¡Suéltame¡ Me lástimas... suéltame Damián...
En una de las habitaciones de la Hacienda Montenegro, Gabriel forcejeaba con Damián, quien en estado de ebriedad quería besar al joven a la fuerza.
D: necesito besarte, tocarte... tienes que ser mío otra vez...
G: noooooo.... déjame Damián...
El rubio se apoderó de los labios del menor besándolo apasionadamente... mediante esa conexión el hombre quería transmitirle sus sentimientos a Gabriel, pero él lejos de sentirse halagado se sentía humillado regresando a su mente las imágenes de ese día en la cabaña cuando Damián lo violó.
Los ojos de Gabriel se llenaron de lágrimas y sin lograr escapar de los fuertes brazos del mayor, tomó un pequeño florero y con todas sus fuerzas lo estampó en la cabeza del barbado que sólo gruñó al sentir el golpe y cayó en el suelo.
En ese momento alguien comenzó a tocar la puerta... era Juan.
Cuando Gabriel le abrió, el sirviente preguntó: ¿qué pasa Gabriel? escuche que estabas gritando...
G: Juan, que bueno que viniste...
J: ¿qué te pasa? estás muy nervioso, eso no está bien en tu estado...
Gabriel sólo pudo señalar hacia donde Damián estaba inconsciente.
Al ver el bulto, Juan se asustó: pero ¿qué pasó Gabriel? ¿qué le pasó a don Damián?
Gabriel no pudo aguantar más las lágrimas y dijo: yo lo golpeé, pero lo hice porque quiso abusar de mí... nuevamente intentó violarme, yo no podía permitirlo, no otra vez...
Juan comprendió lo que había pasado: tranquilo Gabriel, tranquilízate por favor...
El sirviente se acercó a Damián y comprobó que el mayor sólo estaba desmayado por el golpe y el alcohol...
J: seguramente dormirá hasta mañana... a lo mejor ni se acuerda de nada cuando despierte... voy ayudarte a subirlo a la cama...
G: no, por favor, no quiero que duerma aquí...
J: y entonces ¿qué hacemos con él?
G: llevémoslo a tu cuarto, que se quede ahí y tú duerme hoy en esta habitación...
J: pero Gabriel, don Damián podría molestarse...
G: no me importa, por favor Juan ayúdame...
J: está bien, pero voy a llevarlo arrastrando porque no lo voy aguantar...
G: sí... como sea pero sácalo de aquí...
A rastras, Juan se llevó a Damián a la habitación de al lado mientras que él durmió en el sillón del cuarto de Gabriel, a quien le costó mucho conciliar el sueño después del mal rato vivido.
**********
Al día siguiente, Damián se despertó con un fuerte dolor de cabeza y algo desorientado... observó que estaba en otro cuarto, por lo que se levantó rápidamente... aunque estaba aturdido se acordaba de todo perfectamente... entró a su habitación y se encontró a Gabriel haciendo su maleta.
D: ¿qué estás haciendo?
Gabriel no respondió ni hizo caso a la presencia del mayor... continuó metiendo su ropa dentro de una maleta.
Damián lo detuvo y habló con voz recia: te pregunto ¿qué rayos haces?... ¿no me escuchas?
El joven también habló con voz altanera: ¿no lo ves? estoy haciendo mis maletas... ahora mismo me voy de esta hacienda y de Tierra Caliente...
D: pero ¿por qué?
G: ¿y me lo preguntas después de lo que pasó anoche? ¿o me vas a decir que no te acuerdas porque estabas borracho?
D: no... me acuerdo bien de todo, pero no creo que sea razón suficiente para que te vayas...
G: ¿que no es razón suficiente?... Damián te propasaste conmigo... yo no tengo porque soportar eso...
D: pero si sólo te bese... qué tiene eso de malo... vas a tener un hijo mío y te molestas por un beso...
G: anoche tú buscabas algo más que un beso...
D: pues sí... no te lo voy a negar... anoche te lo dije, te deseo Gabriel... me excita tenerte cerca y...
G: ¿de qué estás hablando Damián? yo no vine a este lugar para satisfacer tus deseos, ¿se te olvidó cuál es el trato que hicimos?
D: pero Gabriel, entiende que yo no quiero sólo satisfacer mis deseos... quiero que seas mi amante... a mi lado no te faltará nada...
G: ya cállate Damián, yo no puedo ser tu amante porque no te quiero...
D: no te estoy pidiendo que me quieras... sólo que te entregues a mí...
G: ¿qué clase persona crees que soy?... ¿crees que yo puedo tener relaciones con alguien a quien no me une ningún sentimiento?... no Damián, para mí antes que el sexo está el amor...
D: pues yo puedo...
G: déjame terminar Damián... entre tú y yo no puede haber nada y sabes por qué...
D: porque tu sueño es ser sacerdote...
G: no sólo es por eso... yo nunca podría tener nada contigo porque me violaste... eres el hombre que arruinó mi vida sin importarle nada más que su propia satisfacción...
D: vamos Gabriel... esas son frases hechas...
G: no, te estoy diciendo lo que pienso... no sé si tú crees que para mí fue algo excitante lo que me hiciste, pero te aclaro que no, para mí ese fue el momento más humillante y aterrador de mi vida...
El joven comenzó a llorar mientras continuaba expresando sus sentimientos: todavía me arde la piel por la forma en la que me tocaste... aún me siento sucio por como me tomaste... tú me usaste como un objeto y yo no pude hacer nada para impedírtelo... te aprovechaste de mí Damián y yo no te hice nada para merecer ese trato... para que me quitaras algo tan importante como mi inocencia... mi pureza que la guardaba celosamente para ofrecerla a Dios y a ti no te importó nada, sólo te importaron tus instintos... saciar tus ganas y yo fui sólo un cuerpo más para ti mientras que para mí... para mí...
Gabriel no pudo continuar hablando, pues el llanto se lo impedía... Damián había escuchado atentamente cada una de las palabras del joven comprendiendo la gravedad de su acto... intentó acercarse al chico para consolarlo, pero prefirió no hacerlo... aunque se moría por rozar esa piel, este no era el momento.
D: yo no pensé que para ti significara tanto lo que pasó... no sé qué decirte...
G: no digas nada... porque nada puede cambiar lo que pasó... ahora sólo quiero regresar a mi casa...
D: no, por favor Gabriel no te vayas... recuerda que acordaste entregarme a ese niño cuando nazca...
G: es que yo no puedo continuar en esta casa después de lo de anoche...
D: sí... ya entendí que la cagué, soy un estúpido, pero entiéndeme que no es tan fácil reprimir mis deseos...
G: eso no te justifica... no eres un animal y podrías controlarte...
D: está bien... te prometo que lo haré, pero no te vayas... quédate para que se haga todo tal como lo acordamos en tu casa...
Gabriel dudó por un momento ante la determinación del mayor.
G: está bien... sólo hay una forma de que me quede...
D: pídeme lo que sea y te lo cumpliré...
G: promete que no volverás a intentar propasarte conmigo... promete que nunca más volverás a tomarme a la fuerza...
Damián se acercó a Gabriel y mirándolo fijamente a lo ojos dijo: te lo prometo... te doy mi palabra de hombre que no volveré a forzarte... no te obligaré a nada que no quieras...
Gabriel vio a los ojos de Damián y encontró sinceridad... la cercanía de su cuerpo lo hizo temblar y se alejó.
D: lo único que no te prometo es cambiar lo que siento por ti...
G: ¿qué quieres decir?
D: que aún cuando yo no te obligue a nada, quiero que sepas que te deseo, que todo tú me hace arder el cuerpo y que sólo mirarte me enciende y me calienta la sangre...
El joven se ruborizó ante esa confesión e intentó hablar pero fue interrumpido: de cualquier forma ya te di mi palabra y voy a cumplirla... entonces ¿te quedas?
Gabriel asintió y Damián sonrió al ver como su poder de convencimiento seguía surtiendo efecto en el inocente joven.
**********
Más tarde, Tadeo hablaba con Damián sobre asuntos de negocios, pero notó que su patrón se encontraba distraído y no escuchaba nada de lo que le decía.
T: ¿le pasa algo patrón? no me está poniendo atención en nada de lo que le digo...
D: lo siento... es que tengo la cabeza en otro lado...
T: si tiene algún problema... quizás yo pueda ayudarlo...
D: no puedes... o bueno no sé...
T: ¿por qué no me dice lo que le aflige? si no puedo ayudarlo por lo menos podré escucharlo...
D: es que Gabriel me dijo algo que me sigue retumbando en la cabeza...
T: ¿qué cosa?
D: no tiene caso que te dé detalles... sólo puedo decirte que hoy por fin conocí al verdadero Gabriel... hoy me habló de sus sentimientos y lo sentí tan frágil... siempre lo vi como un chico altanero y altivo aunque de buen corazón... pero hoy vi que detrás de esa máscara de seguridad hay un ser muy sensible y puro...
T: pues yo no lo conozco tanto, pero con sólo ver sus ojos me di cuenta que es alguien de muy buen corazón...
D: sí, lo sé y yo lo he lastimado mucho... tanto que no sé si algún día pueda perdonarme...
T: vamos patrón... si el chico es de tan buen corazón pues lo más seguro es que lo perdone... sólo que tiene que hacer cosas para que él lo disculpe de cualquier error que haya cometido...
D: ¿qué cosas?
T: pues, ehhhh... detalles... a los chicos como Gabriel le gustan los detalles... ¿qué usted nunca ha sido detallista?
D: la verdad no... las mujeres con las que he estado nunca han necesitado detalles...
T: pues creo que es momento de empezar a serlo o por lo menos intentarlo... después de todo Gabriel le dará un hijo... merece la pena ¿no cree?
**********
Más tarde en la Hacienda Montenegro, Gabriel y Juan platicaban...
J: cuando me dijiste que te irías de la Hacienda, me asusté porque pensé que de verdad lo harías...
G: estaba decidido hacerlo, pero... creo que lo mejor es continuar aquí hasta...
J: ¿hasta qué?
G: no, nada
J: oye y ¿ya fuiste a visitar al padre Abraham? estoy seguro que le dará gusto verte...
G: no, y tampoco quiero que sepa que estoy aquí...
J: ¿por qué no?
G: porque imagínate lo que pensaría al verme embarazado cuando yo estaba a punto de profesar para ser sacerdote... no podría mirarlo a los ojos, me moriría de vergüenza...
J: pero Gabriel, tú no tienes por qué avergonzarte de nada...
G: de cualquier forma prefiero no verlo... mejor cambiemos de tema... Juan, ¿qué hay exactamente entre tú y Tadeo?
El sirviente se sonrojó al escuchar esa pregunta y contestó con nerviosismo: ¿entre Tadeo y yo? ¿qué podría haber?... nada...
G: no me mientas Juan... vi cómo se miraban y casi puedo asegurar que a él le gustas y que a ti te gusta él ¿acaso estoy equivocado?
Después de un breve silencio, Juan contestó: no, dices la verdad, pero entre Tadeo y yo no puede haber nada...
G: ¿por qué no?
J: pues porque yo no valgo nada y ningún hombre podría tomarme en serio después de lo que me pasó...
G: si te refieres a lo que te hicieron Lucio y Bruno, tú no tienes la culpa...
J: no sólo es eso... sino que...
G: ¿que qué? habla Juan...
Llorando Juan habló: es que Bruno me ha hecho suyo más de una vez... él dice que soy su amante y jamás permitirá que yo pueda tener algo con alguien más...
G: ¿qué dices? pero acaso ¿tú quieres estar con él?
J: por supuesto que no... pero qué puedo hacer... yo no sé cómo liberarme de sus acosos... yo no puedo hacer nada...
G: tranquilízate Juan... no te preocupes... como te dije, tú ya no estás solo y yo no voy a permitir que sigan abusando de ti...
J: gracias, pero no quiero que te metas en más problemas por mi culpa...
G: soy tu amigo recuerdas y para eso somos los amigos...
Juan se limpió las lágrimas y sonrió... en ese momento recordó que tenía que preparar la comida y salió de la habitación.
Al poco tiempo tocaron la puerta y Gabriel preguntó de quién se trataba.
T: soy Tadeo joven Gabriel, ¿puedo pasar?
G: adelante...
El joven y musculoso rubio entró a la habitación con una caja de chocolates que llevaba un moño rojo.
T: buenas tardes joven... le traigo esto...
Sorprendido, Gabriel tomó el regalo y dijo: gracias Tadeo, pero no entiendo a qué se debe este regalo...
T: no es mío joven... se lo manda mi patrón, don Damián...
G: ¿Damián te mandó a que me trajeras esto?
T: sí... ahí viene una tarjeta para usted...
G: ahhh... pues gracias...
T: bueno, pues yo me retiro... con su permiso joven...
G: Tadeo, espera por favor...
T: dígame...
G: este... pues yo... ah yo sé que tú casi no me conoces y te sorprenderá lo que voy a decirte, pero es que me gustaría saber algo...
T: dígame joven... ¿qué quiere saber?
G: Tadeo ¿a ti te gusta Juan?
La pregunta sorprendió a Tadeo, que dudó en responder.
Ante el silencio, Gabriel dijo: perdóname... yo no tengo por qué meterme en cosas privadas... discúlpame por favor...
T: no se disculpe joven... aunque me sorprende su pregunta, pero si quiere saberlo... sí... me gusta Juan, pero parece que yo a él no le intereso...
G: no, te equivocas... bueno lo que quiero decir es que Juan es muy tímido, pero si a ti te gusta, puedes luchar para que te haga caso y...
T: lo siento joven, pero en estos momentos hay otras prioridades en mi vida...
G: ¿tienes otras prioridades?
T: así es y el amor no es una de ellas... ahora si me permite me retiro...
Decepcionado por la respuesta del rubio, Gabriel dijo: adelante Tadeo, que te vaya bien...
Tadeo salió del cuarto y Gabriel observó la caja de chocolates... no entendía por qué Damián se los había enviado... tomó el sobre con la tarjeta y leyó lo que decía.
"No me has dicho si tienes algún antojo, pero yo quiero consentirte. Espero que te gusten los chocolates.... Damián"
Gabriel abrió la caja y sacó uno de los chocolates dudando en comerlo... poco a poco llevó el dulce a su boca... al masticarlo sintió la dulzura de ese chocolate y evocó el beso que Damián le había robado la noche anterior... degustó el placer de ese dulce y sintió como su hijo se movió en su interior provocándole un agradable momento.
**********
Entre tanto, Juan se encontraba en la cocina preparando los alimentos de Gabriel cuando vio entrar a Bruno, quien con una sonrisa cínica le dijo: hola Juanito, ¿cómo estás?
Con tono de desagrado, Juan respondió: bien...
El capataz se colocó detrás del joven y rozó su entrepierna con el trasero del menor... de inmediato Juan se retiró.
B: ¿qué te pasa? ¿por qué andas de remilgoso conmigo?
J: yo no ando remilgoso... es sólo que estoy ocupado...
B: sí, últimamente has andado demasiado ocupado con la "mujercita" de don Damián... tan ocupado que te has olvidado de mí...
Bruno tomó por la cintura a Juan y le dijo: sólo te recuerdo que tú eres mío y no debes tenerme tan desatendido...
J: suéltame Bruno por favor...
B: te suelto, pero antes tienes que darme un beso... no has estado conmigo en varias noches y ya no aguanto más, quiero que por lo menos me hagas una mamada...
Las manos del capataz comenzaron a masajear las nalgas del joven sirviente.
J: suéltame... estamos en la cocina...
B: no te hagas que bien que te gusta que te trate así...
J: noooo, suéltame...
En ese momento, apareció Gabriel que furioso gritó: suéltalo Bruno... deja en paz a Juan y no vuelvas acercarte a él ¿me entiendes?
El capataz se sorprendió ante la intromisión del exsacristán y dijo: ¿usted qué hace aquí?
G: eso no te importa... lo único que debes saber es que Juan ya no está solo y no vas a poder seguir forzándolo a que esté contigo...
B: mire joven, yo a usted no tengo por qué darle explicaciones pero yo no he forzado a Juan en nada...
G: eres un cínico... sé perfectamente lo que hiciste con él y más te vale que lo dejes en paz...
B: ¿por qué usted me lo pide?
G: sí, porque yo lo digo...
Bruno sonrió cínicamente y dijo: creo que se ha tomado en serio su papel en esta Hacienda joven, pero que yo sepa sólo don Lucio y Damián me dan órdenes... usted no es más que el amante de uno de los patrones...
Furioso, Gabriel dio una bofetada a Bruno, quien levantó la mano intentado regresar el golpe.
Juan gritó: noooo... Bruno, no te atrevas...
G: déjalo Juan... vamos Bruno, atrévete a golpearme... hazlo... ¿qué esperas?
Bruno se contuvo y sobándose la mejilla dijo: no, yo no acostumbro a pegarle a mujeres... o a embarazados...
El capataz salió de la cocina mientras que Gabriel suspiraba después de pasar ese momento engorroso.
Bruno furioso se topó con Lucio en las caballerizas, quien le preguntó por qué estaba tan enojado.
B: es que no soporto más esta situación patrón... no lo soporto...
L: ¿a qué te refieres? ¿qué pasó ahora?
B: discutí con el joven Gabriel y me enfurecí tanto que...
L: ¿que qué?
B: pues por poco lo golpeó...
Lucio cambió su semblante y agarró del cuello a su capataz mirándolo furioso: ni se te ocurra ponerle una mano encima a Gabriel... me entiendes... no te atrevas porque te va a pesar...
B: pero es que patrón... él fue quien me agredió y yo ya estoy harto de todo esto...
L: pues si quieres largarte de la Hacienda puedes hacerlo, pero sería una estupidez... ya te dije que sólo estoy dando tiempo para darle un golpe mortal a mi hermano... de esa forma yo obtendré el control total de todo... sólo hay que ser pacientes...
B: ya lo sé patrón, pero no sé cuánto más pueda aguantar...
L: pues te lo repito... si quieres puedes largarte ahora mismo...
Lucio salió de la caballeriza dejando al capataz furioso sin saber cómo descargar su ira.
**********
La noche cayó en Tierra Caliente y Gabriel se encontraba aburrido en su cuarto por lo que decidió buscar algo en qué entretenerse... abrió uno de los cajones de la vieja cómoda que estaba en la esquina de la habitación.
El joven se sorprendió al encontrarse con la cruz de madera rota... la que Damián había roto en la cabaña... qué hacia en ese lugar, pensó el castaño.
Los pensamientos de Gabriel fueron interrumpidos ante la llegada de Damián... de inmediato, cerró el cajón.
D: buenas noches Gabriel... ya estoy de regreso...
G: hola, parece que tuviste mucho trabajo...
D: así es, pero ahora muero de hambre... ¿tú ya cenaste?
G: no, Juan va traerme la cena...
D: ¿a traerte la cena?... Gabriel por qué no bajas a cenar al comedor...
G: pues porque...
D: nada... ahora vas a bajar conmigo a cenar...
G: pero Damián... yo prefiero cenar aquí...
D: no puedes vivir encerrado en este cuarto y no tienes por qué hacerlo... si tienes miedo por mi hermano, él ya sabe que tiene que respetarte...
G: yo no le tengo miedo a tu hermano...
D: demuéstramelo bajando a cenar conmigo...
Momentos después, Gabriel y Damián llegaron al comedor ante la sorprendida mirada de Lucio, que no pudo disimular su molestia.
Damián le indicó a Gabriel dónde debía sentarse: siéntate aquí Gabriel, a mi lado...
Lucio intentó ignorar la situación y continuó cenando en silencio.
Damián le preguntó al castaño: aún no me has dicho si te gustaron los chocolates que te mandé...
Tímidamente, Gabriel respondió: sí... estaban muy ricos... gracias...
D: no tienes que agradecerme... es más quiero que me digas cualquier antojo que tengas... deseo que mi hijo nazca sano y fuerte, por lo que te daré todo lo que necesites...
G: pues casi no he tenido antojos...
D: de cualquier forma no dudes en pedirme lo que sea... es más he pensado que aún no tienes nada para cuando el niño nazca...
G: la verdad es que no he pensado en eso...
D: pues debes hacerlo... hay que comprarle ropa...
G: pero si aún no sabemos ni qué va a ser... si niño o niña...
D: yo tengo la seguridad que será varón... un pequeño Montenegro...
Damián tomó la mano de Gabriel cálidamente, gesto que Lucio no soportó y sin disimular su coraje se levantó de la mesa.
El rubio se dio cuenta de la situación y preguntó: ¿qué pasa hermano? ¿no vas a terminar de cenar?
Lucio contestó irónicamente: de pronto se me revolvió el estómago...
Damián sonrió dándose cuenta de que su hermano mayor no soportaba su felicidad.
**********
Lucio llegó a la caballeriza donde se encontraba Bruno y le dijo: no soporto más esta situación... tú tienes razón, tengo que hacer algo... la estúpida sonrisa de mi hermano me enferma... quisiera matarlo yo mismo para acabar con su dicha...
B: pues usted nada más dígame qué hacer...
L: es que aún no lo sé... en estos momentos no tengo claro nada... sólo que desearía que ese bastardo que Gabriel va tener no naciera nunca...
B: pues podríamos empezar por eliminar a ese mocoso...
L: ¿qué quieres decir?
B: exactamente eso... yo conozco alguien que prepara un brebaje para que los chamacos se malogren...
L: no, pero eso podría dañar también a Gabriel...
B: no lo crea patrón... yo se lo he dado a más de una que me salió con su "sorpresita", pero después de tomar ese brebaje se deshicieron del hijo y todos tan contentos...
L: ¿estás seguro?
B: claro que sí... uste' confié en mí patrón... yo le consigo esa pócima, pero lo difícil sería cómo dárselo de tomar al joven Gabriel...
L: por eso no te preocupes... yo me encargo... tú sólo consigue eso que dices...
B: lo haré patrón... sólo que no sale tan barato...
L: te recuerdo que conmigo el dinero nunca es un problema...
Ambos hombres rieron siniestramente después de acordar eliminar al hijo de Gabriel y Damián.
**********
Más tarde en su habitación, Damián veía que Gabriel rezaba con un rosario en la mano... el rubio observaba cada uno de sus movimientos y le parecía estar ante un ángel... cuando el más joven concluyó con su oración se persignó y procedió acomodarse para dormir.
D: vaya pensé que nunca terminarías de rezar...
G: estaba rezando un rosario...
D: y ¿no te aburres de rezarlo?
G: quien rece un rosario todas las noches no sufrirá las penas del infierno, así que tú también deberías de hacerlo...
D: ¿para qué? yo no creo en esas cosas... cuando era niño vi muchas noches a mi madre hacer lo mismo que tú y al final ella se murió por una enfermedad y ni siquiera Dios pudo hacer algo para salvarla...
Gabriel escuchó atentamente lo que Damián le decía... era la primera vez que escuchaba hablar sobre la madre de los Montenegro.
G: nunca te había oído hablar de tu madre... ¿ella murió cuando eras un niño?
D: así es... la recuerdo muy poco, fue una mujer muy buena, pero de nada le sirvió...
G: te equivocas, el hecho de que tu madre haya muerto no significa que Dios se haya olvidado de ella... la muerte nos llega a todos, a buenos y a malos, pero te aseguro que si tu mamá fue una mujer de fe ella debe estar ahora en un mejor lugar...
D: ¿cómo puedes decir eso con tanta seguridad?
G: porque tengo fe...
D: ¿fe? hace mucho que yo la perdí...
G: pues si buscaras a Dios estoy seguro que la recuperarías...
D: no digas tonterías... a estas alturas Dios ya no me escucha...
G: Dios escucha a todos y más a aquellos que se arrepienten de corazón...
Damián vio que los ojos de Gabriel se iluminaban al intentar convencerlo y por un momento quiso creer que era verdad todo lo que escuchaba.
D: bueno, será mejor que ya te duermas... no es bueno para el bebé que te desveles... hasta mañana Gabriel...
G: hasta mañana Damián...
Las luces se apagaron y Gabriel observaba a Damián, ahora entendía el porqué el rubio se había alejado de Dios... esa noche había descubierto una parte que desconocía del padre de su hijo.
**********
Al día siguiente, Bruno llegó al despacho de Lucio y le mostró el frasco que contenía el líquido para acabar con el hijo de Damián.
B: esta es la solución patrón... la curandera me dijo que debe echar de 8 a 10 gotas en un vaso de agua para acabar con el chamaco...
L: y ¿estás seguro que esto no dañará a Gabriel?
B: ya le dije que no patrón... a lo mucho le dará un fuerte dolor de estómago, eso es todo...
L: muy bien, entonces no esperaré más...
B: ¿cómo le va hacer para que Gabriel lo tome?
Lucio sonrió y dijo: tú déjame eso a mí...
Poco después, Lucio entró a la cocina donde Juan preparaba los alimentos de Gabriel.
L: buenas Juan, ¿qué estás haciendo?
J: buenas tardes señor Lucio... estoy preparando la comida de Gabriel...
L: sí ya veo... Juan necesito que me hagas un favor, quiero que le avises a uno de los criados que aliste mi caballo porque quiero montar ahora mismo... necesito salir a desestresarme...
J: este... si me permite le llevo su comida a Gabriel y hago lo que me pide...
L: te dije que necesito montar ya... haz lo que te pido... sólo avísale a uno de los criados y regresa a llevarle la comida a Gabriel...
Juan dudó, pero no le quedó más remedio que hacer lo que le pedían.
En cuanto Juan salió, Lucio vertió 10 gotas de la pócima en la limonada que estaba sobre la bandeja de comida... el joven sirviente no tardó más de cinco minutos en volver.
J: listo señor... ya le dije a uno de los criados, en 10 minutos le tienen listo su caballo...
L: gracias Juan y no te molesto más... sube de una vez esa comida, seguramente Gabriel debe tener mucha hambre...
El mayor de los Montenegro sonrió maliciosamente al ver a Juan llevarse la bandeja de comida.
**********
En su cuarto, Gabriel vio entrar a Juan con la bandeja de comida.
J: ya está listo lo que me pediste Gabriel... todo está muy rico...
G: gracias Juan, pero casi no tengo hambre... tengo algunos malestares...
J: ¿quieres que llame al doctor?
G: no es necesario... falta poco para que el bebé nazca y supongo que estos malestares son normales...
J: precisamente porque falta poco deberías de comer bien...
G: te digo que no quiero... igual y en un rato... lo que sí tengo es sed...
J: pues tómate esta limonada... hace calor y te va refrescar mucho...
G: sí, lo que quiero es refrescarme...
Y Gabriel tomó toda la limonada, pues tenía mucha sed.
Más tarde, Gabriel comenzó a sentir un dolor en su estómago que cada vez era más fuerte... al principio pensó que era normal, pero después empezó a tener punzadas que subían de nivel, algo estaba mal con su hijo.
G: Juan, ven por favor... Juaaaannnn...
El sirviente acudió rápidamente al llamado: ¿qué pasa Gabriel?
G: ayúdame Juan... me está doliendo mucho el estómago...
J: ¿son tus mismos malestares?
G: no... aghhhh... este dolor nunca lo había sentido... me duele mucho aghhhhhhh...
J: tranquilízate Gabriel... voy a llamar al doctor...
G: nooo, será mejor que llames a Damián para que me lleve a la clínica aghhhhh... me duele mucho, no aguanto el dolor...
J: está bien voy a llamarlo...
De pronto, el dolor fue tan fuerte que Gabriel se arrojó a la cama.
G: aaaaaayyyyyyyy.... ya no aguanto... me duele mucho...
J: Dios Mío, el señor Damián no me contesta ¿qué hago?
G: llama a una ambulancia, aghhhhhhhh...
El dolor fue tan intenso que provocó que Gabriel se desmayara ante el terror de Juan que no sabía qué hacer.
**********
Poco después en el hospital, Damián llegó junto con Tadeo encontrándose con Juan en la recepción.
D: ¿qué pasó Juan? ¿qué le pasó a Gabriel?
Llorando Juan dijo: no lo sé... él estaba bien pero de pronto comenzó a tener dolores muy fuertes y después se desmayó...
D: ¿dónde está ahora?
J: el doctor lo está revisando... desde que llegó no me han dicho nada...
D: ahora mismo voy a investigar...
En ese momento, el doctor se apareció buscando a los familiares de Gabriel Santos.
D: doctor, yo soy Damián Montenegro, Gabriel está esperando a mi hijo... dígame que es lo que tiene...
Doctor: señor Montenegro, al parecer el joven tuvo una amenaza de aborto... los dolores aún no se le quitan y vamos a tener que intervenirlo, es necesario sacar al producto...
D: quiere decir que va adelantar el parto...
Doctor: así es, pero quiero ser muy claro... la situación es sumamente complicada y es posible que alguno de los dos muera o que ninguno se salve...
D: ¿qué? Pero eso no puede ser... sálvelos doctor, salve a los dos, no se preocupe por el dinero, le daré lo que sea pero sálvelos...
Doctor: ojalá que esto fuera cuestión de dinero señor Montenegro, pero le aseguro que haré todo lo posible por salvarlos aunque no le aseguro nada... ahora lo mejor es encomendarse a Dios...
El doctor se retiró y Damián furioso golpeó la pared lleno de rabia por lo que estaba pasando.
Tadeo se acercó y le dijo: tranquilo patrón...
D: es que no lo entiendo, apenas ayer todo estaba bien y ahora Gabriel y mi hijo corren peligro de muerte...
T: no sé qué decirle, pero confié en que todo va salir bien... tenga fe...
Al escuchar esas palabras, Damián recordó lo que había platicado una noche antes con Gabriel.
Flashback
D: ¿fe? hace mucho que yo la perdí...
G: pues si buscaras a Dios estoy seguro que la recuperarías...
D: no digas tonterías... a estas alturas Dios ya no me escucha...
G: Dios escucha a todos y más a aquellos que se arrepienten de corazón...
Fin del flashback
Damián dijo: Tadeo, necesito que hagas algo...
T: dígame patrón...
D: quiero que vayas a la Hacienda y me traigas algo...
**********
Poco después, Lucio furioso buscaba a Bruno en las caballerizas.
L: Brunoooo.... ¿dónde diablos estás?
B: aquí estoy patrón ¿qué pasa?
L: eres un imbécil, un idiota...
B: ¿qué pasó patrón? ¿por qué me ofende?
Lucio vociferó: tú me dijiste que si Gabriel tomaba esa porquería, sólo el bastardo moriría y que Gabriel no correría ningún riesgo...
B: y así es patrón... eso me dijo la curandera...
L: no me mientas... Tadeo acaba de decirme que hay riesgo de que Gabriel también se muera...
B: pero patrón... seguramente le dio más de la pócima... se le pasó la mano...
L: no quieras echarme la culpa... yo hice lo que tú me dijiste...
B: pues entonces no sé qué paso...
L: mira Bruno... más te vale que a Gabriel no le pase nada porque si se muere te juro que tú te vas arrepentir el resto de tu vida... así que será mejor que le reces a Dios o al diablo, pero que no le pase nada a Gabriel... ya estás advertido...
En cuanto Lucio salió de la caballeriza, Bruno sonrió lleno de malicia.
**********
Habían pasado varias horas desde que Gabriel había llegado al hospital... Damián, Juan y Tadeo estaban impacientes sin saber nada.
D: no soporto más esta espera... tengo que saber qué pasó...
T: tranquilo... ahí viene el doctor...
Damián corrió hacia el doctor, que sudoroso y con la mirada cansada había terminado de intervenir a Gabriel.
D: ¿qué pasó doctor? ¿cómo están Gabriel y mi hijo?
Continuará...
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