En una cabaña perdida a las afueras de Tierra Caliente... Damián tomó suavemente el mentón de Gabriel y mirándolo a los ojos le preguntó: ¿de verdad estabas preocupado por mí? ¿de verdad te dolería si me hubiera pasado algo?
Gabriel no contestaba, se sentía como un conejo hipnotizado por una serpiente.
Damián acercó aún más su rostro al joven con la intención de besarlo.
Gabriel reaccionó y rápidamente se alejó de él y con voz temblorosa contestó: por supuesto que me preocupé, como me hubiera preocupado por cualquier otra persona...
Damián sonrió levemente y dijo: ah ya veo, por un momento pensé que quizás yo no te era tan desagradable, pero si te preocupaste fue sólo porque soy un ser humano y tú eres tan religioso...
G: te equivocas, la religión no tiene nada que ver, es sólo que... bueno qué estamos esperando, debemos irnos...
D: ¿estás loco? está lloviendo muy fuerte y ya es de madrugada... además si la camioneta se averió tendremos que pedir ayuda a alguien en la carretera y no creo que a esta hora puedan ayudarnos...
G: pero entonces ¿vamos a quedarnos aquí sin hacer nada?
D: pues sí, nos quedaremos hasta que amanezca, pero eso de no hacer nada no sé...
El rubio se acercó con mirada pícara y agregó: si tú quieres podemos hacer algo para entretenernos...
El sacristán entendió la indirecta e ignorando el comentario dijo: pues a mí me espera un largo viaje así que aprovecharé para dormir...
Gabriel se sentó en una de las dos sillas, recostó su cabeza en el respaldo y cerró sus ojos...
Damián sonrió nuevamente y dijo: muy bien "bello durmiente", tú descansa, yo me quedaré velando tu sueño...
El sacristán abrió lo ojos y dijo: tú también deberías descansar...
D: yo ya dormí suficiente...
G: como quieras...
Y el joven cerró sus ojos intentando conciliar el sueño aunque se sentía intranquilo... no percibía a Damián como una amenaza, pero había algo en él que lo ponía intranquilo... el silencio de esa cabaña sólo era interrumpido por la lluvia que no cesaba.
**********
En el burdel de Tierra Caliente, Lucio recibía las caricias de un prostituto sobre una de las camas donde yacía desnudo... el chico besaba el cuerpo del hombre para provocarlo y encender su fuego, pero esta noche el mayor de los Montenegro se sentía frustrado mermando su libido.
Prostituto: ¿qué te pasa? ¿parece que hoy no tienes ganas de tener sexo?
Lucio no contestó, seguía ensimismado, él estaba acostumbrado a no perder... siempre había ganado y obtenido todo lo que quería, por primera vez la sensación de perder lo embargaba y no se sentía nada bien.
Pero el vendedor de caricias no iba a dejar ir a su cliente tan fácilmente, por lo que hizo un último intento de seducirlo: vamos, lo que sea que te haya pasado no puede vencer a Lucio Montenegro... úsame, sacia tus deseos conmigo, acuérdate que yo soy "Gabriel", tu "Gabriel"...
Entorpecido por el alcohol ingerido, Lucio vio al rostro del chapero y dijo: no, tú no eres Gabriel, estás muy lejos de ser como él...
Prostituto: quizás no me parezco, pero cierra los ojos e imagínate que a quien besas y acaricias es a ese tal Gabriel, hazlo como la otra noche, llámame "Gabriel" y sométeme...
Lucio cerró sus ojos y el prostituto lo besó... el pelinegro encontró la imagen de Gabriel en su mente y se imaginó besándolo por lo que atrajo con mayor fuerza al joven que creyó haber encendido a su cliente... Lucio tumbó en la cama al falso "Gabriel" y se montó encima... en eso su cuerpo se llenó de furia recordando que su deseado sacristán estaba en esos momentos con su hermano Damián, por lo que sin poderse contener comenzó a ahorcar al prostituto que con ojos desmesurados vio a un desquiciado hombre.
Con dificultad para respirar, el prostituto dijo: suéltame... me duele... me falta el aire...
Con ojos llenos de odio, Lucio gritó: maldito seas Gabriel, vas a pagar el haberme engañado... el haberte ido con mi hermano... te voy a matar...
Lucio aumentó la fuerza en sus manos y el chapero gritó más fuerte pues sentía que estaba asfixiándose, pero no tenía la fuerza para detener al toro desbocado.
Prostituto: por favor... que alguien me ayude... auxiliooooo...
Las puertas del cuarto se abrieron y dos hombres y una mujer entraron... los varones lograron separar al prostituto de Lucio que no dejaba de gritar: te voy a matar Gabriel, tú y mi hermano me las van a pagar... me las van a pagar...
La mujer auxilió al prostituto que tenía dificultades al respirar por el daño provocado y dijo: llevénselo... saquen a este hombre de aquí... sáquenlo...
Los hombres obedecieron y haciendo un gran esfuerzo sacaron a Lucio de la habitación.
**********
El alba había llegado y los primeros rayos del sol iluminaban a esa cabaña perdida en el monte, las gotas de lluvia todavía escurrían entre los árboles como testigos de una fuerte tormenta.
Dentro de la cabaña, Damián estaba despierto sentado y observando a Gabriel que dormía, parecía un ángel, era un joven que además de belleza emanaba candidez incluso al dormir... el rubio se levantó y caminó hasta el joven, tuvo la intención de tocarlo, pero se contuvo y se dijo para sí mismo: Gabriel Santos ¿quién eres? ¿qué es lo que tienes? ¿por qué despiertas estas emociones en mí?
Damián quería tocarlo y extendió su mano para acariciar el rostro del chico, pero cuando iba hacerlo se percató de algo... en su cuello tenía la cruz de madera que siempre llevaba Gabriel... ¿por qué la tenía él?, se preguntó... ¿acaso Gabriel se la había puesto mientras estaba inconsciente?
En ese momento, Gabriel comenzó a despertar y Damián se alejó rápidamente... el sacristán abrió sus ojos y al ver que ya había amanecido se apresuró a decir: ya es de mañana, ya podemos irnos...
Damián no contestó, sólo estaba de pie sin decir nada... Gabriel se levantó y repitió: Damián, ya amaneció, no tenemos que esperar más, vámonos...
El rubio sólo veía fijamente a Gabriel recorriendo con su mirada la anatomía del joven.
G: ¿qué te pasa? ¿por qué no me contestas?
Damián finalmente respondió: ¿por qué me pusiste esta cruz de madera? ¿es tuya verdad?
G: sí, yo te la puse, porque... pues porque me preocupé por ti y no quería que te pasara nada... esa cruz es muy preciada para mí y le pedí que me hiciera el milagro...
El rubio se quitó la cruz del cuello y sosteniéndola en las manos dijo: sabes que yo no creo en estas cosas, pero... me halaga el que te hayas desprendido de ella para que no me pasara nada...
Gabriel sintió un ligero rubor en sus mejillas y dijo: bueno, pero ahora que ya estás bien tendrás que devolvérmela...
Damián sonrió y agregó: por supuesto... si esta cruz es tan valiosa para ti es porque debes tenerla desde niño o porque alguien muy especial te la dio...
G: en realidad tengo poco tiempo con ella, me la regalaron en Tierra Caliente...
D: ¿el padre Abraham?
G: no, me la regaló Juan...
El semblante de Damián cambió al escuchar esas palabras, su rostro se volvió duro y apretó la cruz con sus manos: ¿Juan? claro tenía que ser él... Juan siempre Juan...
Al notar el cambio de tono en el rubio, Gabriel preguntó: sí, Juan me la dio ¿te molesta?
Con voz furiosa, Damián contestó: sí, me molesta mucho... me enfurece que siempre tienes que hablar de Juan como si fuera muy importante para ti...
G: porque lo es, Juan es un buen chico y me apena dejarlo en Tierra Caliente, pero sé que lo volveré a ver para ayudarlo y...
D: claro, seguramente volverás a verlo porque regresarás a buscarlo... como estás enamorado de él...
G: pero ¿qué dices Damián? Juan es sólo un amigo...
D: no, a mí no vas a mentirme, lo que tú sientes por ese muchachito no es amistad, pero voy a decirte algo, tú no lo volverás a ver porque yo no te lo voy a permitir...
Extrañado por la reacción, Gabriel dijo: ¿pero por qué no? a ti en qué te afecta...
Damián caminó hacia el joven y vociferó: me molesta porque me enfurece que pienses en otro hombre y mira lo que hago con el recuerdo de tu querido Juan...
El rubio dejó caer la cruz en el suelo y con mucha rabia la pisó rompiéndola en dos... al ver esa acción, Gabriel se lanzó al suelo y gritó: ¿por qué haces eso? tú no tienes ningún derecho... lo que hiciste es un sacrilegio...
Damián levantó bruscamente al sacristán y tomándolo de los dos brazos le dijo: no me importa ser un pecador, pero soy mejor que tu querido Juan, ese no vale nada...
Con los ojos llenos de lágrimas, Gabriel contestó: Juan vale más que tú, es mucho mejor persona...
D: ¿cómo te atreves a compararme con él? yo soy un Montenegro, yo sí soy un hombre...
Lleno de rabia, Gabriel gritó: tú, tu hermano y todos los Montenegro no valen nada... quizás Juan sea pobre pero es mucho más hombre que tú...
Esas palabras enfurecieron a Damián que dijo: eso lo vamos a comprobar... ahora te voy a demostrar que tan hombre soy...
Y el rubio atrajo el cuerpo de Gabriel hacia él y sin esperar más besó los labios del sacristán que no le dio tiempo ni de meter las manos, sólo sintió que los labios del barbado se apoderaban de los suyos transmitiéndole toda la pasión que tenía acumulada.
Gabriel intentó separarse, pero Damián no se lo permitía y su lengua invadió la cavidad bucal del chico que sentía la impotencia de no poder defenderse, pues el hombre era superior en fuerza.
Cuando Gabriel sintió que le faltaba la respiración, Damián liberó sus labios, momento que el joven aprovechó para darle una bofetada al rubio que ni siquiera se inmutó por el golpe.
D: ja... esta vez sí me voy a cobrar tu cachetada, me las voy a cobrar todas...
El rubio vio fijamente a Gabriel y lo elevó en sus fuertes brazos ante la resistencia del chico... sin decir nada Damián arrojó a Gabriel sobre la mesa vacía.
Muy asustado, Gabriel preguntó: ¿qué vas hacer Damián?
D: tú tienes algo que enloquece a los Montenegro y voy a averiguar qué es...
Salvajemente, el rubio comenzó a despojar de su ropa a Gabriel que intentaba detener el ataque: no Damián no lo hagas...
El macho cegado por la lujuria no escuchaba, por lo que arrancó la camisa y el pantalón de Gabriel dejándolo sólo en ropa interior... el chico intentaba escapar, pero el mayor se lo impedía y sin esperar más le quitó la última prenda dejando a su presa totalmente desnuda y a su merced.
Damián sintió arder su cuerpo al contemplar la desnudez de Gabriel, a quien ya había visto sin ropa en el río de Tierra Caliente, pero esta vez era diferente, podía contemplar hasta el más mínimo rincón de ese cuerpo que parecía el de un ángel.
La piel de Gabriel era tan blanca y sin ninguna marca, la silueta era delgada y en proporciones perfectas, una cintura estrecha y unas nalgas que parecían estar hechas por un escultor... el león se relamió los labios y se lanzó sobre su presa besando primero el cuello del joven para ir bajando hasta morder una de sus tetillas.
Gabriel gritó al sentir los dientes del hombre y manoteaba sin lograr nada: nooo... Damián déjame ir...
El hombre disfrutaba del sabor que Gabriel tenía impregnado en su cuerpo y sintió que su verga estaba por explotar dentro de sus pantalones, por lo que se separó un instante del joven y en fracción de segundos se despojó de su propia ropa quedando desnudo frente al inocente chico que veía a su cazador por segunda vez como Dios lo trajo al mundo.
Pero en esta ocasión era diferente... la primera vez lo contempló de lejos en el río y esta vez estaba a sólo unos centímetros de él violando su espacio personal.
Aterrado, Gabriel vio que el miembro de Damián estaba erecto luciendo enorme y con líquido preseminal, símbolo de la excitación que el macho sentía en esos momentos... el joven intentó escapar nuevamente, pero el rubio lo lanzó violentamente a la mesa una vez más golpeándose en la cabeza y dejándolo aturdido.
Como león al acecho, Damián se acercó aún más y dijo: voy a lograr lo que mi hermano no pudo... te voy hacer mío...
Lágrimas empezaron a salir de los ojos de Gabriel que sintió como el rubio abría sus piernas para colocarse de pie en medio de ellas... Damián se agachó para ver de cerca el culo del sacristán y luego de separar las rosadas nalgas metió su lengua.
Damián le daba su primer beso negro a Gabriel, quien comenzó a retorcerse y a gemir.
El rubio era un maestro con la lengua, chupaba y succionaba ese ano que empezaba a dilatarse. De igual forma, acariciaba sádicamente el resto del cuerpo de Gabriel que lloraba sin parar.
Minutos después, Damián sacó su lengua y susurró: voy a comprobar si lo que me dijiste es cierto, veremos si eres tan puro como dices...
El rubio posó su mano derecha en el culo de Gabriel y metió de un golpe el dedo de en medio de su mano derecha violando ese anillo que hasta ese día estaba invicto. Gabriel gritó y sollozó por el dolor, pero este sólo era el principio.
G: noooo Damián... no hagas eso te lo suplico...
Damián de inmediato comprobó que ese culito estaba cien por ciento cerrado, nadie había entrado en él... sonrió triunfante y siguió hundiendo su dedo en la intimidad del chico para dilatarlo más... su dedo entraba y salía mientras que el pobre chico se sentía humillado y subajado al estar siendo dedeado por ese promiscuo hombre.
Damián sacó su dedo y dijo: ahora viene el momento estelar... el ángel será violado por un demonio...
Gabriel se aterró al escucharlo y sólo miró hacia el techo diciendo: Dios ¿por qué me has abandonado?
Damián se puso de pie y jaló a Gabriel a la orilla de la mesa... se metió entre sus blancas y torneadas piernas, las puso sobre sus hombros y en medio él con su machete de carne...el culo de Gabriel estaba expuesto y lucía hermoso. El sacristán lloraba sin parar.
Damián le dijo: voy a ser el primero en entrar en ti para que no me olvides nunca...
Sollozando, Gabriel hizo una última súplica: por favor Damián, me vas arruinar la vida, no lo hagas...
D: al contrario, te voy enseñar el verdadero placer de vivir...
Con los ojos rojos y la cara transformada por la excitación, Damián dio la primera embestida que fue fatal, de un golpe intentó meter todo su enorme trozo de carne dentro del culo virgen, pero este se resistió, estaba tan apretado que ni la punta entró.
Gabriel gritó: aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhh h
Damián: puta madre estás muy cerrado... relájate porque si no te va doler más...
El león volvió a tomar impulso y el segundo intento dio resultados, pues por fin entró la punta de su verga venciendo el anillo que oponía resistencia.
El grito de Gabriel fue ensordecedor mientras que para el rubio fue un triunfo, ya estaba entrando en ese culo que luchaba intentando sacar al intruso, pero Damián como experto que era no cedió y empujó varios centímetros más... el ano del joven se estiraba poco a poco... otro grito más fuerte que el anterior y finalmente sin tregua alguna, Damián empujó el resto de su miembro hasta que sus huevos chocaron con las nalgas del castaño.
D: ya eres mío Gabriel... sólo mío...
La escena era única, Damián el enorme macho tenía empalado hasta el fondo de sus entrañas a Gabriel, quien lloraba porque sus sueños de convertirse en sacerdote y mantener su castidad habían sido arrebatados por ese hombre que había follado a tantos otros mientras que para él era su primera vez.
Damián comenzó a embestir a Gabriel siendo sus movimientos cada vez más salvajes. Entraba y salía sin piedad, ese culo era una delicia.


El sacristán arañaba la mesa por el dolor que sentía mientras su rostro hacía muecas que excitaban aún más al macho.
Damián resoplaba por la excitación: eres lo mejor que me he chingado en mucho tiempo...
Damián resoplaba por la excitación: eres lo mejor que me he chingado en mucho tiempo...
Gabriel lloraba sin cesar, el dolor que sentía era inmenso, se sentía partido en dos, pero más le dolía la humillación, verse desnudo, con las piernas al aire y el culo abierto con la verga de Damián penetrando sus intestinos, sentía esa boa moviéndose dentro de él, resoplando encima suyo.
D: me encantas... eres el primer maricón que me vuelve loco...
Llevaban más de 20 minutos follando. El joven sentía los huevos de su violador chocando con sus nalgas.
D: me encantas... eres el primer maricón que me vuelve loco...
Llevaban más de 20 minutos follando. El joven sentía los huevos de su violador chocando con sus nalgas.
Sin dejar de embestirlo, Damián se inclinó y besó a Gabriel lleno de pasión... el joven no se resistió a esa caricia pues era como un bálsamo al gran dolor que sentía en esos momentos...
Cuando separaron sus labios, Gabriel continuó gimiendo: ah ah ah ah ah ah ah...
De golpe, el rubio sacó su verga y dio la vuelta a Gabriel para follarlo en posición de "perrito".

De golpe, el rubio sacó su verga y dio la vuelta a Gabriel para follarlo en posición de "perrito".
Al sacar su verga esta salió manchada de sangre y victorioso dijo: esta sangre es la prueba de tu virginidad... me has dado un gran regalo Gabrielito...
Gabriel intentó huir gateando sobre la mesa hasta topar con la pared.
Damián se subió al mueble y aprisionando al sacristán lo montó como un león monta a su hembra.
Gabriel intentó huir gateando sobre la mesa hasta topar con la pared.
Damián se subió al mueble y aprisionando al sacristán lo montó como un león monta a su hembra.
D: tu culo es perfecto para mí... mi verga encaja a la perfección... fuiste hecho para mí Gabriel, para darme placer...


Con la verga ensartada, Gabriel sentía todo el peso de Damián sobre él. Ese enorme hombre lo aplastaba, su piernas temblaban y su culo no aguantaba más.
De rodillas, el chico gemía esforzándose por no caer mientras que la lengua y manos del león lamían y masajeaban cada rincón del más joven.
De rodillas, el chico gemía esforzándose por no caer mientras que la lengua y manos del león lamían y masajeaban cada rincón del más joven.
D: sí grita... me excitas más... te voy a marcar para siempre... yo soy tu dueño a partir de hoy...
Damián empezó a vibrar y su verga también, el león estaba por terminar, su verga palpitaba más y más. Gabriel lo sentía en su interior.
El rubio aguantó un poco más hasta que finalmente gritó: me vengo, siente mi leche que te llena por dentro, ya eres mío Gabriel solo míooooooooooo ahhhhhhhhhhhhh...
Gabriel gritó junto a Damián cuando sintió su estómago lleno, la verga del macho arrojaba semen sin parar, lo estaba marcando, residuos de ese líquido habitarían por siempre dentro de él. Nada podía hacer ya.
Damián dejó caer su cuerpo exhausto y bufaba cansado... Gabriel estaba boca abajo sobre la mesa mientras el rubio seguía pegado a su cuerpo... la verga iba disminuyendo de tamaño, pero no abandonaba esa funda que lo envolvía placenteramente.
Damián susurró al oído del chico: ahora si puedo dormir satisfecho... he disfrutado follarte como nunca y sé que tú también gozaste "mi ángel"...
El rubio dio una nalgada y masajeó el culo recién desflorado, para después sacar su miembro manchado de sangre y semen.
Sobre esa mesa, Damián cerró sus ojos para descansar completamente desfogado mientras que Gabriel no se movía quedándose en posición fetal y en shock... sus ojos estaban secos de tanto llorar mientras que su trasero le ardía y dolía.
**********
En la Hacienda Montenegro, Lucio aún dormía en su habitación luego de una agitada noche... Bruno había sido el encargado de irlo a buscar al burdel donde hizo el escándalo... en tanto, el capataz se asomó a la caballeriza donde Juan estaba encerrado.
B: sshhhhht Juanito, ¿ya estás despierto?
Por supuesto que Juan ya estaba despierto, él estaba acostumbrado a levantarse desde las 5 de la mañana y al escuchar la voz de Bruno creyó que este lo liberaría.
J: señor Bruno ¿ya puedo salir de aquí?
B: no me digas señor, después de lo que pasó entre nosotros no es necesaria tanta formalidad... aunque bueno frente a los demás sí dime señor, pero cuando estamos solos no...
Juan agachó la cabeza al recordar lo que ese hombre le había hecho.
B: y no, aún no puedes salir de aquí...
J: ¿por qué no?
B: pues porque el patrón así lo ordenó... que te quedaras encerrado hasta la noche y que no se te pasara ni agua...
J: pero es que yo no voy a volver escapar, se lo juro, yo...
B: shhhh... a mí no tienes qué convencerme... el patrón ya dio la orden y así va ser...
El capataz vio que Juan agachaba su cabeza resignado y luego dijo: pero, pues yo no siempre obedezco al patrón así que te traje esto...
Bruno sacó un pañuelo en el que venía envuelto un pedazo de pan, queso y una manzana... los ojos de Juan brillaron pues tenía más de un día que no comía nada y tenía mucha hambre.
El chico estiró su mano para tomar la comida cuando el capataz se lo quitó y dijo: esto será tuyo si prometes ser bueno conmigo... me refiero a que seas "cariñoso"...
Al escuchar esas palabras Juan se retiró y contestó: gracias, pero no puedo prometerle eso...
Bruno sonrió maliciosamente y dijo: por eso me gustas, por orgulloso... toma agarra lo que te traje...
Dudando de tomar la comida, pero con el dolor de tener el estómago vacío, Juan agarró el pañuelo y presurosamente comenzó a comer.
Bruno sonrió y dijo: que te aproveche Juanito...
Y el capataz se retiró de la caballeriza pensando que ya se encargaría de cobrarle ese favor a Juan.
Bruno se dirigía al interior de la casa cuando vio a un hombre desconocido para él... se trataba de un joven de alrededor de 20 años, alto, musculoso, rubio y de ojos verdes, era bastante atractivo.
Sintiéndose el dueño del lugar, Bruno se acercó al joven y con voz fuerte preguntó: hey tú ¿quién eres y qué buscas aquí?
El joven vio al capataz y con voz firme contestó: me llamo Tadeo y vengo buscando al señor Montenegro...
B: mi patrón está descansando y no puede atender a nadie... regresa después si quieres hablar con el señor Lucio...
T: ¿Lucio? no, yo vengo buscando a Damián Montenegro...
B: ah... pues como preguntaste por el señor Montenegro...
T: pues el señor Damián también es un Montenegro ¿o no?
B: sí claro y ¿qué quieres con él?
T: la verdad es que lo que vengo a tratar prefiero hacerlo directamente con él...
B: pues él no está y quién sabe cuándo regrese...
T: ¿acaso está de viaje?
Con tono molesto, Bruno contestó: mira, yo no le llevo su agenda a Damián, mi patrón es el señor Lucio y tengo muchas cosas qué hacer... si quieres regresa otro día...
Bastó esa plática para que Tadeo se diera cuenta el terreno en el que estaba y dijo: está bien, no te molesto más, regresaré mañana, gracias por la información...
De reojo, el capataz vio cómo el joven se marchaba preguntándose quién era él y por qué estaba buscando a Damián.
**********
Entre tanto, Damián se despertó luego de dormir plácidamente, no sabía cuánto tiempo había pasado, pero se sentía muy satisfecho... se percató que Gabriel no estaba a su lado por lo que en voz alta dijo: ¿Gabriel? ¿dónde estás?
Nadie respondió y rápidamente el rubio se levantó y buscó a Gabriel en toda la cabaña, el chico se había ido mientras él dormía... no había dejado ningún rastro.
Damián se vistió de prisa y cuando estaba por salir vio que la puerta se abría dando paso a un extraño hombre de más de 50 años.
D: ¿quién es usted?
Hombre: eso debería preguntar yo ...
El hombre era un guardabosques y con escopeta en mano amenazó: dime ¿quién eres y qué haces aquí?
D: espere, no dispare... soy Damián Montenegro y estoy aquí porque anoche me accidenté, mi camioneta está afuera descompuesta... estaba lloviendo y como no podía hacer nada entré y me quedé a pasar la noche...
Hombre: te creo, vi la camioneta cuando venía para acá...
El hombre bajó su escopeta y Damián preguntó: ¿usted quién es?
Hombre: soy un guardabosques y vivo aquí para vigilar el lugar, pero anoche descansé, por eso no estaba...
D: ya veo... bueno pues quizás podría ayudarme con mi camioneta... no sé qué le pasó...
Hombre: puedo llamar a una grúa...
D: perfecto, se lo voy agradecer... una cosa más, cuando venía no se encontró con alguien...
Hombre: no, con nadie...
Damián comprendió que Gabriel se había ido desde hace rato, en eso su mirada se posó en la cruz de madera rota que continuaba tirada en el suelo... disimuladamente el rubio la recogió y la guardó en su pantalón.
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La noche cayó en Tierra Caliente y en la Hacienda, Lucio estaba de pésimo humor pues aún sufría los efectos de la resaca... en el comedor vociferaba: este café está horrible no sabe a nada...
Bruno entró y dijo: buenas patrón...
Molesto, Lucio contestó: ¿qué diablos quieres Bruno? no estoy de humor para nada...
B: pos nada en particular patrón, sólo quería saber si no se le ofrecía nada, como todo el día se la pasó durmiendo...
L: no, no quiero nada...
B: bueno, pos entonces me retiro... ah sólo una cosa más, hoy estuvo por acá un tal Tadeo, quesque buscaba al señor Damián...
Lucio alzó la mirada y preguntó: ¿Tadeo? ¿quién es ese? ¿y qué quería?
B: no me dijo, quería hablar con él pero pues yo le dije que regresara otro día porque quién sabe cuando vuelva el señor Damián si es que alguna vez lo hace...
En ese momento, se escuchó que alguien llegó y Damián apareció diciendo: Buenas noches...
Bruno observó a su patrón que le ordenó: retírate, déjanos solos...
El capataz salió y Lucio se puso de pie mirando amenazadoramente a Damián, quien le sostenía la mirada con orgullo.
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En un casa de la gran ciudad, Martha Santos, la madre de Gabriel se sorprendía al ver regresar a su hijo que no llegaba con muy buena cara.
Martha era una mujer de más de 40 años, viuda, rubia y con una gran belleza y elegancia, sin duda, su hijo había heredado esas cualidades de ella.
M: Dios Mio, hijo estás de regreso, pero ¿tan rápido? pensé que estarías más tiempo en ese lugar...
Con un semblante desencajado, Gabriel respondió secamente: ya estoy aquí mamá... ya no voy a regresar a Tierra Caliente, nunca más...
M: bendito sea Dios, a mí me preocupaba que estuvieras en un lugar que ni en el mapa aparece... aunque claro fuiste para ayudar y a servir a nuestro señor... pero cuéntame cómo te fue...
Gabriel no respondía, estaba ido y su madre se percató de ello.
M: ¿qué te pasa hijo? ¿por qué vienes así? ¿y tu maleta?
G: la perdí... perdí mi maleta mamá...
M: pero ¿cómo?
G: no me preguntes más mamá... ahora sólo quiero descansar, sólo eso por favor...
M: sí hijo entiendo que vienes cansado... sube a tu cuarto y date un baño... todo está tal como lo dejaste...
Después de dar un beso a su madre, Gabriel se dirigió a su habitación, cerró la puerta con llave y entró al baño de su cuarto... abrió la regadera y con todo y ropa se metió a bañar.
Al sentir que el agua chocaba con su piel, el joven comenzó a llorar desconsoladamente... sus lágrimas se confundían con el agua y es que deseaba que ese líquido limpiara su cuerpo porque se sentía muy sucio.
Llorando amargamente, Gabriel se sentó en el suelo mientras el agua seguía limpiándolo... en su mente sólo estaban los recuerdos de ese fatal día y sollozando se preguntaba qué sería de su vida después de que su pureza fuera robada por Damián Montenegro.
Continuará...
A huevo, ya era hora que desvirginaran a Gaby y el ganon fue Damián, el machote que le inauguró el culo a Gaby.
ResponderEliminarNo entiendo como Gaby pudo huir si con la cogida que le metieron seguro no podía ni caminar, espero que Lucio también lo haga suyo. Ahora ya no puede pensar en el sacerdocio y Gaby tiene que someterse a su nuevo macho. Bravo Damián te luciste en este capítulo, montando a Gaby como yegua. Todo muy excitante