18.- ¿Cómo cazar a un ángel?


En la Hacienda Montenegro, Gabriel hablaba con Damián sobre su situación luego del nacimiento de su hijo y del trato que acordaron.
G: el plazo se ha cumplido... han pasado semanas desde que tuve al pequeño Ángel y tal como acordamos yo ya cumplí con mi parte...
Con semblante preocupado, Damián preguntó: ¿qué quieres decir?
G: que este domingo me voy de Tierra Caliente...
D: pero ¿por qué tomas esta decisión tan de repente?
G. no es de repente... tú mejor que nadie sabe lo que acordamos porque fuiste tú quien puso las reglas... pues bien llegó la hora de que me vaya...
Damián miró fijamente a los ojos del castaño y le dijo: no Gabriel, tú no te vas a ir... simplemente no te lo voy a permitir...
**********
Entre tanto fuera de la Hacienda, Bruno se llevaba a Juan casi arrastrando y tapándole la boca para que no pudiera gritar... el chico intentaba soltarse, pero no podía hacerlo... forcejeaba inútilmente contra la fuerza del cruel capataz.
B: deja de resistirte o te va ir peor... en cuanto lleguemos a la casa te voy a enseñar quién manda para que dejes de ser tan arisco...
En un momento de distracción, Juan mordió la mano de Bruno provocando que este lo soltara por unos instantes, segundos que el chico aprovechó para salir corriendo y tomar rumbo a las caballerizas.
B: hijo de puta, pero no te me vas a escapar... te irás conmigo quieras o no...
Juan corrió hasta meterse en una caballeriza vacía, donde se escondió detrás de unas pacas de paja, estaba muy asustado y no sabía qué hacer.
El capataz caminaba sigilosamente, había visto entrar al chico en las caballerizas, por lo que fue revisando una a una sin éxito... llegó en la que estaba Juan y el pobre chico, muy asustado, dejó de respirar para evitar que sus suspiros fueran escuchados, a pesar de ello sentía que su corazón latía tan fuerte que podía delatarlo.
llegó en la que estaba Juan y el pobre chico muy asustado dejó de respirar para evitar que sus suspiros fueran escuchados, a pesar de ello sentía que su corazón latía tan fuerte que podía delatarlo

Bruno salió de la caballeriza y Juan por fin pudo respirar... espero unos minutos y al escuchar sólo el silencio de la noche, decidió dejar su escondite para irse corriendo a la casa.
El chico puso un pie fuera de la caballeriza y fue tomado fuertemente del brazo por Bruno.
B: jajaja... crees que soy tan pendejo como para dejarte escapar Juanito...
Los ojos de Juan se llenaron de lágrimas y dijo: no, por favor Bruno, déjame ir...
B: eres muy remilgoso Juanito, creo que aún no te he domado bien, pero ahorita te voy a enseñar...
El capataz metió a Juan a la caballeriza y lo arrojó sobre un montón de paja.
B: hace mucho que no me desfogo y ando bien caliente, pensaba joderte en mi nueva casa, pero primero te chingaré aquí para que te vayas bien mansito...
J: no por favor, Bruno, no lo hagas...
El malvado hombre se quitó la camisa dejando ver su bien formado abdomen y sin esperar más se arrojó sobre el chico que comenzó a sollozar.
J: ayúdeme... alguien ayúdeme, auxilioooo...
B: cállate, no sé por qué gritas tanto si ya te he cogido en muchas ocasiones... no sé por qué te haces el difícil si bien que te gusta... sólo sirves para esto...
Juan sentía que las manos del capataz recorrían violentamente su cuerpo... Bruno también besaba los rincones del joven que ya antes había marcado con sus caricias.
J: noooo, por favor noooo...
B: te pones así porque ya tienes otro macho ¿verdad?... ¿quieres al tal Tadeo?... pero ese no te va hacer gozar como lo hago yo... no es ni la mitad de hombre que soy yo... resígnate a que siempre serás mío...
Bruno rompió la camisa de Juan y comenzó a morder sus tetillas.
J: ay nooooo... no lo hagas...
B: ya cállate, si no quieres que te muela a golpes... o eso quieres, que te pegue... ¿quieres que te pegue?
Llorando, Juan suplicaba: nooooo, déjame, déjameeeeee...
B: tú te lo buscaste...
Bruno comenzó a dar manotazos para pegarle a Juan y este sólo metía sus brazos para defenderse del ataque.
Bruno comenzó a dar manotazos para pegarle a Juan y este sólo metía sus brazos para defenderse del ataque

B: te voy a enseñar a ser dócil y sumiso...
J: nooooo, Bruno, no me pegues... no me pegues que puedes lastimar a tu hijooooooo...
En ese momento, el capataz cesó sus golpes.
B: ¿qué dices?
J: la verdad, estoy embarazado, estoy esperando un hijo tuyo...
Bruno se levantó rápidamente y dijo: no es cierto, es mentira...
Sollozando, Juan se levantó: es verdad, te juro que es verdad, tengo más de tres meses de embarazo...
B: en todo caso, ese niño no es mío... debe ser del tal Tadeo con el que seguramente te has estado revolcando...
J: eso no es cierto... yo jamás he estado con Tadeo... el padre de este niño eres tú...
B: cállate, no vuelvas a repetirlo... yo no soy el padre de ese chamaco y no quiero que lo tengas...
J: sabía que no contaría con tu apoyo, pero no me importa yo tendré a este hijo solo... lo único que te pido es que me dejes en paz, ya bastante daño me has hecho...
B: no, tú no vas a tener a ese hijo... ese niño no va a nacer...
J: ¿por qué no?
B: porque ahora dices que lo criarás solo, pero después querrás sacarme algo y yo no soy ningún tarugo... vas abortar ese niño ¿me entiendes?... lo vas abortar...
J: no lo voy hacer, este niño es mío y no voy hacerle daño...
B: pues yo no voy a permitir que lo tengas...
Bruno se acercó a Juan tomándolo salvajemente de los hombros.
Asustado, Juan preguntó: ¿qué vas hacer?
Bruno no respondió, sólo le propinó un fuerte golpe en el estómago con su rodilla, impacto que hizo que Juan se doblara por el dolor cayendo al suelo.
Lleno de odio, Bruno susurró: ese niño no va a nacer...
Y Juan no pudo defenderse de los golpes que el capataz le propinó en el estómago para hacerlo abortar.
J: noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo...
**********
Entre tanto, en uno de los cuartos de la Hacienda, Gabriel y Damián discutían por su situación.
G: ¿qué dices Damián? ¿cómo que no vas a permitir que me vaya?
D: entiende que el niño aún es muy chico... tú no puedes dejarlo así... ¿qué clase de madre eres?
G: no, no me salgas con eso ahora... quedamos que después que el niño naciera yo estaría sólo un mes más... el tiempo ya pasó, ahora debo marcharme...
D: ¿y no te importa lo que pueda pasar con tu hijo?
G: pero si tú vas a cuidarlo... a tu lado no le va faltar nada ¿no fue eso lo que me dijiste?
D: pero es que no es lo mismo... el cariño de una madre siempre es necesario...
G: entonces ¿qué quieres?... que yo me quede hasta que Ángel sea un hombre...
Damián se acercó a Gabriel y mirándolo a los ojos le dijo: lo que quiero es que te quedes a cuidar a Ángel y que aceptes ser mi amante

Damián se acercó a Gabriel y mirándolo a los ojos le dijo: lo que quiero es que te quedes a cuidar a Ángel y que aceptes ser mi amante... que seamos una pareja normal...
G: ¿normal?... tú y yo nunca podríamos ser una pareja normal...
D: ¿por qué no?
G: porque no y punto... ya te dije que me iré este domingo...
D: y yo ya te dije que este domingo no te irás... por lo menos quédate seis meses... después de seis meses podrás irte...
G: y después me dirás que espere un año... ese es tu plan ¿verdad?... entretenerme hasta que yo nunca salga de este lugar...
D: es que por qué quieres irte si aquí lo puedes tener todo...
G: tú sabes muy bien por qué... porque quiero ser sacerdote... yo nací para servirle a Dios...
D: no, tú no naciste para eso... naciste para mí Gabriel, naciste para ser mío...
Damián intentó besar a Gabriel, pero este se resistió y lo empujó.
G: no Damián, no te atrevas a tocarme nuevamente... si eres un hombre cumplirás tu palabra y dejarás que yo me vaya este domingo... de lo contrario olvídate para siempre de mí...
D: ¿qué quieres decir?
G: que si no cumples con tu palabra y aunque Dios me castigue, te juro que te voy a odiar... te odiaré como a nadie he odiado en mi vida...
Furioso, Damián vociferó: pues empieza a hacerlo, porque no te vas a ir Gabriel... no te vas a ir...
Damián salió del cuarto lleno de rabia dejando al castaño muy molesto por su actitud... Gabriel se acercó a la cuna de su hijo y comenzó a llorar.
G: perdóname mi amor, por favor perdóname... pero es que si no me voy lo más pronto posible, entonces ya no podré separarme nunca de ti... te quiero demasiado hijito, pero no puedo quedarme... no puedo... perdóname por favor...
**********
Lleno de coraje, Damián salió de la casa, estaba decidido a irse a la cantina del pueblo para emborracharse y olvidar su rabia... cuando estaba por subirse a la camioneta vio a Juan caminando muy lentamente hacia él.
J: d-don D-Damián, po-por favor... a-ayúdeme...
El rubio vio como el muchacho apenas si podía caminar y se agarraba el estómago.
D: Juan ¿qué te pasó?
El chico se desfalleció en los brazos de Damián, que muy asustado le dijo: ¿qué tienes Juan?
Juan apenas si podía hablar: me- me d-duele mu-mucho el es-estómago...
D: vamos Juan, te llevaré al hospital ahora mismo...
Damián cargó a Juan y lo subió a la camioneta para llevarlo al hospital.
En cuanto llegaron, el chico entró a la sala de emergencias donde fue atendido... pasaron varias horas hasta que un doctor salió para hablar con Damián.
Doctor: necesito hablar con un familiar del joven...
D: Juan no tiene familia, pero él es mi empleado... dígame lo que sea doctor... yo soy Damián Montenegro...
Doctor: pues verá señor Montenegro... el cuadro del chico no es nada favorable, recibió varias contusiones en su abdomen... afortunadamente no tuvo daños internos ni huesos rotos, sin embargo será mejor que se quede uno o dos días en observación...
D: pero ¿cómo se hizo esos golpes? ¿le dijo si se cayó?
Doctor: no, pero ese tipo de golpes no son producto de una caída... está claro que el chico fue golpeado a propósito... desafortunadamente eso provocó que perdiera el producto...
D: ¿el producto?
Doctor: sí... el joven estaba embarazado... pero luego de los golpes, el producto se perdió...
Damián se sorprendió al saber del estado de Juan.
Doctor: por lo que veo no estaba enterado del estado de su empleado...
D: no doctor, no sabía nada... ¿podría pasar a verlo?
Doctor: le dimos varios tranquilizantes para el dolor, por lo que ahora duerme y no despertará hasta en varias horas...
D: entiendo doctor... muchas gracias...
**********
La mañana llegó a Tierra Caliente y Gabriel se encontraba alimentando a su bebé cuando vio entrar a Damián a su cuarto.
D: buenos días Gabriel...
Gabriel no respondió al saludo... continuó amamantando a su hijo, una vez que terminó lo colocó en su cuna.
D: ¿no piensas dirigirme la palabra?
G: lo que no quiero es discutir... ya te dije lo que pienso Damián y lo que voy hacer...
D: no es de eso de lo que quiero hablar, sino de algo más...
G: ¿de qué?
D: sólo te pido que tomes las cosas con calma y no te vayas a exaltar demasiado...
G: ¿de qué hablas Damián?
D: de Juan...
G: ¿Juan? ¿dónde está Juan?
D: está en el Hospital...
G: pero ¿qué le pasó?
D: no lo sé, lo único que puedo decirte es que alguien lo golpeó dejándolo muy mal... pero lo peor es que...
G: es que qué... por Dios, Damián termina de una vez...
D: lo peor es que Juan perdió a su bebé...
Sorprendido, Gabriel preguntó: ¿qué? pero ¿qué estás diciendo? ¿Juan estaba embarazado?
D: por lo que veo tú tampoco lo sabías... pero así es...
G: no lo puedo creer... Dios Mío, tengo que ir a verlo...
D: cuando salí de la clínica, Juan seguía durmiendo... el médico me dijo que será mejor que se quede uno o dos días en observación...
G: de cualquier forma tengo que ir a verlo... por favor Damián ¿podrías cuidar al niño en lo que yo voy?
D: por supuesto... no te preocupes, ve con Juan...
Rápidamente, Gabriel se vistió y salió de la Hacienda rumbo al Hospital.
Cuando Gabriel llegó a la clínica, Juan ya estaba despierto y era atendido por una enfermera

Cuando Gabriel llegó a la clínica, Juan ya estaba despierto y era atendido por una enfermera... Gabriel entró con cuidado y esperó a que la chica terminara con su trabajo... después se acercó a Juan y este sin decir ninguna palabra comenzó a llorar mientras su amigo le estrechaba su mano.
Juan ya sabía que había perdido a su bebé, pues el doctor se lo había informado.
G: ¿por qué no me dijiste nada? ¿por qué te callaste Juan?
J: perdóname Gabriel, pero yo ya no quería involucrarte en mis asuntos... por mi culpa te has metido en muchos problemas... y yo ya no quiero que sufras más por mi culpa...
G: pero qué dices Juan... tú eres mi amigo y así como yo confío en ti para todo... tú también debes hacerlo... si me hubieras dicho que estabas embarazado, quizás esto no hubiera pasado...
J: qué caso tiene pensar en eso... Dios me castigó porque yo no quería a este niño y por eso lo perdí....
G: no Juan, no digas eso... Dios no castiga y menos a ti que eres un chico tan bueno...
J: ay Gabriel... quisiera creer en lo que me dices, pero me han pasado tantas cosas que ya no sé qué pensar...
G: no pierdas la fe Juan... verás que tendrás tu recompensa, ya lo verás...
Gabriel limpió las lágrimas de su amigo y se secó las suyas para después preguntar: ¿qué fue lo que pasó Juan?
Juan dudó en hablar: fu-fue u-un ac-accidente...
G: no Juan, no lo fue, Damián me dijo que el doctor le explicó que alguien te golpeó... ¿quién fue Juan? ¿quién?
J: y-yo n-no lo v-vi...
G: no mientas Juan... fue Bruno ¿verdad?
Juan se cubrió el rostro y comenzó a llorar nuevamente.
J: sí Gabriel... fue Bruno, él me golpeó sin piedad... a pesar de que el niño que esperaba era suyo... no le importó y me pegó para que yo abortara... por eso perdí a mi bebé... por su culpa...
Gabriel se llenó de rabia e impotencia al ver el sufrimiento de su amigo.
G: ese tipo es un desgraciado y tiene que pagar por todo lo que ha hecho... tienes que denunciarlo Juan, tienes que hacerlo...
J: no, no quiero hacerlo... por favor Gabriel, no le digas a nadie de esto, me moriría de la vergüenza, no lo digas...
G: pero entiende Juan... tú tienes que denunciarlo... de lo contrario ese tipo va seguir acosándote y haciéndote daño...
J: pero es que yo...
G: tienes que hacerlo Juan... denúncialo... no sólo por ti sino en memoria de ese niño que perdiste... Bruno tiene pagar por su crimen y está en tus manos que esto no quede impune...
Juan observó la determinación de su amigo comprendiendo que tenía la razón.
**********
Más tarde en la Hacienda, Damián estaba en la sala de la casa cuidando al pequeño Ángel con quien jugaba... el bebé sonreía ante las gracias que su padre le hacía... la escena no fue nada agradable para Lucio.
L: vaya... no sabía que tenías tanto instinto paternal... cómo has cambiado hermanito...
Damián contestó: un hijo te cambia la vida hermano... es una lástima que tú no lo entiendas... supongo que porque aún no eres padre...
L: ni pretendo serlo en poco tiempo... alguien tiene que trabajar por la Hacienda, yo no estoy para ponerme a darle papilla a un recién nacido...
D: el ser padre no significa que se desatiendan los trabajos en la Hacienda... yo continúo velando por mis intereses...
L: sí claro... trabajas siempre que tu "mujercita" te lo permita porque supongo que ahora está descansando y por eso tú andas de niñero...
D: jummm... no sabes la lástima que me das hermano... tienes tanta amargura en el alma que hasta lo que no comes te hace daño...
En ese momento, Gabriel entró a la sala y dijo: ya regresé ¿cómo está Ángel?D: bien, este campeón se portó muy bien

En ese momento, Gabriel entró a la sala y dijo: ya regresé ¿cómo está Ángel?
D: bien, este campeón se portó muy bien...
G: qué bueno... ya casi es la hora de su comida... me tardé porque Juan finalmente aceptó denunciar lo que le pasó así que serví de testigo en su denuncia...
Lucio preguntó: ¿qué denuncia? ¿qué pasó con Juan?
Damián le dio el bebé a Gabriel y se dirigió a Lucio: anoche alguien golpeó a Juan salvajemente... esos golpes provocaron que Juan abortara...
L: ¿pero es que Juan estaba embarazado?
D: sí y si Gabriel habla de una denuncia... creo suponer a quien denunció ¿verdad?
G: sí, el culpable de todo es Bruno... afortunadamente, Juan decidió denunciarlo y ahora ese tipo será buscado por la policía para que pague por todo lo que ha hecho...
D: desafortunadamente no sabemos dónde está... ¿tú no tienes alguna idea hermano?
Lucio contestó de inmediato: por supuesto que no... él se fue sin decirme nada... pero si hizo lo que dicen espero que lo encuentren para que pague...
Lucio salió de la sala rápidamente dejando a Gabriel y Damián con el pequeño Ángel.
G: ¿crees que tu hermano sepa dónde está Bruno?
D: no lo sé... pero a mí también me interesa que atrapen a Bruno, sólo así podrá aclararme el asunto de las cartas...
G: olvídate ya de eso...
D: no, yo tengo que saber si Lucio estuvo involucrado... porque si fue así te prometo que lo voy hacer pagar...
G: a mí lo que me preocupa es que Bruno ande rondando la Hacienda...
D: no te preocupes, mandaré a que refuercen la vigilancia para que si alguien lo ve no duden en detenerlo...
**********
En la casa de las afueras de Tierra Caliente, Bruno comía vorazmente mientras bebía una cerveza y veía televisión... de pronto escuchó que la puerta se abrió, por lo que sorprendido fue a ver de quién se trataba.
B: patrón Lucio... ¿qué hace aquí?
Con el rostro descompuesto por la rabia, Lucio vociferó: eres un imbécil Bruno... un completo estúpido...
B: pos qué pasó patrón... porque viene tan amuinado...
L: ayer te dije que te desaparecieras de la Hacienda... que no te pararas por allá y qué hiciste... fuiste a golpear a Juan... eres un pendejo...
B: ya párele patrón... entienda que uno como hombre tiene sus necesidades y pues a mí ese muchachito me sirve...
L: eso qué tiene que ver imbécil... para follarlo no tenías que golpearlo tanto y mandarlo al hospital...
B: pos igual y se me pasó la mano... pero es que...
L: pero es que el chamaco estaba preñado... y ahora ya no lo está... tú le pegaste para que abortara ¿verdad?... no te hagas pendejo conmigo que te conozco...
B: pos sí patrón... pa' que le voy a mentir...
L: perfecto Bruno... pues ahora atente a las consecuencias... porque Juan ya hizo la denuncia formal en tu contra y ahora la policía te anda buscando...
B: ¿qué? ¿se atrevió hacerlo?
L: sí... por supuesto que lo hizo porque Gabriel lo animó a hacerlo...
Bruno dijo sin pensar: ese pinche sacristancillo de mierda...
L: hey, mucho cuidado con cómo te expresas de Gabriel... además él no tiene la culpa de tus pendejadas...
B: pero es que patrón... ahora qué voy hacer...
L: ese es tu problema Bruno y da gracias que no te corro de esta casa... si te dejo quedar es porque me has sido fiel, pero si me traicionas yo mismo me encargo de refundirte en la cárcel... por lo pronto será mejor que no salgas para nada... que no te vea nadie... porque seguramente ya deben andarte buscando...
B: me lleva la chingada... ese Juan es un hijo de puta...
L: pues te dio una cucharada de tu propia medicina... así que ahora aguántate como los machos... yo ya me voy, sólo vine a advertirte...
B: pos se lo agradezco patrón y sepa que sigue contando conmigo pa' lo que se le ofrezca...
L: sólo algo más... si te llegan a encontrar en esta casa... tú te metiste porque quisiste... recuerda que yo no tengo nada que ver...
B: por supuesto patrón... no tiene ni qué decirlo...
Lucio salió de la casa y Bruno comenzó a golpear las paredes lleno de rabia y de deseos de venganza contra Juan y Gabriel.
**********
Dos días pasaron y Juan regresó a la Hacienda... con cuidados se recuperaría aunque seguía triste por lo que le había pasado... estaba descansando en su cuarto cuando Damián entró.
D: hola Juan ¿cómo estás?
J: mejor don Damián... sólo con un poco de dolor...
D: qué bueno... será mejor que sigas descansando hasta que te recuperes bien...
J: muchas gracias don Damián... gracias por todo...
D: ¿por todo?
J: sí... por haberme llevado al hospital y por haber estado al pendiente de mí...
D: no tienes nada que agradecer... Gabriel te estima mucho y eso es suficiente para que yo también te tenga aprecio...
J: de cualquier forma, gracias de nuevo...
D: dime una cosa Juan... Gabriel no te ha dicho que se quiere ir de la Hacienda este domingo...
J: ¿este domingo?... no, únicamente me contó del trato que ustedes hicieron, pero no me dijo que se iría tan pronto...
D: ¿así que sabes lo del trato?... verás Juan, sé que tú eres el mejor amigo de Gabriel y por eso tengo que preguntarte algo...
J: dígame...
D: ¿qué puedo hacer para que Gabriel no se vaya? ¿cómo lo convenzo de quedarse? ¿qué tengo que darle? ¿qué?
J: entonces ¿usted no quiere que se vaya? a pesar de lo que acordaron...
D: ese trato fue una tontería que inventé para hacerlo venir a la Hacienda... pensé que si lo traía ganaría tiempo... además que supuse que después de tener a su hijo no se atrevería a irse, pero veo que me equivoqué...
J: el sueño de Gabriel de ser sacerdote es muy fuerte...
D: ya lo sé y por eso quiero que me ayudes... tengo que encontrar alguna manera de retenerlo... no quiero obligarlo, pero lo haré si es necesario...
J: si hace eso, Gabriel encontrará la forma de escapar y tarde o temprano se irá...
D: entonces ¿qué hago?
J: no es obligándolo a quedarse como ganará su corazón... para hacerlo tiene que dejarlo en libertad...
D: no te entiendo...
J: don Damián... Gabriel es el chico más sensible y bueno que conozco... el sería capaz de dar su vida por un ser querido, le aseguro que él ama a su hijo más que a nada en el mundo...
D: entonces ¿por qué quiere dejarlo?
J: porque se siente preso... se siente como un pájaro dentro de una jaula y eso lo obliga a revelarse... a querer escapar y huir...
D: ¿huir de mí?
J: huir de lo que siente que lo ata... pero si él comprende que aquí no hay cadenas sino lazos de amor... entonces él se quedará...
D: lo que dices suena muy poético pero cómo le hago entender eso...
J: con sus acciones... no lo haga sentir dentro de una cárcel sino con la libertad de tomar sus propias decisiones y de poder irse si quiere o de quedarse si ese es su deseo...
Damián escuchó atentamente lo que Juan le decía y después salió a montar a caballo.
El barbado llegó hasta el río y estuvo largo tiempo pensando... qué debía hacer para que Gabriel se quedara... se cuestionó qué sentía realmente por él... ¿lo amaba con una pasión posesiva o era capaz de dejarlo ir si ese era su deseo?... pensó durante mucho tiempo hasta que cayó la noche y regresó a la Hacienda.
El rubio llegó a su cuarto... en ese momento, Gabriel acostaba a su bebé en la cuna.
D: déjame acostarlo a mí...
G: ¿quieres hacerlo?... está bien...
Gabriel le dio el bebé a Damián, quien con un poco de torpeza dejó al niño en la cuna y lo cubrió con las mantas.
D: será mejor que aprenda hacerlo bien porque... después de todo yo tendré que hacerme cargo solo...
El castaño se sorprendió ante ese comentario: ¿qué quieres decir?
D: pues que...
Damián apretó sus puños para continuar hablando: pues que si tú te irás este domingo, yo tengo que aprender a cuidar de mi hijo...
G: entonces ¿aceptas que yo me vaya?
D: ese era el trato ¿no?... como dijiste, yo te di mi palabra y soy alguien que sabe hacer honor a lo que promete... si te quieres ir, ya no voy a detenerte...
Asombrado de lo que escuchaba, Gabriel no sabía qué decir hasta que finalmente habló: pues sí... lo mejor será que me vaya y voy hacerlo este domingo...
D: que así sea entonces...
G: una cosa más... Juan se irá conmigo...
D: ¿se irá contigo?
G: sí... pero si se va es porque tiene miedo de seguir aquí y yo creo que es lo mejor o Bruno seguiría acosándolo y...
D: no tienes que darme tantas explicaciones... desde que Juan está contigo es libre de hacer lo que quiera y si quiere irse contigo, está bien...
Gabriel sonrió y dijo: gracias Damián...
El rubio no dijo nada más y se dirigió a la puerta de la habitación.
G: ¿a dónde vas?
D: tengo un poco de hambre... bajaré a la cocina por un sandwich...
Cuando Damián salió de la habitación, Gabriel suspiró y sintió algo cálido en su pecho... de pronto había visto una cara de Damián que no conocía, un rostro amable que le agradaba y no le hacía sentir incómodo.
Más tarde, Gabriel le comunicó a Juan lo que había platicado con Damián.
G: entonces ya está dicho, este fin de semana nos vamos... prepara todas tus cosas Juan, porque por fin saldrás de este pueblo para siempre...
J: sí Gabriel... así lo haré...
G: ¿qué te pasa Juan?... no suenas nada animado... ¿acaso ya no te quieres ir?
J: no es eso... yo sí me siento feliz de irme... pero me preocupas tú...
G: ¿yo? ¿por qué lo dices?
J: porque me da miedo que algún día te arrepientas de lo que estás haciendo... Gabriel ¿tú realmente estás decidido a dejar a tu hijo?
G: por favor Juan... no quiero hablar de eso... sabes que yo hice un trato con Damián...
J: pero quizás puedas cambiar ese trato...
G: y ¿cómo Juan?... si quiero ver crecer a mi hijo, tendría que aceptar las condiciones de Damián, es decir aceptar vivir con él... porque nunca me dejaría llevarme al pequeño Ángel... sabe que me tiene entre la espada y la pared...
J: pero Gabriel, quizás tú...
G: ya, por favor Juan... no insistas más... yo me iré este domingo para retomar mi vocación como sacerdote... está decidido... y yo más bien creo que eres tú quien está dudando en irse...
J: no tengo ninguna razón para dudar...
G: yo creo que sí...
J: y ¿cuál es esa razón? según tú...
G: esa razón se llama Tadeo...
**********
En ese momento, en un pueblo a cinco horas de Tierra Caliente, Tadeo visitaba el cementerio, donde colocó flores en la tumba en que reposaban los restos de su madre y sus abuelos.
T: mamá... aquí estoy nuevamente... la última vez que te visité estaba lleno de rencor y te juré que me vengaría de mi padre, el hombre que te hizo sufrir... pero ahora sé que no fue él... mi padre también fue víctima de un engaño... y ya no sé qué hacer... estoy confundido mamá... no sé si volver a Tierra Caliente y tomar mi lugar como el hijo de Damián Montenegro... pero si lo hago siento que de alguna manera te traiciono... sin embargo en ese lugar está lo más cercano a lo que podría considerar una familia... mamá perdóname por no cumplir la promesa que te hice... perdóname... pero ahora sólo quiero tranquilidad... sólo deseo una familia...
El joven rubio se arrodilló frente a la tumba y oró en silencio durante largo rato, hasta que salió del camposanto sin saber hacia dónde dirigir sus pasos.
**********
Llegó el sábado y en la Iglesia de San Sebastián, el padre Abraham encendía algunas velas frente al altar... escuchó unos pasos y cuando volteó a ver de quién se trataba, se sorprendió enormemente al ver a Gabriel.
G: buenas tardes padre Abraham...
A: Gabriel, hijo... pero no puedo creerlo... ¿tú aquí en Tierra Caliente?... ¡qué sorpresa tan grande!
G: me alegra verlo padre...
A: a mí me da mucho más gusto... pero ¿cuándo regresaste y por qué volviste?... ¿cuánto tiempo te vas a quedar?
Gabriel dudó por unos instantes en responder, pero finalmente lo hizo: estoy aquí desde hace dos meses padre... y me voy mañana...
El viejo sacerdote se sorprendió al escuchar esa respuesta, pero más asombro le causó lo siguiente: ¿y dónde has estado todo este tiempo?
G: viviendo en la Hacienda Montenegro...
**********
En la Hacienda, Juan preparaba las maletas dentro de su cuarto cuando sin tocar la puerta, Lucio entró.
L: Juan, necesito que me ayudes con... ¿qué estás haciendo?
J: mis maletas señor Lucio...
L: ¿y eso? ¿a dónde vas a ir?
J: me voy de Tierra Caliente...
L: pero qué tontería estás diciendo... ¿cómo qué te vas?
J: me voy mañana con el joven Gabriel...
El corazón de Lucio dio un vuelco al escuchar eso: ¿cómo? ¿Gabriel también se va?... supongo que de vacaciones...
J: no señor... Gabriel se va para no volver...
L: no entiendo...
J: quizás don Damián podría explicarle mejor...
L: sí, tienes razón... Damián tendrá que explicarme...
Lucio se dirigía al cuarto de Damián cuando se encontró en el pasillo con su hermano que cargaba a su pequeño hijo en brazos.
L: cómo está eso de que mañana Gabriel se va con Juan... ¿me quieres explicar?
D: no hay nada que explicar hermano... es tal como lo dijiste, mañana Gabriel y Juan se van de la Hacienda...
L: ¿y ese niño?
D: mi hijo se queda conmigo...
L: y ¿lo dices así de tranquilo? ¿vas a dejar que Gabriel se vaya así nada más?
D: no es así nada más... él ya tomó una decisión y yo no voy a encadenarlo para obligarlo a que se quede... como ves, tú ganaste hermano o mejor dicho los dos perdimos... al final ninguno se quedó con el sacristán...
Damián continuó su camino dejando a Lucio muy asombrado en el pasillo... el pelinegro dudó unos instantes y después sonrió maliciosamente.
**********
En la Iglesia, el padre Abraham no salía de su asombro luego que Gabriel le contara todo lo que le había pasado en los últimos meses.
A: es increíble... si no me lo dices tú mismo, no lo creería...
G: así es padre... mi vida ha cambiado mucho, ya no soy el chico que conoció... el que vino a esta iglesia para ser sacristán...
A: lo sé... pero yo sigo viendo frente a mí al mismo joven con la mirada pura y llena de bondad...
G: no padre, no soy tan bueno como cree... de lo contrario no estaría dispuesto a abandonar a mi hijo...
A: si lo haces es porque quieres ser sacerdote...
G: eso es lo único que me consuela y espero que Dios acepte perdonarme...
A: dime una cosa hijo... ¿tú realmente quieres ser sacerdote?... te lo pregunto ahora que ya tienes un hijo y sabes lo que ese tipo de amor significa... recuerda que el sacerdocio nos manda renunciar a cualquier tipo de cariño terrenal... ¿realmente podrás olvidar a ese niño al que diste a luz?
Gabriel dudó en su respuesta: es que eso es lo que me atormenta... hasta antes de que naciera Ángel yo no hubiera dudado en decirle que sí... estaba dispuesto a convertirme en sacerdote, pero después de tener a mi hijo en los brazos, de verlo sonreír y de sentir su calidez... pienso que lo único que deseo es verlo crecer, verlo junto a mí... pero eso no puede ser padre... no puede ser...
El joven no pudo contener más el llanto y lloró con su confesor.
A: y ¿por qué no puede ser?
G: porque eso significaría encadenarme a Damián Montenegro y él es un hombre que me ha hecho mucho daño...
A: sí, eso lo sé... pero también me contaste que él ha cambiado... incluso te está dando la libertad para irte... eso no significa nada para ti...
G: ¿qué quiere decir?
A: que quizás deberías abrir un poco más tu corazón... abrirlo un poco más con el padre de tu hijo...
G: pero ¿cómo me pide eso padre?... Damián me tomó a la fuerza y además es celoso, posesivo y...
A: y te quiere...
G: ¿qué? eso no es cierto...
A: claro que lo es... entiende que Damián es un hombre muy difícil... fue educado así, de manera dura y cruel por su padre... sin embargo pese a su carácter hosco, ha demostrado contigo una paciencia única... algo que sólo nos da el amor... y respecto a sus celos y posesividad, pues aunque no es lo correcto, pero muchas veces es la forma de decir "te quiero" sin decirlo...
G: pues yo no creo eso...
A: ¿y tú? ¿qué es lo que sientes tú por Damián?
G: pues yo... siento por él... pues... no sé cómo explicarlo... lo que siento es...
A: no lo sabes... tú mismo no sabes lo que sientes por Damián...
Gabriel reconoció: sí padre, es verdad... no sé lo que siento por él...
A: hijo quiero decirte algo y escucha atentamente... ora, ora mucho para que nuestro señor te aclare la mente y te permita tomar la decisión correcta... sólo recuerda que hay muchas formas de servir a Dios... ser sacerdote es una de ellas, pero también lo es ser un buen padre de familia y educar a futuros siervos del señor, no te olvides de eso...
El padre Abraham dejó solo a Gabriel en ese recinto sagrado... el joven se arrodilló frente al altar y comenzó a orar para pedir claridad en su confusa mente...rogaba por una señal para tomar la decisión correcta.
La noche cayó en Tierra Caliente y en su cuarto, Gabriel terminaba de guardar su ropa en las maletas

**********
La noche cayó en Tierra Caliente y en su cuarto, Gabriel terminaba de guardar su ropa en las maletas... se dirigió a la cuna de su pequeño hijo y al verlo dormir tan tranquilo, no pudo evitar derramar unas lágrimas.
En ese momento, Damián entró a la habitación... el castaño se limpió rápidamente los ojos.
D: sólo venía a ver si necesitabas ayuda...
G: ¿ayuda?
D: sí... con tus maletas o algo...
G: no, gracias... ya todo está listo... Juan también ya tiene sus maletas hechas...
D: bien... ¿estás seguro que no quieres que los lleve?
G: no es necesario, Juan y yo tomaremos un camión para salir de Tierra Caliente y después otro para llegar a mi ciudad...
D: correcto... será como tú quieras...
El rubio se acercó a Gabriel y mirándolo a los ojos le dijo: quisiera darte algo antes de que te vayas...
G: ¿qué cosa?
D: esto...
Damián sacó del bolsillo de su pantalón el crucifijo de Gabriel.
G: es un crucifijo...
D: es tu crucifijo... yo lo rompí aquella noche en la cabaña, pero lo guardé y lo mandé a arreglar, por eso ahora luce un poco diferente... quiero regresártelo para que lo uses nuevamente...
G: quedó muy bien... gracias...
D: me permites ponértelo... me gustaría verlo en tu cuello...
Gabriel asintió y el rubio le colocó suavemente el crucifijo en el cuello mientras ambos se veían a los ojos... el castaño sentía que su corazón latía muy fuerte y que sus manos sudaban... un ligero rubor se asomaba en sus mejillas.
D: se te ve muy bien...
G: gra-gracias...
Sin despegar la vista de los ojos de Gabriel, Damián dijo: perdóname, por favor te pido perdón por todo...
G: Damián no comiences de nuevo...
D: no, escúchame... no te estoy pidiendo que te quedes, sólo quiero que no te vayas llevándote una mala imagen de mí... yo sé que cometí muchos errores, que te he hecho mucho daño, pero a pesar de todo te quiero...
El castaño se asombró al escuchar esas palabras en la boca del rubio.
D: sí, Gabriel, te quiero como nunca he querido a nadie más... pero alguien me hizo entender que amar no es obligar a alguien a estar a tu lado y por eso te dejo en libertad... aunque te necesito... Ángel y yo te necesitamos...
Gabriel no respondió... se alejó del rubio y este entendió que no debía insistir.
D: bueno, eso es todo... me iré a dormir... que descanses...
G: ¿no dormirás aquí?
D: no, creo que esta noche será mejor que duerma en otro cuarto...
Como en cámara lenta, Gabriel vio que Damián se alejaba dirigiéndose a la puerta para salir del cuarto... su corazón latía muy fuerte y aferrando sus manos al crucifijo habló.
G: Damián espera...
El rubio se detuvo y preguntó: ¿qué pasa?
Con voz temblorosa, Gabriel dijo: y-yo... yo creo que... que...
D: ¿Que qué?
G: yo... no me voy a ir...
D: ¿cómo?
G: lo pensé mejor y no me puedo ir... no puedo dejar a mi hijo...
El semblante triste de Damián cambió por uno de sorpresa: ¿hablas en serio? ¿de verdad piensas quedarte?
G: s-sí... ya te dije que no puedo irme...
D: sabía que no eras tan frío... tu amor por Ángel no te deja ir...
Gabriel se acercó a Damián y viéndolo a los ojos, tímidamente le dijo: sí... me quedo por el amor que siento por mi hijo y... y también me quedo por ti...
Continuará...

1 comentario:

  1. Tagged "carbon vincy" - iTanium Arts
    "carbon vincy" is a Chinese ceramic or ceramic piece of paper that was produced titanium muzzle brake in titanium wedding ring 1996 men\'s titanium wedding bands for the Chinese company SBOA Inc. (NASDAQ:SBOA), revlon hair dryer brush titanium the subsidiary titanium rod in leg of

    ResponderEliminar