y con tono fuerte dijo: pues yo también me voy mañana de este pueblo y estoy muy feliz porque no creo encontrarme en otro lugar a dos personas tan nefastas como tú y tu hermano...
Damián dejó de reír y preguntó: ¿te vas? tú también te vas ¿por qué?
G: por culpa de los Montenegro, sólo eso te puedo decir...
Gabriel prosiguió su camino, pero fue detenido por el fuerte brazo del rubio que dijo: no te puedes ir sin decirme qué pasó... ¿por qué dices que te vas por culpa de los Montenegro?
G: conociéndote, ya debes saberlo, seguramente tu hermano te cuenta todo y se divierten a costa de los demás...
Damián, con tono muy serio, aseguró: te dije que no sé nada, dime qué pasó...
G: ya te dije que no tengo nada que contarte...
Damián se molestó ante la negativa del sacristán y tomándolo de los dos brazos lo apretó fuertemente y le dijo: quiero que me digas qué pasó ahora mismo y no te dejaré ir hasta que lo hagas...
La mirada del imponente rubio así como la fuerza que ejercía en él dominó a Gabriel que contestó: suéltame, me lastimas... está bien si quieres saberlo te lo diré...
El rubio soltó a Gabriel y este le confesó: si me voy de Tierra Caliente es porque tu hermano intentó... ayer, él quiso abusar de mí...
Incrédulo, Damián contestó: pero qué tontería dices... ¿mi hermano intentar violarte a ti?... eso no lo creo...
G: y por qué no... ¿acaso no abusó de Juan?
D: eso es distinto...
G: yo no veo la diferencia, tu hermano es un violador y aunque desearía denunciarlo, él tiene demasiado poder y no me queda más que irme de este lugar para evitar que me haga daño...
Damián tomó nuevamente del brazo a Gabriel y le dijo: por qué no dices la verdad...yo sé que tú te le ofreciste a mi hermano para que él liberara a Juan... estoy seguro que tú provocaste a Lucio para intentar hacerte algo, si es que fuera verdad lo que dices...
Gabriel se liberó del agarre y molesto respondió: como supuse, tú justificas siempre a tu hermano porque eres igual que él...
D: sí soy un Montenegro y no soy un santo, pero tú te disfrazas de angelito cuando andas ofreciéndote a los hombres por favores...
Con tono furioso, Gabriel se defendió: eso que dices no es cierto, yo jamás he hecho nada de que avergonzarme...
Damián tomó de los brazos al sacristán y lo acercó a su cuerpo: júrame que eso es cierto, júrame que no te has metido con ningún otro hombre...
Asustado por la reacción del rubio, Gabriel dijo: y por qué tendría que jurarte eso a ti...
D: porque si es verdad lo que me dices, yo me enfrentaré a mi hermano para defenderte, te lo juro...
La voz gruesa y determinada de Damián, hizo dudar a Gabriel y contestó: ¿y cómo quieres que te demuestre que digo la verdad?
Damián guardó silencio por un instante y luego viendo a los ojos al sacristán respondió: entrégate a mí y demuéstrame que eres virgen...
La respuesta ofendió a Gabriel y furioso se soltó del rubio diciéndole: lo dicho, eres igual que tu hermano y espero no volver a verte nunca, nunca...
Y el joven sacristán se alejó corriendo dejando a Damián lleno de dudas.
**********
Más tarde en la Iglesia, Gabriel hacía su maleta dentro de su habitación... en su cabeza resonaban las palabras de Damián y una mezcla de furia e impotencia se arremolinaban en su interior, se detuvo un momento y oró pidiendo templanza para evitar esos sentimientos que lo invadían.
En ese momento, escuchó que alguien tocaba la puerta, pero nadie abría, al parecer el padre Abraham estaba ocupado, por lo que él abrió, grande fue su sorpresa al ver que era Juan, quien lucía pálido y muy triste.
G: ¿Juan? Dios Mío pero qué te pasó...
El maltrecho Juan entró y sin hablar comenzó a llorar.
G: ¿qué pasa Juan? dime por favor qué te pasó...
J: ya no puedo más Gabriel, no puedo seguir en esa Hacienda, no puedo...
Juan se abrazó llorando al sacristán que conmovido por las lágrimas de su amigo preguntó: nuevamente te hicieron daño ¿verdad?... seguramente fue Lucio Montenegro, ese maldito...
Juan alzó su rostro bañado en llanto y contestó: no, esta vez no fue él...
G: entonces fue ¿Damián?
J: no, él tampoco, fue Bruno, el capataz... me hizo cosas horribles...
Ante la impotencia de lo que escuchaba, Gabriel no pudo evitar las lágrimas y dijo: todos en esa Hacienda son unos desgraciados...
J: yo no quiero volver ahí... no quiero...
Acariciando la cabeza de su amigo, el sacristán preguntó: y qué quieres hacer Juan, sea lo que sea yo voy ayudarte...
J: no lo sé Gabriel, no sé qué hacer... sólo sé que quiero huir... quisiera irme de este pueblo para siempre...
Al escuchar eso, el sacristán dijo: ¿estás seguro Juan? ¿de verdad quieres irte de Tierra Caliente?
J: sí Gabriel, quiero irme...
G: entonces vayámonos mañana mismo...
J: ¿irnos? es que ¿tú también te irás?
G: sí Juan, no me preguntes por qué pero yo me voy mañana y si tú quieres puedes venir conmigo...
El rostro de Juan se iluminó e incrédulo dijo: ¿de verdad Gabriel? ¿puedo irme contigo?
G: claro que sí, puedo llevarte a casa de mi mamá para que vivas ahí y ya después conseguir un trabajo, ¿qué te parece?
Juan sonrió a pesar del gran dolor que sentía y abrazó al sacristán diciéndole: gracias Gabriel, gracias por ser un ángel conmigo... sí quiero irme contigo...
Gabriel se alegró por la actitud de Juan: entonces no se diga más... esta noche te quedas aquí y mañana muy temprano nos vamos los dos de Tierra Caliente...
**********
En la Hacienda Montenegro, Bruno entraba al despacho de Lucio.
L: ¿qué quieres Bruno?
B: pos venía a informarle que Juan nuevamente se escapó patrón...
L: la verdad, lo último que me importa en estos momentos es Juan... seguramente se fue con su padre el borracho...
B: pos no patrón, yo ya lo fui a buscar ahí y el borracho ni siquiera ha visto a su hijo desde que me lo traje para acá...
L: pues ya te dije que no me importa, ahora tengo otras cosas en qué pensar...
B: pues yo creo que sí le interesa patrón...
L: por qué lo dices...
B: pues porque la última vez que Juan escapó, lo encontré en la Iglesia así que lo más seguro es que ahora esté con su amigo el sacristán...
Los ojos de Lucio brillaron: ¿con Gabriel?... claro, tiene que estar con Gabriel...
El ojiverde se levantó de su silla y le dijo a Bruno: en ese caso, yo mismo iré a buscar a Juan... voy hablar con Gabriel personalmente...
En ese momento, Damián entró al despacho y dijo: ¿vas a pedirle a Gabriel que te devuelva a Juan o vas intentar violarlo nuevamente?
Lucio se sorprendió ante la irrupción de su hermano y más por lo que había dicho: ¿de qué diablos estás hablando? estás borracho y no sabes lo que dices...

voy hablar con Gabriel personalmenteEn ese momento, Damián entró al despacho y dijo: ¿vas a pedirle a Gabriel que te devuelva a Juan o vas intentar violarlo nuevamente?Lucio se sorprendió ante la irrupción y más por lo que había dicho: ¿de qué di...

D: sí es verdad, bebí algo en la cantina, pero sé perfectamente lo que digo... ayer intentaste abusar del sacristán, por eso regresaste furioso, porque no lograste hacerlo tuyo...
L: ¿quién te dijo eso? seguramente el mismo sacristán... ya te dije que fue él quien se me ofreció para...
Damián interrumpió a su hermano menor y dijo: no te creo hermano, no te creo nada de lo que me dices...
L: entonces ¿le crees a ese muchachito?
D: sí, le creo a él y sabes por qué... porque en sus ojos veo verdad, creo que son los ojos más puros que he visto en mi vida...
Lucio rió al escuchar esas palabras: definitivamente estás borracho... ¿no será que ese muchachito ya te compró con quién sabe qué favores?
D: y si así fuera qué... ¿qué pasaría si te dijera que vengo de estar con él? que ya lo hice mío...
L: yo tampoco te creo porque como dices por lo poco que conozco al sacristán sé que no se metería contigo...
D: ¿y contigo sí?
L: ya te dije que a mí no me interesa...
D: muy bien, entonces si no te interesa no lo vayas a buscar... demuéstrame que no te importa dejando que ese tal Juan se quede con Gabriel...
L: Juan es mi sirviente y su padre pagó una deuda con él... no tengo por qué hacer eso...
D: no te pido que dejes que se quede para siempre... sólo esta noche, déjalos en paz a ambos...
Lucio recordó que su hermano se iría del pueblo en unos días, por lo que pensó en no continuar con esa discusión inútil si en cuanto Damián se fuera, él podría hacer lo que quisiera sin dar explicaciones.
L: bien hermano tú ganas, por el momento no haré nada, pero te aseguro que no me quedaré de brazos cruzados en lo que respecta a Juan...
D: ¿y el sacristán?
L: ya te dije que él no me importa...
D: pues me alegra oír eso...
L: y a ti Damián ¿qué tanto te importa ese sacristán?
Damián dudó en contestar, pero lo hizo con otra pregunta: si me importara ¿tú crees que me iría de Tierra Caliente?
El rubio salió del despacho pensando que había logrado librar a Gabriel de las garras de su hermano, después de todo el sacristán se iría al día siguiente y Lucio no podría evitarlo.
Bruno se acercó a Lucio y le preguntó: de veras no va hacer nada patrón...
L: esta noche yo no voy hacer nada, pero tú sí...
Bruno sonrió: pos dígame patrón, soy todo oídos...
**********
Al día siguiente, muy temprano Gabriel se despedía del padre Abraham agradeciéndole por los días que había pasado en esa iglesia.
G: le dejo mi dirección en la ciudad padre, por si quiere escribirme o visitarme algún día...
A: aunque suene tonto, pero te voy a extrañar Gabriel y estoy seguro que vas a llegar a ser muy buen sacerdote...
G: gracias padre, eso espero...
Gabriel abrazó al viejo sacerdote y salió de la iglesia... afuera lo esperaba Juan que le preguntó: ¿por qué no quisiste que el padre me viera?
G: es mejor así Juan, si el padre te veía podríamos meterlo en un problema, ahora aunque vengan a preguntarle él no sabrá nada de ti...
J: tienes razón...
Gabriel y Juan no sospechaban que Bruno estuvo vigilándolos toda la noche y al ver al sacristán con maleta en mano entendió lo que pretendían hacer, pero él no lo permitiría.
Caminando junto a Gabriel, Juan preguntó: oye y crees que haya boleto para que me vaya contigo...
G: conseguiremos uno, pero de que nos vamos juntos, nos vamos...
Bruno se acercó sigilosamente, en la calle no había nadie pues era muy temprano... el capataz tomó una piedra y sin esperar la azotó en la cabeza de Juan que cayó inconsciente ante el susto de Gabriel que se agachó a ayudar a su amigo.
G: Juan, Dios Mío qué te pasó...
El muchacho alzó la vista y vio a Bruno parado frente a él y furioso se lanzó al capataz intentando pegarle: eres un desgraciado ¿cómo te atreves a lastimar aún más a Juan?
El fuerte hombre sujetó las manos de Gabriel y mirándolo fijamente le dijo: tranquilo sacristancito, ni tú ni Juan van a ir a ningún lado, ustedes vienen conmigo...
Gabriel intentó liberarse del capataz, pero este lo tenía sujetado fuertemente... el chico no sabía qué hacer y pensaba que su deseo de irse de Tierra Caliente se esfumaba temiendo por lo que podía pasarle.
Gabriel no podía imaginar lo que realmente le esperaba.
Continuará...

1 comentario:

  1. Su puta madre, el capataz Bruno resultó más cabron que el mismo Lucio dándole tremenda verguiza a Juanito. Le metió hasta los huevos en todos los agujeros del Juan, que ora sí ya encontró macho. Seguro le hizo un queso de tanta leche que le dejó adentro al putito.
    Me gusta que en tu historia los machos son bien cabrones y los pasivos son todas nenitas virginales, pero terminan convertidos en putas. Sigue así

    ResponderEliminar