8.- Huyendo del infierno


A la Hacienda Montenegro regresaba Lucio, quien furioso descendió de su camioneta y gritó: Brunoooooooo...
El capataz corrió al llamado de su patrón y se sorprendió al verlo con el rostro golpeado así como rastros de pelea en el resto de su cuerpo.
B: patrón ¿pero qué le pasó?
Sin responder, Lucio lanzó una mirada llena de ira a su empleado, sin embargo Bruno continuó con el interrogatorio: ¿no me diga que el sacristán le hizo eso? no pensé que tuviera tanta fuerza...
L: no digas estupideces, esto no me lo hizo Gabriel... fue el imbécil de mi hermano que se metió donde no lo llamaban...
B: ¿el joven Damián?
L: claro que Damián, es mi único hermano, ¿eres estúpido o qué?
B: disculpe patrón...
L: bueno no importa... lo que necesito ahora es que busques a Gabriel... no sé dónde está, pero no regreses hasta haberlo encontrado...
B: ¿el sacristán se escapó?
Furioso, Lucio dijo: obviamente escapó, si no fuera así para que te pediría buscarlo... vamos apúrate y no vuelvas hasta traerme noticias de él...
Y Lucio entró a su casa mientras que Bruno sonreía a sus espaldas, pues aunque mostraba preocupación en realidad se alegraba de lo sucedido.
**********
En la central camionera de Tierra Caliente, Gabriel forcejeaba con Damián, quien insistía en ayudarlo a salir de ese pueblo, aunque el sacristán dudaba de las palabras del rubio.
G: ya te dije que no quiero... mi camión está por salir...
D: pero no te das cuenta que mi hermano puede mandar a alguien para buscarte en la siguiente estación, sin embargo yo te puedo llevar más lejos, además que conmigo no te podrán hacer daño...
G: puede ser, pero no confío en ti, tú también eres un Montenegro y quizás quieres llevarme con tu hermano o no sé...
D: ¿cómo puedes pensar eso? ¿acaso no escapaste de mi hermano porque yo te ayudé?
G: pues sí, pero...
D: además, veme... si estoy así es porque me peleé con Lucio...
Gabriel vio el rostro de Damián y efectivamente tenía golpes, sin embargo no se veía tan mal como había quedado su hermano mayor aunque eso el joven no podía saberlo.
G: ¿peleaste con tu hermano por mí?
Damián dudó un momento y dijo: digamos que lo hice porque no quiero que mi hermano siga cometiendo barbaridades, eso es todo...
Gabriel sonrió y contestó: de cualquier forma prefiero irme en mi camión... tú ya hiciste suficiente...
Gabriel intentó irse, pero Damián lo detuvo tomándole el brazo y mirándole a los ojos le dijo: ya te dije que yo te sacaré de Tierra Caliente...
El joven se liberó del agarre y respondió: y yo ya te dije que no me vas a convencer de irme contigo...
D: ni siquiera si te digo que podemos pasar por Juan para que los dos se vayan de Tierra Caliente...
Gabriel se sorprendió ante las palabras de Damián y pensó que quizás ese hombre que tenía enfrente no era tan malvado como aparentaba.
tú ya hiciste suficienteGabriel intentó irse, pero Damián lo detuvo tomándole el brazo y mirándole a los ojos le dijo: ya te dije que yo te sacaré de Tierra CalienteEl joven se liberó del agarre y respondió: y yo ya te dije que no me vas a conven...

**********
Entre tanto en la Iglesia de San Sebastián, el padre Abraham era interrogado por Bruno.
A: ya le dije que yo no sé nada... Gabriel salió esta mañana para irse de este pueblo, no lo he vuelto a ver.
B: pues no sé por qué pero no le creo y estoy seguro que me está mintiendo aunque según dicen ustedes los curas no dicen mentiras...
A: y eso es cierto, Gabriel se fue de este pueblo y no creo que vuelva más, pero si lo duda, puede entrar a revisar, después de todo no sería la primera vez que lo haga...
B: pues eso haré...
Y Bruno revisó en cada rincón de esa Iglesia sin encontrar rastros del sacristán, por lo que tuvo que creer en lo que el viejo sacerdote le decía, sin embargo antes de salir el padre Abraham preguntó: ¿qué está pasando Bruno? ¿por qué buscan a Gabriel?
B: ¿buscan? ¿a quién más se refiere padre?
A: pues a usted y a Damián Montenegro... hace un rato él estuvo aquí también buscando a Gabriel...
B: pues a mí me manda el patrón Lucio, del joven Damián no sé nada... hasta luego padre...
Y el capataz salió de la iglesia mientras el viejo padre pedía perdón a Dios por haber tenido que mentir.
**********
Gabriel subió a la camioneta de Damián, pero antes de cerrar la puerta preguntó: un momento ¿cómo supiste dónde encontrarme?
El rubio respondió: antes de venir aquí fui a tu iglesia...
G: ¿el padre Abraham te dijo que estaba aquí?
D: no, pero sin querer se le salió decirme que habías estado ahí, por lo que fue fácil suponer que si te querías ir de Tierra Caliente tenías que hacerlo por camión así que vine a la estación...
G: pues sí, era fácil suponerlo... bueno vámonos, supongo que primero pasaremos por Juan...
Damián no respondió, únicamente arrancó la camioneta e inició su camino llevando consigo a Gabriel.
**********
Más tarde, Bruno regresó a la Hacienda y se reportó con Lucio, quien en su despacho bebía una copa de licor.
L: ¿y Gabriel? ¿dónde está Gabriel? te ordené que no volvieras sin haberlo encontrado...
B: lo siento patrón, pero no pude hallarlo...
L: eres un inútil, Gabriel tiene que estar en algún lugar de este pueblo...
B: pos no es así patrón, el sacristán ya se fue de Tierra Caliente...
L: ¿cómo sabes?
B: porque fui a la iglesia y el padre me dijo que Gabriel no había llegado... yo no le creí y pregunté con la gente cercana del lugar y me dijeron que el sacristán sí volvió, pero estuvo poco tiempo... pensé que si el chico quería huir pues tenía que estar en la central de camiones y efectivamente estuvo ahí...
L: ¿y entonces por qué no lo trajiste?
B: porque cuando llegué él ya no estaba...
L: ¿se fue en un camión? debiste preguntar cuál tomó y a dónde se dirige, quizás puedas alcanzarlo...
B: no patrón, Gabriel no tomó ningún camión... quien se lo llevó fue su hermano...
El rostro de Lucio se puso rojo del coraje y dijo: ¿qué dices? eso no puede ser...
B: así es patrón... quienes lo vieron me dijeron que el sacristán se subió a una camioneta con el joven Damián... no hay duda que se fue con él...
En un arranque de ira, Lucio arrojó la copa a la pared y gritó: lo sabía, lo sabía... Damián quería a Gabriel para él, pero no se va salir con la suya... Gabriel no será para él, no lo será...
Bruno intentó tranquilizar a su patrón, que empezó a arrojar cosas para descargar su furia: tranquilícese patrón, no gana nada poniéndose así...
Con los ojos rojos, Lucio vociferaba: Damián no me va a ganar... no me va a ganar...
**********
Ya era de noche y Gabriel veía pasar los árboles de la carretera sin decir nada... su corazón latía muy fuerte y observaba que Damián manejaba la camioneta viendo hacia el frente sin dirigirle ni una mirada...
G: ya pasó mucho tiempo y no sé qué camino tomaste...
Con voz gruesa, Damián respondió: y para qué quieres saberlo... tú quieres salir de Tierra Caliente, pues el camino que tome no importa...
G: pero es que tú me dijiste que pasaríamos por Juan para que escapara conmigo...
Secamente, el rubio contestó: te mentí...
El gesto de Gabriel cambió inmediatamente y dijo: ¿qué? ¿cómo que mentiste?
D: lo hice para que accedieras a venir conmigo...
G: pero ¿y Juan? me dijiste que...
D: yo no puedo hacer nada por él... ya me peleé con mi hermano por ti... ¿crees que dejará que me lleve a uno de sus criados así de fácil?
G: pero es que...
D: además ¿de qué te quejas? después de todo ya habías decidido irte sin él, pues entonces no te hagas ahora el mártir...


G: no me hago el mártir, pero tú me prometiste algo, aunque no sé cómo pude creerte si conociéndote debí suponer que me mentíasD: tú no me conoces Gabriel, no sabes nada de míG: eres un Montenegro, eso me bastaD: ¿crees que soy igual a mi hermano?...

G: no me hago el mártir, pero tú me prometiste algo, aunque no sé cómo pude creerte si conociéndote debí suponer que me mentías...
D: tú no me conoces Gabriel, no sabes nada de mí...
G: eres un Montenegro, eso me basta...
D: ¿crees que soy igual a mi hermano? hoy te demostré que puedo enfrentarme a él cuando no estoy de acuerdo con lo que hace...
G: ¿y entonces porque no haces lo mismo por Juan? él también ha sido una víctima de tu hermano y ahora del tal Bruno... él no puede seguir en tu hacienda... si ya enfrentaste a Lucio por mí también podrías hacerlo por él...
D: no es lo mismo... lo que pase con Juan no me importa, sin embargo tú...
El rubio no continuó la frase y calló, pero Gabriel insistió: ¿yo qué?
Damián cambió su tono a uno molesto: escúchame Gabriel, soy un hombre de muy poca paciencia y contigo he tenido demasiada... lo que estoy haciendo es lo último que haré por ti... a mí más que nadie me interesa que te vayas...
Gabriel no entendía lo que el rubio le decía: ¿y por qué te importa tanto que me vaya?
Damián dudó y dijo: porque no quiero tenerte cerca...
G: no te entiendo, pero a mí tampoco me interesa estar cerca de ti, lo único que recordaré de Tierra Caliente será a Juan...
D: Juan, siempre Juan... ¿qué sientes por él? ¿te gusta? ¿por eso quieres llevártelo?
Molesto, Gabriel respondió: ¿qué tonterías estás diciendo? yo voy a ser sacerdote y mi vida está entregada a Dios...
D: pues entonces olvídate de Juan... porque me molesta cada vez que te oigo decir su nombre...
G: sabes qué Damián... yo no tengo por qué seguirte escuchando... détente y déjame aquí...
D: ahora tú estás diciendo tonterías, estamos en medio de la carretera, a las afueras de Tierra Caliente... ¿cómo voy a dejarte aquí?
G: pues ya hiciste suficiente y yo no quiero nada más de ti... detén el carro para que me baje...
D: y aunque me lo supliques, no voy hacerlo... eres capaz de regresarte sólo para buscar a tu querido Juan...
Las palabras de Damián sacaron de quicio a Gabriel que con voz altanera dijo: te dije que me dejes aquí, no quiero seguir oyéndote ni viéndote...
Furioso, Gabriel intentó que Damián soltara el volante para que detuviera la camioneta y pudiera bajar...
Damián resistiéndose: ¿qué diablos haces? suelta el volante, vas a provocar un accidente...
G: no lo soltaré hasta que te detengas...
D: que sueltes te digo...
La carretera estaba mojada y el forcejeo de Gabriel hizo que Damián perdiera el control del auto... las llantas patinaron y la camioneta se salió de la carretera ante el susto de los dos, que vieron cómo se iban por un camino boscoso hasta chocar contra un árbol que los detuvo con un fuerte impacto provocando la inconsciencia de ambos.
**********
En las caballerizas de la Hacienda Montenegro, Juan intentaba dormir sobre la paja, pero se sentía inquieto cuando escuchó que la puerta se abría dando paso a un furioso Lucio Montenegro, quien llegó y levantando bruscamente al muchacho le dijo con voz recia: ahora mismo vas a decirme qué sabes tú de Gabriel y mi hermano...
Sorprendido por la pregunta, Juan no sabía qué contestar: no entiendo de qué me habla señor...
L: no te hagas pendejo, tú pensabas huir del pueblo con Gabriel ¿no es cierto? contéstame...
Temblando, Juan respondió con voz baja: pues... sí, pero hasta dónde sé, Bruno tiene a Gabriel...
L: Gabriel está con mi hermano Damián y quiero que me digas a dónde pensaban ir... porque seguramente tú sabías que mi hermano y Gabriel tienen algo...
J: no, le juro que yo no sé nada de eso... Gabriel sólo me ofreció llevarme con él, pero sólo eso...
L: mientes, tú tienes que saber algo y si no me lo dices te voy a matar a golpes...
El miedo hizo llorar a Juan que cayó de rodillas ante el perverso hombre y suplicando sollozó: no señor, le juro por lo más sagrado que yo no sé nada, se lo juro...
En ese momento entró Bruno a la caballeriza y al ver la escena dijo: patrón, yo creo que él no sabe nada, déjelo ya...
L: tú no te metas... ¿quién te dio permiso de opinar?
B: disculpe patrón, yo sólo decía...
Dirigiéndose a Juan, el ojiverde dijo: muy bien, te creo, pero más te vale que sea verdad porque si me entero que tú sabías algo más y no me dijiste, te juro que te va pesar...
Juan asintió y siguió de rodillas... antes de salir, Lucio le advirtió: ah y una cosa más, si vuelves a intentar escapar, ya no te iré a buscar, pero eso sí, tu padre se muere... ya estás advertido...
Lucio salió de la caballeriza seguido del capataz y luego que este cerrara la puerta le dijo: quiero que Juan se quede encerrado ahí hasta mañana en la noche y no le pasarás nada de comer ni siquiera agua...
B: pero patrón, yo creo que...
L: tú no crees nada... es una orden Bruno y si no obedeces al que le va pesar es a ti...
Bruno agachó la cabeza y dijo: como usté mande patrón...
**********
Entre tanto, Gabriel despertó aturdido por el golpe y vio que Damián estaba desmayado con su rostro pegado al volante y con un hilo de sangre saliéndole de la sien... ver esa escena asustó al joven que se vio de noche en medio de la nada sin saber qué hacer...
G: Dios Mío, qué hago... Damián está herido y yo ni siquiera sé dónde estamos...
El joven se aferró a su cruz de madera y como si alguien lo impulsara tomó una decisión: no puedo quedarme aquí con Damián herido, tengo que buscar ayuda...
Gabriel se bajó de la camioneta y sintió la ligera lluvia caer sobre su cuerpo... caminó hacia el otro lado del vehículo y tras abrir la puerta intentó bajar a Damián, pero el rubio pesaba demasiado.
Con mucho esfuerzo, el sacristán logró bajar a Damián sosteniéndolo en hombros aunque sentía que no resistiría mucho tiempo... sacó de la camioneta una lámpara de pilas y comenzó a caminar aunque no sabía a dónde dirigirse, pues no veía la carretera.
Después de caminar unos metros, el chico se detuvo en un árbol y sentó al inconsciente Damián en el suelo, pues le costaba mucho cargar el peso del pesado hombre... Gabriel estaba desesperándose al no ver a nadie que pudiera auxiliarlo cuando con su lámpara distinguió una casa de madera que se encontraba detrás de unos árboles... el joven sonrió porque pensó que alguien habría en ese lugar, por lo que sosteniendo nuevamente en hombros a Damián se dirigió hacía esa casa.
Cuando Gabriel llegó a la casa de madera, tocó, pero nadie le abría... al tocar más fuerte la puerta se abrió y Gabriel entró... el lugar estaba en completo silencio y oscuro... sólo su lámpara iluminaba aquel lugar, el chico sentó a Damián en el suelo y dijo en voz alta: ¿hay alguien?
Nadie respondió, Gabriel supervisó con su lámpara y vio que había sólo una mesa, unas sillas y un gabinete... siguió caminando y se topó con otra puerta de la que al parecer era una recámara, ya que había un catre y un buró... sobre el buró estaba un quinqué y al lado unos fósforos... el chico prendió el quinqué y buscó en el buró donde encontró algunos medicamentos y vendas.
Gabriel pensó: esta debe ser la casa de un guardabosques, pero por qué no está o quién vive aquí... bueno eso no importa, aquí hay cosas con las que puedo hacer algo por Damián...
El joven tomó lo necesario y fue hasta donde estaba Damián... luego de cerrar la puerta, acostó al rubio en el suelo... con las vendas y alcohol empezó a curar la herida que el rubio tenía en la frente.
G: por favor Damián, despierta, el golpe no fue tan fuerte como para que estés así, despierta, por favor...
El chico se sentía culpable por la condición de Damián, si él no hubiera intentado bajar de la camioneta no se habrían accidentado... luego de lograr que la sangre dejará de salir, Gabriel se quitó la cruz de madera y se la colgó en el cuello a Damián diciéndole: por favor Dios, no permitas que le pase nada... yo no puedo hacer más, pero tú sí, haz que despierte, no permitas nada malo, te lo pido por favor...
El devoto joven oró pidiendo por la salud del hombre que estaba inconsciente frente a él, en ese momento se desató una fuerte tormenta...
Nervioso, Gabriel se sentó en una de las sillas y siguió rezando: señor, todo esto que me ha pasado ¿es una prueba de fe o es que tú tienes otros designios para mí?... cualquiera que sea tu designio confió en ti y sé que será para mi bienestar...
El sueño venció a Gabriel que estaba muy cansado por todo lo que había pasado en ese día.
**********
En la cantina de Tierra Caliente, Lucio tomaba una botella de tequila, él no acostumbraba a frecuentar esos lugares, pero esta noche sentía que se asfixiaba en la Hacienda, se sentía enjaulado al no poder hacer nada para tener a quien más deseaba.
Su cabeza era un nido de miles de ideas, se sentía burlado por su propio hermano, recordaba cómo Damián le dijo que se iría del pueblo ¿acaso ya tenía planeado escapar con Gabriel?
Gabriel, él también lo había burlado, fingiendo ser un ángel cuando en realidad lo engañaba con su hermano, era una zorra, una maldita zorra, pero lo deseaba, no había podido satisfacer sus deseos, era el primer chico que se le escapaba.


Lucio tomaba de la botella, quería entorpecerse para no pensar pues se imaginaba a Damián y Gabriel haciendo el amor, se imaginaba ese virginal cuerpo siendo profanado por su hermano cuando debía ser suyo, antes que de nadie más

Lucio tomaba de la botella, quería entorpecerse para no pensar pues se imaginaba a Damián y Gabriel haciendo el amor, se imaginaba ese virginal cuerpo siendo profanado por su hermano cuando debía ser suyo, antes que de nadie más... el pelinegro sintió como un mano tocó su hombro y volteó bruscamente a ver de quién se trataba.
Era el prostituto que había estado en su casa, quien cínicamente le sonreía.
Prostituto: ¿pero qué hace aquí el gran Lucio Montenegro?
L: lárgate, no quiero hablar con nadie y mucho menos contigo...
El prostituto se acercó aún más a Lucio y le dijo: pero por qué estás así... yo puedo aliviar tus penas si quieres...
El chapero acarició el rostro del hombre y este con voz recia dijo: será mejor que te largues o te va pesar...
El prostituto le susurró al oído: ¿estás seguro? si quieres esta noche puedo ser tu "Gabriel"...
Al escuchar ese nombre de labios del joven, Lucio sonrió y se levantó de su asiento para llevarse al prostituto a una habitación del lugar a fin de saciar sus más bajas pasiones.
**********
La lluvia no cesaba y las horas pasaron... era ya de madrugada cuando a medio dormir, Gabriel sintió que una sombra se posaba sobre él, levantó la cabeza y se sorprendió al ver a Damián parado frente a él, imponente como la primera vez que lo vio.
Gabriel se frotó los ojos pensando que estaba soñando, pero al darse cuenta que no era un sueño, se levantó rápidamente y en un impulso abrazó fuertemente a Damián y lleno de júbilo dijo: despertaste, estás bien Damián, gracias a Dios...
Sorprendido por la reacción del joven, Damián lo apartó y tomándolo de los brazos bruscamente preguntó con voz recia: ¿dónde estamos?
G: yo tampoco lo sé bien... chocamos y como estabas inconsciente te traje a esta cabaña solitaria... estaba muy preocupado, pensé que no despertarías...
Al escuchar esas palabras, Damián soltó a Gabriel... se retiró un instante para volver acercarse y tomar suavemente el mentón del más joven levantándole la cara... ambos se miraron a los ojos y el rubio preguntó: ¿de verdad estabas preocupado por mí? ¿de verdad te dolería si me hubiera pasado algo?
Gabriel no contestaba, se sentía como un conejo hipnotizado por una serpiente... Damián acercó aún más su rostro al joven con la intención de besar sus labios.

Damián acercó aún más su rostro al joven con la intención de besar sus labios
Continuará...

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