10.- Un ángel con las alas rotas


En la Hacienda Montenegro, Lucio y Damián estaban frente a frente mirándose retadoramente.
 Fue el pelinegro quien rompió el silencio y con voz seca dijo: no pensé que regresarías tan rápido...
El rubio respondió: yo tampoco pero hice lo que tenía que hacer y volví... ahora tú tendrás que cumplir con tu parte del trato...
L: ¿trato?
D: trato o apuesta como tú quieras llamarlo... o ya se te olvidó lo que acordamos después de la pelea que tuvimos porque ayudé a Gabriel a escapar de tus manos
Flashback
Un día antes en la casa de los Montenegro que se ubica a las afueras de Tierra Caliente.
 Damián y Lucio peleaban ferozmente, ambos se daban golpes hasta que el rubio detuvo el puño de su hermano mayor y dijo: ¿qué pasa Lucio? ¿tanto te gusta el sacristán? ¿no me digas que estás enamorado de él?
L: no digas pendejadas, yo sólo quiero chingármelo, eso es todo...
D: ¿y no has logrado hacerlo? creí que eras más hábil y no necesitabas secuestrar a alguien para hacerlo tuyo...
L: el sacristán es virgen y se me ha hecho más difícil de lo que pensaba... si no fuera por ti ahora ya sería mío...
Damián empujó a su hermano y le dijo: dejemos esta pelea hermano, te propongo algo...
L: no me interesa nada que tengas que proponerme...
D: escúchame, ese chico nos ha traído problemas y tú te has obsesionado con él porque se te ha negado, pero yo te aseguro que no vale la pena... una vez me dijiste que él se te había ofrecido para que liberaras a Juan... bueno pues está claro que no debe ser tan difícil tenerlo...
L: no sé a dónde quieres llegar con todo lo que dices...
D: lo que quiero es demostrarte que el sacristán no es tan puro como parece, te aseguro que si yo quiero puedo hacerlo mío antes que tú...
L: te equivocas, él no es tan fácil...
D: pues hagamos una apuesta... si yo logro tener a Gabriel antes que tú, te olvidas de él para siempre y si tú lo tienes primero pues... dime ¿cómo quieres que te pague?
Lucio pensó por un momento y dijo: tu parte de la Hacienda me la vendes a mitad de lo que vale...
Damián dudó en contestar: hecho, que así sea...
L: no, esto es una tontería...
El rubio sonrió: ¿qué pasa hermano? ¿acaso crees que vas a perder?
L: ¿acaso olvidas que yo nunca pierdo?
Sin decir más, Damián salió dejando a su hermano mayor solo en esa habitación.
Fin del flashback
L: recuerdo perfectamente lo que hablamos y fue por eso que te llevaste a Gabriel... porque ya sé que él se fue contigo ¿qué hiciste con él?
Damián sonrió cínicamente y contestó: pues comprobé lo que te dije, el sacristán no era tan puro como decía...
Lucio no pudo evitar revelar un gesto de molestia: quieres decir que tú...
D: si hermano, logré que Gabriel se entregara a mí...
Lucio vociferó: estás mintiendo...
D: ¿por qué habría de hacerlo? sabes que yo nunca presumo de mis andanzas, pero el sacristán ya es uno más en mi lista...
L: no te puedo creer así nada más...
D: pues no sé qué prueba quieras hermano, lo que sí puedo decirte es que el chico es bastante bueno en la cama, no sabes cómo disfrute mientras lo hacía mío...
L: ya cállate, te digo que no creo en lo que me dices...
D: pues allá tú... pero después de todo no creo que vuelvas a ver al sacristán por acá... él se fue para siempre y no podrás encontrarlo...
L: ¿dónde lo dejaste?
D: en una estación rumbo a la gran ciudad... regresó a su casa, claro después de que le dejé una huella imborrable en su cuerpo, mi marca...


Furioso, Lucio apretó sus puños y le dio la espalda a Damián que triunfante por haber hecho enfurecer a su hermano mayor dijo: bueno yo me voy a dormirAntes que el rubio abandonara el comedor, Lucio dijo: espera DamiánD: ¿qué quieres?L: no te voy ...

Furioso, Lucio apretó sus puños y le dio la espalda a Damián que triunfante por haber hecho enfurecer a su hermano mayor dijo: bueno yo me voy a dormir...
Antes que el rubio abandonara el comedor, Lucio dijo: espera Damián...
D: ¿qué quieres?
L: no te voy a comprar tu parte de la Hacienda... 
El rostro sonriente de Damián cambió: ¿qué dices? habíamos quedado en algo...
L: cambié de opinión y no voy a comprarte nada...
D: tanto te duele el haber perdido al sacristán...
L: me desafiaste y ahora atente a las consecuencias...
D: pues si tú no quieres comprarme, entonces buscaré a alguien más...
L: no digas tonterías hermanito... el testamento de papá es muy claro, la hacienda sólo puede ser vendida entre nosotros mismos a menos que ambos estuviéramos de acuerdo en deshacernos de ella y obviamente yo no lo estoy...
Furioso, Damián estalló su puño en la pared.
L: tú me quitaste el gusto de joder al sacristán y ahora tendrás que seguir dependiendo de mí...
Damián sonrió y dijo: sí, creo que así será, pero ¿sabes?... el placer que me dio follar a Gabriel, bien vale el seguir soportándote...
Lucio tuvo que tragarse su coraje y cuando el rubio se alejó, golpeó la mesa y arrojó toda la vajilla lleno de rabia.
**********
Damián entró a su cuarto y comenzó a desvestirse para meterse a bañar, al quitarse el pantalón sacó de su bolsa la cruz de madera rota y al tenerla en sus manos empezó a recordar los momentos vividos con Gabriel en la cabaña.
Evocó cómo sus manos recorrieron cada rincón del joven, se excitó al pensar cuando penetró el culo del sacristán una y otra vez... el placer que sintió al estar dentro de ese chico no lo había sentido con nadie.

Damián sentía que su cuerpo ardía y necesitaba calmar su fuego, pero el "ángel" que lo encendía estaba muy lejos de él por lo que tuvo que apagar esa llama duchándose y masturbándose pensando en el ardiente cuerpo de Gabriel.


Damián sentía que su cuerpo ardía y necesitaba calmar su fuego, pero el "ángel" que lo encendía estaba muy lejos de él por lo que tuvo que apagar esa llama duchándose y masturbándose siempre pensando en el ardiente cuerpo de Gabriel

Mientras que para Damián esas memorias eran excitantes, para Gabriel le resultaban muy dolorosas... en su cama, el chico lloraba sin poder dormir, a pesar de limpiar su cuerpo seguía sintiéndose muy sucio... en su cuerpo habían marcas de las violentas caricias de Damián, además que su trasero seguía ardiéndole... el agujero de su ano se había ampliado y aún no regresaba a su estrechez normal.
El joven pensaba que no podría profesar después de haber sido violado, pero si ya no sería sacerdote entonces qué camino debía tomar... la noche fue larga para el "ángel" que sentía haber perdido sus alas después de ser violado por un demonio.
**********
Al día siguiente, Damián decidió no bajar al comedor para no encontrarse con su hermano y quien le llevó el desayuno a su recámara fue Juan, quien ya había regresado a sus labores.
Al ver al joven sirviente, Damián se llenó de celos recordando que Gabriel tenía sentimientos fuertes hacia el pobre muchacho.
J: buenos días señor Damián... le traje su desayuno...
Con una mirada fría, Damián ordenó: déjalo en esa mesa, ahora no tengo hambre...
Juan colocó la bandeja en la mesa, pero al hacerlo vio que ahí estaba una cruz de madera rota, ese crucifijo le recordó a Gabriel y torpemente tiró un vaso provocando la molestia del rubio que gritó: bueno es que eres tonto o qué...
Temeroso, el joven se disculpó: perdone señor, es que me puse muy nervioso...
Damián se levantó de su cama y preguntó: ¿por qué estás nervioso?


J: es que al ver esta cruz recordé a Gabriel, no sé qué pasó con él y yo me siento mal porque si le pasó algo malo es mi culpa Damián tomó la cruz entre sus manos y respondió: no te preocupes, Gabriel ya debe estar con su familiaSorprendido, Juan ...

J: es que al ver esta cruz recordé a Gabriel, no sé qué pasó con él y yo me siento mal porque si le pasó algo malo es mi culpa...
Damián tomó la cruz entre sus manos y respondió: no te preocupes, Gabriel ya debe estar con su familia...
Sorprendido, Juan preguntó: ¿usted cómo lo sabe?
D: eso a ti no te importa, si quieres creer en lo que te digo hazlo y si no me da igual...
J: le creo y me tranquiliza porque me da gusto que al menos él haya podido escapar de Tierra Caliente...
D: pues no debería darte tanto gusto porque eso significa que no volverás a verlo nunca...
J: tiene razón, pero sé que él llegará a ser un gran sacerdote porque aún sin serlo siempre me reconfortaba... a pesar de conocerlo muy poco él se portó como un ángel conmigo...
Las palabras del chico resonaron en el interior de Damián: dime una cosa Juan ¿cuál era tu relación con Gabriel? ¿qué sientes tú por él?
J: no lo entiendo señor...
D: voy a ser más claro... ¿estás enamorado de Gabriel?
Con voz firme, Juan dijo: ¿cómo puede pensar eso señor? Gabriel es un hombre de Dios... como quien dice es alguien prohibido y yo nunca podría sentir por él algo más que una amistad...
D: ¿hombre de Dios? eso no tiene nada que ver...
J: claro que sí, los sacerdotes están casados con Dios, por eso ellos deben guardarse y amarlo sólo a él...
D: tú no sabes nada Juan, mejor vete de una vez... no quiero seguir escuchándote...
J: sí señor como ordene...
Antes de salir, Damián detuvo al muchacho y le preguntó: una cosa más ¿alguna vez Gabriel te dio la dirección de su casa en la ciudad?
J: no señor, no me la dio...
D: ¿seguro?
J: sí señor, se lo juro...
Una vez que Juan salió, Damián se quedó pensando en lo que el criado le había dicho y apretó fuertemente la cruz rota entre sus manos.
**********
Entre tanto, Martha, la madre de Gabriel, observaba a su hijo que no comía nada y mantenía la mirada ausente, no era el mismo chico alegre que había partido a Tierra Caliente.
M: hijo, ¿por qué no me dices que te pasa? ¿te preocupa algo?
Gabriel contestó secamente: no me pasa nada mamá...
M: entonces por qué no has probado bocado... tú no eres el mismo chico que se fue a ese pueblo... ¿pasó algo ahí?... confía en mí, soy tu madre...
Por un momento, Gabriel pensó en confesarle a su mamá la verdad pero se llenó de vergüenza... cómo podría decirle que un hombre lo había violado sometiéndole a sus más bajas pasiones... no, él no quería hablar de eso, le apenaba pensar en lo sucedido.
G: ya te dije que no tengo nada mamá... es sólo que estoy cansado... hice muchas cosas allá y necesito acoplarme a mi vida normal...
M: está bien, te creo... pero ¿qué piensas hacer ahora? porque todavía falta algún tiempo para que profeses...
G: no lo sé mamá y no me presiones por favor... en estos momentos no tengo nada claro...
El joven se levantó de la mesa dejando sola a su madre que sabía que su hijo le ocultaba algo.


Gabriel se encerró en su cuarto y tirándose en la cama lloró nuevamente mientras decía: te odio Damián, te odio...


En la Hacienda Montenegro, Damián estaba por subirse a una camioneta cuando fue abordado por Tadeo, el joven que lo había buscado un día antes

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En la Hacienda Montenegro, Damián estaba por subirse a una camioneta cuando fue abordado por Tadeo, el joven que lo había buscado un día antes...
T: buenas señor, ¿usted es Damián Montenegro verdad?
Damián vio fijamente al joven rubio y le dijo: sí, soy yo ¿qué se te ofrece?
T: quisiera hablar un momento con usted...
D: ya lo estás haciendo... ¿quién eres?
T: me llamo Tadeo y vine a buscarlo porque necesito trabajar y pensé que podría hacerlo en su hacienda...
D: y por qué vienes conmigo... se supone que mi hermano Lucio es el encargado de la Hacienda...
T: es que yo no lo conozco a él...
D: y tampoco me conoces a mí...
T: se equivoca, a usted sí lo conozco, bueno no personalmente, pero mi madre me ha hablado mucho de usted...
D: ¿tu madre?
T: sí... mi madre, Ruth...
D: ¿Ruth? ¿tú eres hijo de Ruth?
T: sí... ¿le sorprende?
D: no, bueno sí, no pensé que tuviera un hijo de tu edad... dime ¿cómo está ella?
Tadeo guardó silencio y no respondió a la pregunta.
D: ¿qué pasa? ¿por qué no me dices cómo está Ruth?
T: mi madre murió...
Damián se sorprendió al escuchar esa noticia.
Mientras tanto, Lucio observaba a su hermano platicando con alguien que para él era desconocido... se preguntaba de quién se trataba... los minutos pasaron y parecía que Damián y Tadeo se ponían de acuerdo en algo.
Damián le dijo al joven: bien, entonces así quedamos...
T: gracias señor Montenegro, le prometo no fallarle...
D: eso espero...
Damián y Tadeo estrecharon sus manos y cuando el joven se marchaba, el mayor le dijo: espera, una cosa más... no me dijiste cómo se llama tu padre...
Tadeo dudó un segundo y respondió: ah, mi padre se llama... como yo... se llamaba Tadeo y no lo conocí, murió antes que naciera...
D: lo siento mucho...
T: no se preocupe...


Y Tadeo se dirigió a la salida de la Hacienda cuando en su camino se topó con Bruno que lo reconoció al verloB: por lo visto regresaste

Y Tadeo se dirigió a la salida de la Hacienda cuando en su camino se topó con Bruno, quien lo reconoció al verlo.
B: por lo visto regresaste... y ¿qué? ¿ya hablaste con Damián?
Con gesto serio, Tadeo respondió: sí ya hable con el señor Damián...
B: y ¿qué te dijo?
T: lo siento, pero no tengo por qué decirte lo que hablé con él... ya te enterarás...
B: efectivamente, ya me enteraré... yo siempre me enteró de todo, soy el hombre de confianza de don Lucio Montenegro...
Tadeo sonrió sarcásticamente y continuó su camino.
Bruno dijo: adiós Tadeo...
Tadeo respondió: hasta luego Bruno...
Más tarde, Damián entró a la casa y Lucio le preguntó ¿quién era el chico con el que hablabas?
El rubio contestó: precisamente iba a buscarte... ese chico va trabajar para la Hacienda a partir de mañana...
L: ¿qué? pero nosotros no necesitamos a nadie más... todos los trabajadores están completos...
D: no me has entendido hermano... Tadeo va trabajar para mí a partir de mañana, él se encargará de vigilar mis intereses...
L: Tadeo ¿así es como se llama?... ja y según tú ¿va vigilar tus intereses?
D: así es, ya que tú no quisiste comprar mi parte... eso significa que tendré que quedarme, pero esta vez me haré cargo de lo que me corresponde y para eso necesito gente de confianza a mi lado...
L: y ese tal Tadeo ¿es de tu confianza? ¿desde cuándo lo conoces?
D: lo acabo de conocer, pero se me hace una persona de fiar además que tiene todo mi respaldo, me basta saber quién es su madre...
L: ¿su madre?
D: sí, su madre es Ruth ¿la recuerdas verdad?
L: ¿Ruth?... ah sí ya sé de quien hablas, pero no creo que esa sea suficiente razón para meter a ese muchacho a la Hacienda...
D: pues yo ya lo decidí y te recuerdo que como dueño de la mitad de todo por lo menos puedo contratar a alguien ¿o no?
L: está bien... sólo espero que no te arrepientas de esta decisión, porque estoy seguro que es una mala decisión como todo lo que tú haces...
Damián miró amenazadoramente a su hermano y se retiró porque si seguía hablando con él terminarían a golpes.
**********
La noche cayó en Tierra Caliente y Juan estaba cansado por el trabajo, por lo que se dirigió a la caballeriza donde dormía y grande fue su sorpresa al encontrarse a Bruno sentado en su cama.
J: ¿qué hace aquí?
Con una sonrisa cínica, Bruno dijo: te estaba esperando...
J: usted no tiene nada que hacer aquí... yo ya terminé mi trabajo y...
Bruno se puso de pie y acercándose como un lobo dijo: mira Juanito, no hagas las cosas más difíciles... sabes perfectamente cuál es tu situación en este lugar y lo que le puede pasar a tu padre si vuelves a escapar
Juan comenzó a llorar: por favor, señor Bruno, ya tuvo lo que quería de mí... ¿qué más quiere?
El capataz acercó su rostro al del muchacho y le susurró: quiero que me obedezcas... si me satisfaces, te aseguro que no te faltará nada...
J: pero es que yo no quiero...
B: no se trata de lo que tú quieras... sino de lo que yo quiera... esta noche necesito desfogarme y tú me vas a servir hoy y las noches que haga falta...
Llorando, Juan sintió que el capataz besaba su cuello mientras sus manos comenzaban a recorrer vorazmente su anatomía, masajeando sus nalgas.
B: no te resistas o tú vas a sufrir más...
Bruno despojó a Juan de su ropa y violentamente lo arrojó al catre donde dormía el muchacho... el capataz se desnudó y se echó sobre el joven que lloraba al sentirse como un objeto en manos de ese macho.
B: esta noche te voy hacer gozar más que la otra vez...
Y sin poder hacer nada, Juan cerró sus ojos mientras que Bruno le abría las piernas para adentrarse en él y hacerlo suyo una vez más.



Una de muchas más veces en las que el pobre sirviente tenía que resignarse a ser usado como una puta.



**********
Los días pasaron y en la ciudad, Gabriel seguía con la misma actitud cabizbaja... las heridas de su cuerpo habían sanado pero su alma continuaba sangrando por la cruel violación... Martha estaba muy preocupada.
M: por favor, hijo... come un poco más, te noto muy desmejorado...
G: no me siento bien mamá... creo que algo me cayó mal porque tengo náuseas y me siento un poco mareado...
M: será mejor que llame al doctor...
G: no mamá, no es para tanto...
M: pero es que debes hacerte unos análisis... quizás tengas anemia o algo...
G: no creo mamá, pero si eso te tranquiliza, lo haré...
M: hijo, no sé por qué cambiaste tanto desde tu regreso de ese pueblo al que fuiste, pero si no quieres decirme nada a mí, por lo menos deberías confesarte... estoy segura que si vas con el padre Elías, él te orientará...
G: nadie puede ayudarme mamá...
M: no digas eso hijo... recuerda que Dios nunca nos abandona... tú deberías saberlo cuando vas a profesar para sacerdote...
Gabriel agachó su cabeza y con lágrimas en los ojos contestó: no mamá... es probable que yo ya no pueda ser sacerdote...
Sorprendida por esa respuesta, Martha preguntó: ¿cómo dices? ¿por qué dices eso hijo?
Gabriel no contestó a su madre y se retiró de la mesa, pero esta vez no fue a su cuarto sino salió a la calle.
Perturbado, el chico vagó por las calles de la ciudad hasta llegar a la iglesia que él acostumbraba a ir con su madre... ahí se encontró con el padre Elías, un sacerdote de más de 40 años que conocía a Gabriel desde niño.
El cura se alegró de verlo y tras los saludos formales, le dijo: pensé que estarías más tiempo en el pueblo al que fuiste de sacristán, pero supongo que sí regresaste es porque ya reafirmaste tu fe y quieres seguir el camino del sacerdocio, después de todo fue por eso que decidiste ir allá...
Gabriel guardó silencio y no pudo evitar que lágrimas salieran de sus ojos.
El padre se sorprendió por la reacción del chico y preguntó: ¿qué te pasa Gabriel? ¿por qué lloras?
G: padre, si usted supiera...
Padre Elías: ¿qué te pasa Gabriel? sabes que puedes confiar en mí... yo soy tu confesor, lo he sido desde que eras un niño...
G: padre, es que me da mucha pena...
Padre Elías: no tienes por qué sentirte avergonzado... cuéntame lo que sea...
G: es que yo ya no voy a poder profesar... no voy a ser sacerdote padre, ya no puedo serlo...
Padre Elías: pero por qué no... hijo ese ha sido tu sueño desde siempre... por qué ya no quieres profesar... ¿qué te pasó en ese pueblo?
Gabriel dudó en confesarle la verdad al sacerdote, pero este insistió: dime ¿qué te pasó Gabriel?
Llorando, el chico habló: abusaron de mí padre... un hombre me violó... me violaron padre, me violaron...
Sorprendido por la confesión, el padre Elías abrazó al chico, quien llorando temblaba en sus brazos.
Después de unos momentos, el cura limpió las lágrimas de Gabriel y preguntó: ¿quién te hizo eso hijo?
G: no tiene caso que le diga su nombre... el caso es que ese tipo me arruinó la vida padre... yo ya estoy sucio y no puedo entregar mi vida a Dios, he perdido mi castidad, estoy manchado...
Padre Elías: no hijo, por Dios no digas eso...
G: es la verdad padre...
Padre Elías: te equivocas... tú no tienes la culpa de lo que pasó ¿o sí? ¿acaso hiciste algo para provocar al hombre que te mancilló?
G: por supuesto que no... yo no hice nada para provocarlo, se lo juro...
Padre Elías: no tienes que jurarme nada... te creo porque te conozco y por eso sé lo que debes estar sufriendo...
G: ¿qué voy hacer padre? ¿qué será de mi vida ahora?
Padre Elías: hijo, tus planes no tienen por qué cambiar... esto que estás viviendo es una prueba que Dios te ha puesto, pero sí tú quieres puedes profesar y ser sacerdote a pesar de lo que pasó...
G: pero ya no podré hacer votos de castidad... he perdido mi virtud...
Padre Elías: te equivocas... tu principal virtud es esa nobleza que te caracteriza así como la caridad y compasión que demuestras hacia los demás... si lo deseas tú puedes ser un gran sacerdote...
G: ¿a pesar de lo que me pasó?
Padre Elías: a pesar de todo... para Dios no importa el cuerpo sino el alma y la tuya es blanca y pura como la de un ángel...
Las palabras del sacerdote reconfortaron a Gabriel, que sintió que la esperanza renacía en su corazón... después de todo podría cumplir su sueño. 
El chico salió de esa Iglesia con una fe renovada... estaba decidido, pese a lo vivido él profesaría para ser sacerdote.


G: todo lo que viví en Tierra Caliente fue una prueba de Dios, debo olvidar para poder continuar

G: todo lo que viví en Tierra Caliente fue una prueba de Dios, debo olvidar para poder continuar... yo voy a profesar y seré el mejor sacerdote, es lo que más deseo y nada va quebrantar mi fe... lo prometo, voy a olvidar y a profesar...
El castaño se dirigía a su casa cuando se sintió nuevamente mareado, por lo que recordó las palabras de su madre sobre hacerse unos análisis y decidió acudir al consultorio de su médico de cabecera, donde se hizo uno exámenes de sangre para conocer su estado de salud y a qué se debían los malestares de los últimos días.
El médico le dijo que regresara al día siguiente para darle los resultados.
Pasaron las 24 horas y Gabriel regresó con el médico, quien revisó los análisis y no pudo disimular un gesto de contrariedad.
G: ¿qué pasa doctor? ¿qué es lo que tengo?
El médico no respondió sino que volvió a leer los análisis.
G: ¿tengo algo malo? ¿estoy enfermo?
El doctor por fin rompió el silencio: no, no estás enfermo, tu salud está bien...
G: entonces por qué he tenido mareos, nauseas y otros malestares... eso no es normal...
Doctor: es normal en tu estado...
G: en mi estado ¿qué quiere decir?
El médico miró fijamente al chico y con voz firme dijo: Gabriel, tú estás embarazado...
Continuará...

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