15.- La oración del pecador


En el hospital de Tierra Caliente, un doctor salía del quirófano luego de una complicada cesárea... Damián Montenegro esperaba impaciente y cuando vio al médico de inmediato lo abordó.
D: ¿qué pasó doctor? ¿cómo están Gabriel y mi hijo?
Con semblante cansado, el doctor posó su mano en el hombro derecho del rubio y dijo: lo felicito, acaba de ser padre de un fuerte varón... lo trasladamos a la incubadora porque por ser prematuro debe estar en observación por unas horas...
D: ¿y Gabriel? ¿cómo está Gabriel doctor?
Doctor: ehhhhh... pues hicimos todo lo posible, pero...
D: ¿qué pasó con Gabriel? dígame de una vez...
Doctor: el joven está debatiéndose entre la vida y la muerte... no puedo asegurarle que se salve, pero de lo que ocurra en las próximas horas dependerá si vive o no...
Furioso, Gabriel golpeó varias veces la pared asustando a las personas que se encontraban cerca... Tadeo se acercó para tranquilizarlo.
T: tranquilo patrón... con esto no ganará nada...
D: y qué quieres que haga... Gabriel se puede morir y si eso ocurre yo...
Juan también se acercó y con lágrimas en los ojos dijo: no, Gabriel no se va morir... Dios no puede permitir que él se muera... estoy seguro que se va salvar...
T: así es patrón... no pierda la esperanza...
El médico agregó: mientras haya vida en el cuerpo de una persona, existe la posibilidad de salvarse... no se desespere...
D: quiero verlo, quiero ver a Gabriel...
Doctor: lo trasladamos a un cuarto, en un momento podrá entrar, pero sólo podrá hacerlo una persona...
El médico se retiró para continuar con su trabajo.
Damián se dirigió a Juan y Tadeo: creo que será mejor que se vayan... ya es tarde y yo me quedaré toda la noche con Gabriel...
T: yo creo que es mejor quedarnos, por si algo se ofrece patrón...
J: yo tampoco quiero irme...
D: entiendan, que no tiene caso que se queden... cualquier cosa yo los mantendré informados, pero ahora váyanse...
J: pero...
T: Juan, creo que don Damián quiere estar solo con Gabriel, será mejor que hagamos lo que él dice...
J: pero yo...
T: vamos... yo te llevo a la casa...
Minutos después que Juan y Tadeo salieron, una enfermera le dijo a Damián que ya podía pasar al cuarto donde estaba Gabriel.
El rubio entró a la habitación donde Gabriel estaba acostado conectado a varios cables... el barbado se acercó y sintió un fuerte golpe en el pecho al ver el rostro pálido del castaño... parecía muerto y sin esa luz que siempre emanaba de él.
El hombre acarició los cabellos del chico y dijo: Gabriel, perdóname... todo esto es mi culpa... tú deberías estar profesando para ser un sacerdote y sin embargo estás aquí inconsciente luego de haber dado a luz a mi hijo... tú no te mereces esto... no es justo...
En ese momento, Damián evocó la conversación que había tenido con Gabriel.
Flashback
G: el hecho de que tu madre haya muerto no significa que Dios se haya olvidado de ella... la muerte nos llega a todos, a buenos y a malos, pero te aseguro que si tu mamá fue una mujer de fe, ella debe estar ahora en un mejor lugar...
D: ¿cómo puedes decir eso con tanta seguridad?
G: porque tengo fe...
D: ¿fe? hace mucho que yo la perdí...
G: pues si buscaras a Dios estoy seguro que la recuperarías...
D: no digas tonterías... a estas alturas Dios ya no me escucha...
G: Dios escucha a todos y más a aquellos que se arrepienten de corazón...
Fin del flashback

a estas alturas Dios ya no me escuchaG: Dios escucha a todos y más a aquellos que se arrepienten de corazónFin del flashback

Damián sacó de su pantalón la cruz de madera rota que había guardado y que pertenecía a Gabriel.
El barbado la colocó al lado de la cabeza del joven y comenzó a hablar: Dios, yo sé que hace mucho que no te hablo, pero hoy quiero hacerlo para pedirte por Gabriel, no me concedas a mí nada, pero mantén con vida a él que lo único que desea es servirte... que su vida la ha dedicado a ti y que fui yo quien lo hizo alejarse de su camino... por favor no permitas que se muera, él tiene que vivir... tiene que vivir por su hijo y porque yo necesito que viva...
Sólo el silencio contestaba la plegaria de Damián, quien por primera vez en muchos años dirigía una oración a Dios.
**********
En una camioneta, Tadeo llevaba a Juan rumbo a la Hacienda cuando el joven sirviente habló: espera Tadeo, no quiero que me lleves a la Hacienda...
T: y ¿a dónde quieres que te lleve?
J: pues... no sé... es que sin Gabriel yo no quiero ir a la Hacienda... ahí sólo están don Lucio y también Bruno...
Al notar el nerviosismo del chico, el rubio dijo: tranquilo Juan... si no quieres no te llevo ahí... pero ya es noche y no sé a dónde llevarte...
J: ¿podría quedarme contigo sólo esta noche?
Juan se ruborizó después de escucharse a sí mismo e intentó retractarse: discúlpame... yo no quise decir eso, es que...
T: no te preocupes Juan... por mí no hay problema en que te quedes... pero es que el cuarto en el que duermo es pequeño y no creo que te sentirías cómodo...
J: yo puedo dormir en el suelo... no te preocupes por eso...
T: no es eso lo que me preocupa Juan... sino tú... pero está bien voy a llevarte conmigo...
Momentos más tarde, Juan entraba al cuarto donde dormía Tadeo... el lugar estaba muy cerca de la Hacienda y tal como se lo había advertido era muy pequeño.
T: disculpa si ves todo desordenado... pero como sólo paso las noches aquí y todo el día estoy en la Hacienda pues no me da tiempo de arreglar...
J: no te preocupes Tadeo...
T: bueno pues voy arreglar la cama para que te acuestes...
J: ¿en la cama? ¿y tú dónde dormirás?
T: tenderé unas sábanas en el suelo y ahí dormiré...
J: claro que no... eso es injusto... seré yo quien duerma en el piso...
T: vamos Juan, no seas tímido... yo estoy acostumbrado a cosas peores...
J: pues yo también lo estoy...
T: muy bien entonces los dos dormiremos en el suelo... tú decide si quieres dormir a mi lado...
El joven castaño se sonrojó, por lo que decidió aceptar el lecho que Tadeo le proponía.
J: por lo menos, déjame a mí arreglar donde vas a dormir...
T: está bien, porque yo para hacer camas soy un desastre...
Juan sonrió y comenzó a tender las sábanas en el suelo mientras era observado por el rubio.
T: dime una cosa Juan... tú estimas mucho al joven Gabriel ¿verdad?
J: sí... lo quiero como si fuera mi hermano... él es un ángel y se ha portado tan bien conmigo... por eso me duele mucho lo que le está pasando...
T: ¿hace cuánto que lo conoces?
J: en realidad hace poco... pero bastó que platicáramos un par de veces para darme cuenta de la gran persona que es...
T: y don Damián ¿cómo lo conoció?
J: pues... la verdad no lo sé bien... y te confieso que me sorprendí mucho cuando me enteré que Gabriel estaba esperando un hijo de él... realmente me sorprendió...
T: ¿y por qué te sorprendió tanto?
J: porque Gabriel quería ser... sacerdote...
T: pues parece que no tenía mucha vocación que digamos...
J: te equivocas... Gabriel hubiera sido el mejor sacerdote del mundo, pero don Damián...
T: don Damián ¿qué?
J: no, nada... tu cama ya está lista...
T: wow Juan... eres un experto... te quedó muy bien hecha...
Juan sonrió y al caminar hacia su cama se tropezó estando a punto de caerse... Tadeo logró agarrarlo, pero ambos quedaron muy cerca... los ojos del rubio se clavaron en los del castaño... y como atraído por un imán besó al más joven.
Tiernamente, Tadeo besaba los labios de Juan, quien al principio recibió esa caricia sin hacer nada... los labios del rubio no eran agresivos sino se sentían cálidos... era la primera vez que Juan recibía un beso así.
De pronto, a la mente del chico vinieron todos los malos recuerdos de cuando Lucio y Bruno lo tomaron violentamente.

Tadeo sintió como Juan lo empujaba fuertemente liberándose de su beso.
T: lo siento Juan... yo me dejé llevar por el momento... discúlpame...
Con mirada aterrada, Juan veía a Tadeo y cuando este intentó tocarlo, el castaño se alejó rápidamente.
T: ¿qué te pasa Juan? estás temblando... discúlpame... yo no voy hacerte nada...
Juan reaccionó y dijo: por favor Tadeo no vuelvas a tocarme... no así...
T: está bien Juan... tranquilo y perdóname otra vez...
Tadeo se acostó en su lecho francamente sorprendido por la reacción tan inesperada de Juan... no entendía qué había pasado.

La mañana llegó y una enfermera despertó a Damián que se había quedado dormido al lado de la cama de Gabriel

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La mañana llegó y una enfermera despertó a Damián que se había quedado dormido al lado de la cama de Gabriel.
Enfermera: señor, ¿por qué no se va a tomar un café?
D: y Gabriel por qué no ha despertado... ya pasaron muchas horas...
Enfermera: la operación fue muy difícil por lo que seguramente tardará en reaccionar, pero porque no va a los cuneros a ver a su hijo...
D: ¿mi hijo? en estos momentos sólo me preocupa Gabriel...
Enfermera: no diga eso señor... vaya con su hijo, vaya...
El rubio obedeció a la enfermera y llegó a los cuneros, donde sólo habían dos niños recién nacidos... una de las enfermeras del lugar le preguntó si el era papá de alguno de los bebés y Damián dijo que sí... poco después llegó hasta donde se encontraba su hijo y por primera vez vio al pequeño.
La enfermera le preguntó si quería cargarlo y Damián no sabía que responder... sentía una emoción que no podía describir.
Enfermera: tenga... cárguelo...
D: es que no sé cómo hacerlo...
Enfermera: es fácil... vamos, tómelo en sus brazos...
Con mucho cuidado, Damián cargó al pequeño varoncito... algo cálido surgió en su interior... no podía creer que ese frágil ser fuera sangre de su sangre.

El niño comenzó a llorar mostrando la fuerza de sus pulmones, había heredado la vitalidad de los Montenegro

El niño comenzó a llorar mostrando la fuerza de sus pulmones, había heredado la vitalidad de los Montenegro... el rubio movió sus brazos meciendo al pequeño y este dejó de llorar provocando la sonrisa del mayor.
En ese momento, una enfermera entró presurosa y dijo: señor Montenegro, venga conmigo, el señor Santos acaba de despertar.
**********
Mientras tanto, en la Hacienda Montenegro, Lucio estaba impaciente por no tener ninguna noticia.
L: es que no es posible que no sepas nada... eres un inútil Bruno...
B: ya le dije que los médicos no me quieren dar información por teléfono... y luego no entiendo por qué Juan no ha regresado...
L: seguramente Gabriel está muy mal o es posible que hasta haya...
B: por favor patrón, las malas noticias siempre corren, estoy seguro que el sacristán está bien... en todo caso el que debe estar muerto es el bastardo que iba a nacer...
L: como sea... no soporto más la espera, yo mismo iré al hospital...
B: pero patrón, yo creo que...
Lucio no escuchó más a Bruno y salió presuroso de su casa.
**********
En el hospital, Gabriel estaba muy nervioso y lo único que atinaba a preguntar era por la vida de su hijo: mi hijo, ¿cómo está mi hijo? por favor doctor, dígame ¿qué pasó con el niño?
Doctor: tranquilo, su bebé está bien... es un varón...
G: gracias a Dios... me sentí tan mal, que pensé que lo perdería...
En ese instante, Damián entró al cuarto y sus ojos se iluminaron al ver a Gabriel despierto... sin poder disimular su alegría se abalanzó sobre el joven y lo abrazó fuertemente.
D: Gabriel, qué bueno que despertaste, pensé que morirías y yo no sé que haría si eso hubiera pasado...
Sorprendido por la reacción de Damián, Gabriel se quejó pues aún sentía dolor en su cuerpo y el fuerte abrazo lo lastimaba.
D: perdona, fui muy brusco, pero es que me da mucho gusto que estés bien...
Gabriel asintió con la cabeza pues no entendía tanta efusividad de Damián, un hombre que sólo le había mostrado fuerza y violencia, pero nunca afecto.
G: quisiera ver a mi hijo... quiero verlo doctor...
Doctor: por supuesto... voy a pedirle a una enfermera para que lo traiga... espere un momento...
El doctor salió y Damián lo siguió para preguntarle: doctor, ¿Gabriel ya está fuera de peligro?
Doctor: afortunadamente lo peor ya pasó, pero habrá que esperar 48 horas para ver si no hay alguna otra reacción... si continúa así podrá llevárselo a su casa...
D: perfecto doctor... lo que no entiendo es por qué se puso así si todo su embarazo estuvo bien...
Doctor: pues la verdad es que encontramos en la sangre del joven restos de una extraña sustancia abortiva...
D: ¿una sustancia abortiva?
Doctor: así es... lo extraño es cómo pudo ingerirla...
La conversación fue interrumpida por una enfermera, por lo que Damián regresó al cuarto y vio fijamente a Gabriel.
G: ¿qué pasa? ¿por qué me ves así?
D: ¿qué comiste ayer Gabriel?
G: pues casi no comí nada... lo último que probé fue una limonada que me llevó Juan... pero ¿por qué me preguntas esto?
D: pues porque el doctor dice que...
La puerta del cuarto se abrió dando paso a la enfermera que llevaba en brazos al pequeño hijo de Gabriel y Damián.
Enfermera: aquí le traigo a su bebé... cárguelo...

Los ojos de Gabriel se llenaron de lágrimas al ver por primera vez a ese pequeño que había nacido de su interior

Los ojos de Gabriel se llenaron de lágrimas al ver por primera vez a ese pequeño que había nacido de su interior... tímidamente, el joven tomó al pequeño en sus brazos, que de inmediato empezó a llorar.
G: ¿qué le pasa? ¿por qué llora?
Enfermera: debe ser porque tiene hambre... voy a dejarlo para que lo amamante...
G: ¿amamante? ¿yo?
Enfermera: sí... solo tiene que acercar al bebé a su pezón y él empezara a comer... con permiso...
La enfermera salió del cuarto dejando a Gabriel muy sorprendido y sin saber qué hacer.
Damián preguntó: ¿y bien? ¿no piensas darle de comer a nuestro hijo?
Gabriel se sonrojó y dijo: es que yo no sé cómo...
D: ya la enfermera te dijo... hazlo o no dejará de llorar... es un Montenegro y no detendrá hasta conseguir lo que quiere...
G: por lo menos vete para que pueda hacerlo...
D: jajajajaja... no me digas que te da pena... por favor Gabriel, conozco mucho más que tus pezones... vamos, dale de comer a nuestro cachorro...
Molesto por la actitud cínica de Damián, Gabriel se descubrió un pezón y acercó al pequeño a su pecho... el recién nacido se prendió del rosado botón y comenzó a ingerir la leche que salía.
El rubio sonrió al ver a Gabriel rojo como un tomate dándole de comer a su hijo... se acercó lentamente hacia ambos.
D: te ves hermoso amamantando a nuestro hijo...
G: por favor Damián... no te burles de mí...
D: no me estoy burlando... digo la verdad...
Gabriel no respondió y continuó amamantando al bebé.
D: ya pensaste qué nombre le vas a poner...
G: yo pues... pensé que tu querrías ponerle el nombre...
D: el nombre debe ser puesto por la madre... es su derecho después de haberlo cargado nueve meses...
Gabriel pensó por un instante y luego dijo: pues a mí me gustaría que se llamara Ángel...
Damián dudó por un momento en el nombre y dijo: ¿Ángel Montenegro?... me gusta, sí me gusta... sobretodo porque le hace honor a su origen...
G: ¿a su origen?
D: sí, nació de un ángel, entonces debe llamarse así...
Gabriel no respondió... en ese momento, Damián tocó la mano del bebé y el recién nacido se aferró al dedo índice de su padre... sin saberlo el niño mantenía unido a sus padres, una unión que no se rompería nunca.
**********
En la recepción del hospital, Lucio (con voz autoritaria) exigía información.
L: es que no es posible que nadie sepa decirme nada...¿qué clase de hospital es este?
El doctor que atendió a Gabriel y conocía a Lucio se acercó: tranquilo señor Montenegro... supongo que viene para pedir informes por la pareja de su hermano...
L: vaya... hasta que alguien sabe a qué vine... dígame doctor cómo está Gabriel...
Doctor: después de una difícil cesárea, el joven Santos ya está en recuperación...
Lucio se tranquilizó al escuchar eso: me da gusto oír eso... aunque supongo que no debe estar tan bien después de haber perdido a su hijo...
Doctor: afortunadamente, el bebé también se salvó y goza de perfecta salud... ambos están bien ahora...
El semblante de Lucio cambió al escuchar esa información y sin poder disimular su coraje dijo: pues no tiene caso que siga aquí... será mejor que me vaya...
Doctor: no quiere ver a su hermano...
Lucio no respondió y se dirigió a la salida del hospital, pero antes de hacerlo se topó con Tadeo y Juan.
T: buenas señor Montenegro...
Lucio no respondió al saludo de Tadeo.
T: ¿qué habrá pasado? va hecho una furia...
J: espero que no sea nada malo... vamos a preguntar por Gabriel...
Más tarde, Lucio llegó a la Hacienda y se encontró con Bruno en las caballerizas.
B: qué pasó patrón... supo algo del sacristán y su cría...
Lucio tomó un fuete y sin dudarlo, le dio un golpe en la cara a Bruno.
L: eres un estúpido... no sé cómo pude confiar en ti... soy un imbécil...
B: pos qué pasó... no me diga que el sacristán se murió...
L: no digas más estupideces... Gabriel está bien, pero el mocoso también se salvó... de nada sirvió tu estúpido brebaje...
B: pero eso no puede ser patrón... esa cosa nunca falla...
L: pues parece que a Gabriel lo protege el mismísimo Dios porque tanto él como su hijo están vivos...
B: pero patrón igual y podemos...
L: cállate Bruno... no quiero escucharte más... ahora no quiero escuchar a nadie...
**********
En el hospital, Tadeo y Juan platicaban con Damián fuera de la habitación de Gabriel.
T: por un momento pensamos que algo malo había ocurrido...después de ver a don Lucio salir tan molesto...
D: ¿Lucio estuvo aquí?
T: sí... pensé que lo había visto...
D: no... no lo vi... dime una cosa Juan... ayer ¿tú preparaste los alimentos de Gabriel?
J: así es... yo los hice...
D: ¿y no le pusiste algo diferente?... no sé, ¿algún ingrediente extraño?
J: no patrón... le aseguro que no...
D: ¿y nadie más se acercó a esos alimentos?
J: no nadie más... pero por qué me pregunta esto...
D: no, por nada en especial...
T: don Damián... por qué no se va a dar un baño... Juan y yo podemos quedarnos... usted ha estado aquí desde anoche...
D: sí, tienes razón Tadeo... Gabriel se va quedar esta noche y yo pienso quedarme también así que será mejor que me vaya a dar un baño...
T: no se preocupe... nosotros cuidamos al joven Gabriel...
D: gracias... vuelvo en un rato...
Damián salió del lugar y Juan sorprendido dijo a Tadeo: no entiendo por qué me preguntó todo eso...
T: yo tampoco, pero si quieres entra con el joven Gabriel, yo espero aquí...
Cuando Juan se dirigía al cuarto de Gabriel tuvo un mareo que casi lo tira.
T: ¿qué te pasa Juan?
J: no es nada... sólo me mareé...
T: pero si casi te caes...
J: ya te dije que no es nada...
T: Juan, ningún mareo es normal... será mejor que pases con un médico... aprovecha ahora que estamos aquí...
J: no es necesario, de verdad...
T: obedece Juan o yo mismo te llevaré con un doctor... ve a que te hagan un chequeo...
J: está bien... voy a buscar un doctor...
**********
Damián regresó a la Hacienda Montenegro y se encontró con Lucio, quien no pudo disimular una mirada de odio hacia su hermano menor.
D: supe que estuviste en el hospital...
L: sí... fui para preguntar por la salud de Gabriel y tu hijo... como no tuviste la cortesía de avisarme nada en toda la noche...
D: no pensé que te preocupara la salud de Gabriel y mi hijo... pero afortunadamente ambos están bien... y Gabriel está feliz con el niño y bueno yo también lo estoy, sobretodo porque es varón...
L: pues te felicito hermano... sólo te aconsejo que te asegures que ese niño lleve tu sangre...

solo te aconsejo que te asegures que ese niño lleve tu sangre

D: ja... no puedes soportarlo ¿verdad hermano?... no soportas que Gabriel me haya dado un hijo... te irrita verme feliz...
L: no digas tonterías...
Lucio se dirigió a la salida cuando Damián dijo: el doctor me dijo que si Gabriel se puso mal es porque bebió una sustancia abortiva... sólo espero que tú no hayas tenido nada que ver en esto, porque si me entero que fue así, te juro que me las vas a pagar...
L: ja... creo que has visto demasiadas películas hermanito... yo no tengo nada que ver con lo que le pasó a tu "mujercita" y si bebió algo para abortar mejor piensa si no fue el mismo Gabriel quien quiso deshacerse de tu hijo...
Después de escupir su veneno, Lucio se alejó de Damián dejándolo pensativo.
**********
En el hospital, Juan se hacía un chequeo médico.
Doctor: dices que has tenido naúseas, dolor de cabeza y fatiga... será mejor que te haga unos análisis de sangre... si quieres, puedes esperar de una vez  los resultados...
J: sí, lo haré... doctor usted qué crea que tenga...
Doctor: pues los análisis lo dirán... ¿te preocupa algo?
J: sí... me preocupa estar embarazado...
**********
Entre tanto, Tadeo observaba a Gabriel que arrullaba a su pequeño.
T: ¿así que se llama Ángel? es un nombre muy apropiado para él... realmente parece un ángel...
G: gracias Tadeo... pero ¿por qué no lo cargas?
T: no... yo no sé cómo hacerlo...
G. vamos, no es tan difícil... tómalo...
Tadeo aceptó y tomó entre sus brazos al pequeño sintiendo una gran emoción en su pecho.
G: ¿ves? te dije que no era tan difícil...
Tadeo no respondió, sólo veía al pequeño en sus bazos y la gran emoción le hizo llorar... Gabriel se sorprendió al ver esa reacción.
G: ¿estás llorando? Tadeo no pensé que te emocionara tanto cargar al niño... ¿por qué?
Agitado, Tadeo no pudo soportar más y habló: me emociona demasiado, porque este niño es... es mi hermano...
Gabriel se sorprendió muchísimo al escuchar eso.
G: ¿qué dices?
T: sí, es tal como escucho... este niño es mi hermano porque yo también soy hijo de Damián Montenegro...


Continuará...

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