7.- Como Caín y Abel


En la Hacienda Montenegro, los hermanos Lucio y Damián desayunaban tranquilamente... ninguno de los dos hablaba sin embargo coincidían en algo, ambos tenía a una misma persona en su mente.
D: y bien ¿qué decidiste?
L: ¿sobre qué?
D: sobre la Hacienda... recuerda que me iré este fin de semana y quiero saber si vas a comprar mi parte...
L: ah sobre eso... pues sí quiero comprar tu parte, pero como ya te dije no cuento con el dinero suficiente para hacerlo... tengo dinero invertido y no podría pagarte todo...
D: ¿y cuánto podrías darme?
L: de momento sólo el 50 por ciento... si quieres podríamos firmar un acuerdo donde me vendes tu parte de la Hacienda y yo me comprometo a pagarte todo en un año...
Damián pensó en la propuesta que su hermano mayor le hacía y preguntó: y ¿por qué quieres firmar un documento? yo confió en que sí me pagarás...
Lucio vio fijamente a su hermano menor y dijo: es que quien no confía soy yo... voy a ser claro Damián, tú siempre has sido un irresponsable y nunca te has hecho cargo de la Hacienda, sin embargo eres tan dueño como yo, por lo que sí tú te has decidido a venderme quiero que no des marcha atrás a tu decisión... si yo te doy el dinero porque tú tienes prisa por irte... ¿qué me asegura que no regresarás arrepentido de venderme?
D: pues debería bastarte mi palabra, pero veo que para ti no es suficiente...
L: no hermanito, no lo es... así que dime de una vez si aceptas mi propuesta... porque si como dices te irás este fin de semana entonces quiero arreglar todo para que mañana mismo firmemos el documento de compra-venta...
El rubio dudó no por su decisión de vender sino por la prepotencia con la que su hermano le hablaba, sabía que Lucio era un hombre de negocios, pero no creyó que lo tratara como un desconocido.
L: y bien... ahora soy yo quien te pide una respuesta hermanito...
D: acepto, arregla todo para que firmemos ese documento, pero quiero ese 50 por ciento de dinero antes de firmar, como tú dices, tengo mucha prisa por largarme de este pueblo...
Lucio sonrió maliciosamente, pues por fin se desharía de su hermano, pero la curiosidad le ganó y preguntó: y puedo saber ¿cuál es tu prisa? ¿de qué o de quién estás huyendo?
D: ¿huir? yo nunca huyo hermano... simplemente, no me interesa seguir aquí...
En ese momento, Bruno, el capataz, apareció un poco agitado y dijo: patrón, necesito hablar con usted, es urgente...
Lucio sabía lo que había mandado hacer a su esbirro por lo que entendió de inmediato: está bien, vamos a mi despacho...
Damián vio a su hermano retirarse del comedor con el capataz, pero antes dijo: entonces así quedamos Lucio, mañana firmamos el trato...
L: por supuesto hermano, asegúrate de no beber demasiado hoy, digo para que estés más o menos sobrio al momento de firmar...
El rubio deseaba lanzarse a golpes sobre su hermano, pero ya faltaba poco para dejar de tener que soportarlo.


simplemente, no me interesa seguir aquíEn ese momento, Bruno, el capataz, apareció un poco agitado y dijo: patrón, necesito hablar con usted, es urgenteLucio sabía lo que había mandado hacer a su esbirro por lo que entendió de inmediato: está bie...

Apenas se cerró la puerta del despacho, Lucio preguntó: ¿qué pasó Bruno? ¿qué es eso tan urgente que tienes que decirme?
B: pues verá patrón... yo hice lo que me ordenó, pasé la noche vigilando al sacristán y pues sí, como sospechábamos Juan estaba con él... yo pensaba venir a informarle cuando hoy en la mañana vi algo...
L: ¿qué viste?
B: pos que el sacristán pensaba marcharse del pueblo y al parecer se iba con Juan...
L: ¿marcharse? ¿cómo sabes eso?
B: pues porque el sacristán salió de la Iglesia con una maleta y tenía esto...
El capataz le mostró a Lucio el boleto del camión que tomaría Gabriel para irse de Tierra Caliente.
L: pero aquí sólo hay un boleto y dices que Juan se iría con él...
B: pues yo supongo que el otro boleto lo iban a comprar todavía o yo que sé... sólo le digo lo que supongo...
Lucio observó con desconfianza a su empleado y preguntó con voz fuerte y enérgica: ¿cómo obtuviste este boleto Bruno? ¿qué hiciste para detener a Gabriel? contesta pronto...
B: no se preocupe patrón, el sacristán está bien, sólo lo puse a dormir un rato con cloroformo, le aseguro que el chico no tiene ni un rasguño, al que tuve que descontarme fue a Juan...
L: ese no me importa... y ¿dónde está Gabriel?
El capataz sonrió maliciosamente y contestó: pos ahora está en la casa que tiene a las afueras del pueblo... lo lleve ahí porque ni modos que lo trajera para acá ¿verdad?
L: sí, hiciste bien... ¿y Juan?
B: ese lo dejé en una caballeriza con llave para que no se vuelva a escapar...
L: pero entonces Gabriel ¿está solo?
B: sí patrón, pero le aseguro que no se podrá escapar... yo se por qué se lo digo...
**********


Entre tanto, Gabriel despertaba sin saber dónde se encontraba, lo último que recordaba era que Bruno lo había subido a la fuerza a una camioneta para después taparle la cara con un trapo, después de eso no sabía que había pasado

Entre tanto, Gabriel despertaba sin saber dónde se encontraba, lo último que recordaba era que Bruno lo había subido a la fuerza a una camioneta para después taparle la cara con un trapo, después de eso no sabía que había pasado.
¿En dónde estaba? se preguntó, pero eso no era lo peor... cuando intentó moverse se dio cuenta que estaba sobre una cama amarrado, sus manos estaban sujetas por lazos en la cabecera mientras que sus pies estaban atados a la parte inferior de la cama... el cuerpo del chico formaba una "x" sin poder hacer nada para liberarse.
Gabriel intentó romper su ataduras, pero no podía por lo que comenzó a gritar: Juan... ¿estás aquí? Juan, respóndeme, si estás aquí dime algo.... Juaaaaaaaaannnnnn...
Sólo el silencio reinaba en aquel lugar, entonces Gabriel gritó más fuerte: ayudaaaaa... si alguien me escucha por favor ayúdeme....
Nuevamente el silencio se hizo presente y Gabriel observó el cuarto en el que se encontraba, notó que era una habitación deshabitada pues no había rastros de que alguien la ocupara, entonces comprendió que había sido llevado a una casa solitaria, pero en buenas condiciones.
Gabriel no pudo más que encomendarse a Dios y a la cruz de madera que llevaba en su pecho: Dios Mío apiádate de mí, no permitas que me pase nada malo, por favor...
El chico rezaba, pero tenía dudas de que alguien pudiera salvarlo, después de todo se había despedido del padre Abraham, seguramente el sacerdote lo creía en un camión lejos de Tierra Caliente y Juan también había sido atacado... ¿quién más podría auxiliarlo?
Los pensamientos del joven fueron interrumpidos cuando escuchó ruidos y gritó: ¿hay alguien ahí? si me escucha alguien, por favor ayúdeme...
Nadie respondió, sólo se escuchaban unos pasos cada vez más cercanos, finalmente la puerta del cuarto se abrió y atónito Gabriel descubrió que quien entraba era Lucio Montenegro.
G: ¿tú? por favor ayúdame... tu capataz me trajo aquí así que suéltame por favor...


Lucio cerró la puerta y caminando como una fiera llena de seguridad se acercó sin decirle nada al joven y cuando estuvo al lado de él se sentó en la cama y mirándolo fijamente estiró su gran mano para tocar la barbilla de Gabriel y dijo: al fin te...

Lucio cerró la puerta y caminando como una fiera llena de seguridad se acercó sin decirle nada al joven.
Cuando estuvo al lado de Gabriel, se sentó en la cama y mirándolo fijamente estiró su gran mano para tocarle la barbilla y le dijo: al fin te tengo como quería, de aquí no vas a salir hasta que ya te haya marcado como mío...
Gabriel entendió que Lucio había planeado todo y tragó saliva lleno de miedo, pues sólo Dios podría salvarlo de ser víctima del perverso pelinegro.
**********
En una de las caballerizas de la Hacienda Montenegro, Juan también despertaba sobre un montón de paja, aunque aún estaba aturdido por el golpe que recibió... no sabía qué le había pasado, pero cuando se tocó la cabeza notó que tenía una venda, alguien lo había curado, pero qué le había sucedido.
Observó el lugar y vio que estaba en el mismo sitio de donde había huido... se levantó rápidamente al recordar a su amigo Gabriel e intentó salir pero descubrió que la puerta estaba cerrada con llave, entonces decidió gritar a través de la rendija: ¿alguien me oye? ayúdenme a salir, por favor... me quedé encerrado... ayudaaaaa


Juan oyó unos pasos y pensó que alguien lo sacaría de esa caballeriza, pero grande fue su sorpresa al ver que se trataba de Bruno que con una sonrisa malvada dijo: parece que ya despertaste Juanito

Juan oyó unos pasos y pensó que alguien lo sacaría de esa caballeriza, pero grande fue su sorpresa al ver que se trataba de Bruno, quien con una sonrisa malvada dijo: parece que ya despertaste Juanito... supongo que te duele la cabeza, lo siento pero tuve que descontarte, aunque yo mismo te curé, ya ves que bueno puedo llegar a ser con mis putas...
El rostro de Juan enrojeció por la rabia y dijo: ¿qué hizo con Gabriel? ¿dónde está él?
B: y ¿por qué te preocupa tanto ese sacristancillo? acaso es tu noviecito o qué...
J: Gabriel es mi amigo y quiero saber ¿qué le hizo? por favor dígame...
B: ¿amigo? ¿estás seguro que sólo es eso?
Con lágrimas en los ojos, Juan contestó: sí se lo juro, pero por favor dígame dónde está...
B: pos digamos que él está en un lugar mejor que tú, sólo eso puedo decirte...
J: por favor no le haga daño, ya me tiene aquí nuevamente, le juro que no me volveré a escapar, pero deje libre a Gabriel, él no tiene la culpa de nada, sólo ha querido ayudarme...
B: pos si por mí fuera, lo haría Juanito, después de todo el sacristancillo a mí no me importa, pero al patrón sí...
J: ¿se refiere al señor Lucio?
B: sí, y pues tú ya debes saber que cuando al patrón se le mete algo en la cabeza no descansa hasta conseguirlo y pues ahora se le antojó ese muchachito fuereño...
J: no, por favor don Bruno, no permita que le haga nada...
B: jajajajajaja, pero tú sí que eres menso... ¿cómo crees que yo puedo hacer algo para impedirlo?... el patrón es el mero mandamás y nadie se atreve a contradecirlo... lo siento pero la suerte de tu "amigo" ya está echada... va ser uno más en la lista de putos desflorados por Lucio Montenegro...


Juan no pudo resistir las lágrimas y se metió a la caballeriza para que el capataz no lo viera llorar, sin embargo, este se asomó por la rendija y dijo: no llores, tú mejor preocúpate por ti y bueno no sigas intentando salir que aquí te quedarás h...

Juan no pudo resistir las lágrimas y se metió a la caballeriza para que el capataz no lo viera llorar, sin embargo, este se asomó por la rendija y dijo: no llores, tú mejor preocúpate por ti y bueno no sigas intentando salir que aquí te quedarás hasta que yo quiera... así que más te vale portarte bien... nos vemos después, igual y esta noche vengo a visitarte...
El capataz guiñó el ojo cínicamente mientras que Juan lloraba desconsolado dentro de esa caballeriza... sólo pudo mirar hacia arriba y decir: por favor Dios, no sé si puedas escucharme pero no permitas que ese hombre le haga daño a Gabriel, no lo permitas, por favor...
**********
Suéltame, déjame ir Lucio, tú no tienes derecho a tenerme aquí, gritaba Gabriel intentando liberarse de sus ataduras.
L: jajajajajaja.... esta es la primera vez que no me tratas de usted, eso me gusta veo que ya estamos avanzando...
G: te tuteo porque sólo se trata de usted a quien se le respeta y yo no te respeto, no puedo respetar a quien me tiene secuestrado...
L: hablas como si no fueras un futuro sacerdote... ¿no será que en realidad no tienes lo que se necesita para ser un cura?
G: no voy a discutir eso contigo y menos así... por última vez te digo que me sueltes o...
L: ¿o qué? ¿qué piensas hacer Gabriel? ¿gritar? pues tendrás que hacerlo muy fuerte porque estamos en las afueras de Tierra Caliente, aquí no hay quien pueda oírte, nadie podrá venir a ayudarte...


L: ¿o qué? ¿qué piensas hacer Gabriel? ¿gritar? pues tendrás que hacerlo muy fuerte porque estamos en las afueras de Tierra Caliente, aquí no hay quien pueda oírte, nadie podrá venir a ayudarte

G: ¿por qué me trajiste aquí?
L: yo no te traje... fue mi capataz el que lo hizo, pero me alegra que lo haya hecho... este es lugar propicio para lo que quiero hacerte...
G: ¿el lugar propicio?
L: sí, esta casa siempre ha estado deshabitada, sin embargo cuando mis padres vivían yo no podía meter a mis zorras a la Hacienda por eso amueblé este lugar para divertirme sin que nadie me molestara... no sabes cuántas orgías monté aquí... estas paredes están impregnadas de los gemidos de todos a los que me follé, hombres y mujeres por igual...
G: eres un cerdo asqueroso...
Lucio sonrió y se acercó nuevamente al joven ojinegro: ¿pensabas irte de Tierra Caliente no es así?
G: sí... necesitaba irme de aquí...
L: ¿necesitabas o lo que querías era escapar de mí?
Gabriel no contestó.
L: bien, eso ya no importa, después de todo ya estás aquí y eso es lo único que vale... no sabes lo bien que nos la vamos a pasar...
G: por favor Lucio, te suplico que...
Lucio lo interrumpió y con voz fuerte dijo: ya basta Gabriel no sigas suplicando que te deje ir porque no lo haré... no entiendes que desde que te vi he soñado en hacerte mío... he pasado varias noches pensando en tu cuerpo desnudo, imaginando tocarte, hasta he follado con putos pensando que eres tú... ¿crees que te voy a dejar ir ahora que por fin te tengo?
Al escuchar esa confesión, Gabriel también alzó la voz y dijo: y tú no entiendes que no se puede obligar a alguien a que te quiera, yo voy a ser sacerdote y haré votos de castidad, yo no puedo entregarme a nadie...
Lucio sonrió al oír eso y dijo: pero... quién te ha dicho que quiero que me quieras... yo sólo deseo tu cuerpo Gabriel, sólo busco deslecharme en tu culo, eso es todo...
Las palabras de Lucio hirieron profundamente a Gabriel que comenzó a revolotear y gritó: eres un maldito, un desgraciado...
L: jajajajajaja... di lo que quieras, sí, soy todo eso, pero este maldito te va romper el culo... voy a ser el macho que se robe tu virginidad Gabrielito, vas a ser mío...
Y tras decir eso, Lucio se abalanzó sobre el chico que indefenso vio que el hombre se posaba sobre él y le daba un beso en la boca, un beso lleno de pasión, un beso que quemaba los labios del joven que lo recibía... nuevamente la lengua de Lucio perforaba la garganta de Gabriel que no pudo evitar derramar lágrimas al sentirse impotente y no poder ni meter las manos para defenderse.
Lucio saboreaba por segunda vez los labios del joven, eran labios con sabor a inocencia, era un chico puro al que estaba besando y eso lo excitaba aún más... cuando sintió que le faltaba la respiración, el salvaje toro separó sus labios de la inocente criatura que lo veía lleno de lágrimas.
L: jajajajaja... ¿lloras sólo por un beso? ya me imagino cuánto llorarás cuando te haga todo lo demás...
Gabriel vio que Lucio comenzó a quitarse la ropa... sin despegar su vista del más joven, el ojiverde se quitó la camisa mostrando toda su musculatura, un pecho lleno de vellos, brazos gruesos y espalda ancha...
Después se desabrochó el cinturón para seguir con el botón de su pantalón, poco a poco se quitó esa prenda mostrando unas piernas muy gruesas y velludas quedando sólo en bóxer.


después se desabrochó el cinturón para seguir con el botón de su pantalón, poco a poco se quitó esa prenda mostrando unas piernas muy gruesas y velludas quedando solo en bóxer

Gabriel tragó saliva al ver que Lucio estaba decidido a someterlo y no pudo evitar fijarse en el enorme bulto que se formaba en su entrepierna... finalmente el fuerte hombre se quitó la última prenda dejando salir a su boa de carne... los ojos de Gabriel se sorprendieron al ver completamente desnudo a ese hombre... ¿cómo podía tener tan grande ese miembro?
Lucio sonrió al ver que había sorprendido al chico: ¿te asusta lo que ves? te aseguro que te va gustar y no querrás otra verga más que la mía una vez que la pruebes...
El joven no decía nada, sólo se encomendaba a todos lo santos, pidiendo un milagro, aunque parecía que no llegaría.
Lucio tomó entre sus manos su verga y dijo: mi amigo ya está ansioso por estrenar tu culo y no puedo hacerlo esperar más...
El perverso hombre se abalanzó sobre el chico montándose en la cama y lo primero que hizo fue desabrochar la camisa de Gabriel que gritó desesperado: noooooo, por favor Lucio, no lo hagas, te lo suplico...
L: cállate, deja de gritar que nadie vendrá a salvarte, nadieeee...
Lucio abrió la camisa de Gabriel y pudo ver ese pecho desnudo, blanco e inmaculado como lo recordaba después de haberlo visto en el río, sólo que en esa ocasión lo apreció de lejos y ahora estaba a unos cuantos centímetros de él.
Con gran vehemencia, Lucio se agachó y comenzó a besar esa piel, a recorrerla con sus labios y después con su lengua... Gabriel no dejaba de llorar, se sentía ultrajado a pesar que sólo era el principio de la pesadilla.
Gabriel sollozaba: noooo, por favor noooo...


Lucio llegó hasta una tetilla del chico y luego de chuparla, se la mordió queriendo marcarlo como suyoAghhhhhhhh, gritó el joven y siguió revoloteando en la cama intentando escapar de ese martirioL: sabes a pureza

Lucio llegó hasta una tetilla del chico y luego de chuparla, se la mordió queriendo marcarlo como suyo...
Aghhhhhhhh, gritó el joven y siguió revoloteando en la cama intentando escapar de ese martirio.
L: sabes a pureza... eres lo mejor que he probado...


Gabriel vio como Lucio se incorporó solo para que este dijera: lo primero que voy a quitarte es la virginidad de esa hermosa boquita

Gabriel vio que Lucio se incorporó sólo para que este dijera: lo primero que voy a quitarte es la virginidad de esa hermosa boquita... quiero que me chupes la verga...
G: no, yo no voy hacer eso, no puedo, Dios ayúdame...
L: por supuesto que vas hacerlo, me la vas a chupar ahora mismo...
Y Lucio acercó su enorme falo hasta el rostro de Gabriel que aterrado vio ese miembro cerca de sus labios, los cuales cerró para impedir la entrada del intruso.
L: abre la boca y mámame la verga... vamos hazlo...
Las lágrimas de Gabriel eran incontenibles, pero no se dejaría someter tan fácilmente.


L: muy bien, yo quería que fuera fácil, pero ahora te voy a obligar y te vas arrepentir hasta de haber nacido, maldita putaEn ese momento, la puerta del cuarto se abrió y tanto Lucio como Gabriel se sorprendieron por la irrupción de alguien que ll...

L: muy bien, yo quería que fuera fácil, pero ahora te voy a obligar y te vas arrepentir hasta de haber nacido, maldita puta...
En ese momento, la puerta del cuarto se abrió y tanto Lucio como Gabriel se sorprendieron por la irrupción de alguien que llegaba inesperadamente, ese alguien era Damián, quien como un enviado del cielo aparecía y miraba con ojos llenos de rabia la escena que estaba frente a él.
L: muy bien, yo quería que fuera fácil, pero ahora te voy a obligar y te vas arrepentir hasta de haber nacido, maldita putaEn ese momento, la puerta del cuarto se abrió y tanto Lucio como Gabriel se sorprendieron por la irrupción de alguien que ll...

Furioso, Lucio gritó: ¿qué diablos haces aquí? lárgate...
Con voz fuerte, Damián contestó: yo no soy uno de tus empleados a los que les das órdenes...
L: como sea, vete que estoy ocupado...
D: no Lucio, no me voy y serás tú el que dejará ir al sacristán...
Gabriel escuchó esas palabras y sintió que su corazón daba un vuelco.
L: ¿qué dices?
D: ya me escuchaste... levántate y deja ir a Gabriel...
L: no me provoques hermanito, no me provoques... este no es asunto tuyo...
D: sí lo es y haz lo que te digo...
Lucio se levantó de la cama y con mirada desafiante hacia su hermano preguntó: ¿cómo piensas obligarme hermanito?
D: no quiero pelear Lucio, sólo quiero que lo dejes ir...
L: ¿por qué te entrometes? ¿acaso lo quieres para ti?
Damián no contestó a la pregunta: sólo déjalo ir...
L: quien se irá de aquí serás tú aunque tenga que sacarte a golpes...
Lucio intentó atacar a su hermano menor, pero el rubio sacó una pistola y amenazadoramente dijo: no te muevas Lucio, no te muevas...
Sorprendido, Lucio preguntó: ¿serías capaz de dispararme por este que no es nada tuyo?
D: solo desátalo... vamos que esperas, desátalo...
Al ver la determinación de Damián, Lucio tuvo que obedecer y desamarró los brazos y piernas de Gabriel, que no salía de su asombro por lo que estaba pasando.
El rubio dirigió una mirada fría a Gabriel y con voz enérgica dijo: ¿qué esperas? vete de aquí...
El joven no supo qué decir y tras abotonarse su camisa salió corriendo de ese lugar.
Lucio miró lleno de odio a su hermano y le dijo: esto no te lo voy a perdonar Damián...
D: por el momento vístete, después hablaremos...
Gabriel salió de la casa sin saber a dónde dirigirse, ni siquiera sabía en dónde estaba... entonces tomó entre sus manos la cruz de madera y rezó, por favor Dios ayúdame... en eso vio una carreta y pidió ayuda... el conductor le dijo que iba a Tierra Caliente, por lo que el joven se subió para regresar al pueblo del que intentaba huir.


el conductor le dijo que iba a Tierra Caliente, por lo que el joven se subió para regresar al pueblo del que intentaba huir

Mientras Lucio se ponía su ropa preguntó: ¿Cómo supiste que estaba aquí?
D: Te seguí... escuché lo que Bruno te dijo en el despacho y decidí seguirte...
L: así que ahora te dedicas a espiarme...
D: te aseguro que es la primera vez que lo hago...
Lucio terminó de vestirse y dijo: vas a continuar apuntándome con esa pistola, no tienes los huevos para enfrentarme sin ella...
D: tienes razón, no la necesito, es más ni siquiera está cargada...
Al comprender el engaño, Lucio se llenó de rabia: eres un hijo de puta y no te voy a perdonar esta humillación...


escuché lo que Bruno te dijo en el despacho y decidí seguirteL: así que ahora te dedicas a espiarmeD: te aseguro que es la primera vez que lo hagoLucio terminó de vestirse y dijo: vas a continuar apuntándome con esa pistola, no tienes los huevos ...

Lucio se abalanzó sobre Damián dándole un puñetazo que el rubio recibió en la cara abriéndole el labio, del cual salió un poco de sangre.
L: vamos respóndeme, si eres hombre defiéndete porque no quiero matarte a golpes sin que metas las manos...
Damián sonrió y dijo: no te preocupes hermano, no me voy a quedar de brazos cruzados...
Lucio intentó darle otro golpe, pero esta vez Damián le detuvo el puño, sin embargo el pelinegro sabía pelear muy bien por lo que lanzó su otro puño, el cual también fue detenido por el rubio.
Furioso Lucio se abalanzó sobre su hermano menor y ambos cayeron al suelo iniciando una embravecida pelea donde los golpes eran repartidos por igual, sin embargo mientras Lucio atacaba lleno de ira, Damián sólo se defendía.
D: por lo que veo ese sacristán te tiene loco o no estarías tan furioso...
L: eso a ti no te importa...
Lucio lanzó un fuerte golpe que se impactó en la nariz de Damián, por lo que este se impulsó con sus pies haciendo caer a su hermano y empezó a asestarle golpes... aunque la pelea era por Gabriel, tal parecía que había más sentimientos involucrados, es como si ambos hubieran buscado ese encuentro, por lo que ahora no dejarían de golpearse hasta saciar su ira animal.
**********
Gabriel regresó a Tierra Caliente y se dirigió al único lugar al que podía ir, a la Iglesia de San Sebastián, donde el padre Abraham se sorprendió al verlo... el joven le explicó lo que había pasado y el viejo sacerdote incrédulo de todo no sabía ni qué decir.
G: padre, ya no sé qué hacer, estoy muy asustado, además no sé nada de Juan, no sé qué pasó con él...
A: hijo, creo que ahora debes pensar más en ti que en los demás...
G. y qué hago padre ¿qué hago?
A: irte como lo habías planeado, no puedes quedarte aquí ahora menos que nunca...
G: sí, pero perdí el camión...
A: pues vete nuevamente a la estación y espera hasta que salga uno que te lleve lejos de este lugar... estoy seguro que Lucio no se atreverá a atacarte en un lugar público...
G: tiene razón padre... me iré a la estación y me subiré al primer camión que me lleve lejos de este lugar...
A: que Dios te bendiga hijo...
Y Gabriel se fue a la central camionera donde le dijeron que el próximo camión saldría en una hora, no lo llevaría a la ciudad, pero por lo menos lo sacaría de Tierra Caliente, ya después pensaría a dónde ir, él tenía que escapar...
Luego de comprar el boleto, la espera se hizo eterna para Gabriel, los minutos parecían horas y temía que en cualquier momento Lucio apareciera... ya sólo faltaban 10 minutos para la salida del camión... la noche había caído en Tierra Caliente y en la estación había poca gente... Gabriel tamborileaba los dedos y no dejaba de mover sus pies, su nerviosismo era evidente.
Faltaban sólo 5 minutos, cuando Gabriel vio entrar en la estación a Damián Montenegro... el joven se sorprendió al ver que en su rostro llevaba rastros de haber peleado... sin saber por qué, él no hizo nada por esconderse.


Damián se acercó a Gabriel y le dijo: por fin te encuentroG: ¿qué quieres Damián? mi camión está a punto de salir, yo me tengo que irDamián tomó del brazo al chico y con voz gruesa le dijo: no te vas a ir en ese camión

Damián se acercó a Gabriel y le dijo: por fin te encuentro...
G: ¿qué quieres Damián? mi camión está a punto de salir, yo me tengo que ir...
Damián tomó del brazo al chico y con voz gruesa le dijo: no te vas a ir en ese camión... ven conmigo, yo mismo te voy a sacar de Tierra Caliente...
Continuará...

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